“Soy Feo y Enfermo, porque mi Papá me hizo sin Amor”

16 Junio 2008
"Me vienen los rostros y nombres de todos aquellos niños y niñas que no conocen al papá porque éste “voló” cuando supo del embarazo de la mamá...". Por Orlando Contreras sj.
Orlando Contrer... >
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“Padre, yo soy feo y enfermo porque mi papá me hizo sin amor y nunca me ha querido” fueron las palabras de Félix explicándome la causa de sus desgracias y el porqué de su infelicidad. Sus palabras me dejaron profundamente impactado y no supe qué decir más que abrazarlo e invitarlo a comer a un restaurante.
El rostro de Félix y sus palabras, me vienen a la mente una y otra vez y, con él, me vienen los rostros y nombres de todos aquellos niños y niñas que no conocen al papá porque éste “voló” cuando supo del embarazo de la mamá; me vienen los rostros de muchos niños quienes, hablándome de su familia, cuando les pregunto por el papá su respuesta es un largo silencio y una lágrimas que corre por sus mejillas; también están aquellos que constatan que no son queridos porque “mi papá dice que me quiere, pero nunca juega conmigo, nunca me hace, cariño, nunca me ayuda con las tareas; pero él dice que me quiere, que se sacrifica por mí, que trabaja todo el día por mí, que... que... que..., pero nunca juega conmigo”; me vienen los rostros de aquéllos que llegaron nacer de “puro milagro” porque “yo traté de abortarlo porque no lo esperaba y me complicaba la vida”.
En el contexto de una sociedad que nos invita a luchar, diariamente, por el pan de cada día; a luchar para ganarle a los demás; a luchar para tener éxito en la vida; a luchar porque estamos en la ley de la selva y a luchar para descubrir dónde está el engaño, las palabras de Félix nos recuerdan que solo el saberse amado nos hará ser felices; el amor que va de la mano con aprender a jugar y reír con los demás; a trabajar para vivir y no al revés; a disfrutar de un buen pisco sour con tus amigos; de un paseo gratuito por la playa; de contemplar una puesta de sol; de ir al estadio a ver a tu equipo favorito; de ver una buena película y luego comentarla tranquilamente; de irte de paseo con los tuyos y comerte un rico asadito sin estar pendiente del reloj; de organizar una convivencia con karaoke incluido y cantar tus canciones favoritas; etc.
Sabernos amados nos impulsará a vivir amando a los demás y preguntarnos qué necesita el otro; qué buena noticia necesita escuchar de mi; qué gestos, qué palabras son necesarias para hacerle sentir que es importante, que es único e irrepetible, que su dolor y su pena no son la última palabra en su vida.
Félix y todos aquellos que, por diversos motivos, no son ni han sido amados me hacen caer en la cuenta de lo relevante que es que Dios se nos revele como alguien que no se olvida de nosotros: “¿acaso una madre o un padre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella o él te olviden, yo no te olvidaré... Yo te llevo grabada en mis manos, tu nombre y tu rostro están en la palma de mi mano; mirar mis manos es mirarte a ti...; tú eres preciosa (o) para mí; por ti estoy dispuesto a darlo todo...” (Is.49; Is. 43, 1ss.).
La mediación del amor gratuito de Dios, para todos los que no son amados, es la Iglesia; es Nuestra Señora del Carmen en la Tirana o la Chinita de las Peñas; son los santos como el Padre Hurtado, San Pío o Santa Teresa de Los Andes; son los hombres y mujeres de buena voluntad que acogen a otro gratuitamente; es la madre que teniendo sus hijos, en su corazón todavía hay espacio para amar y hacer propios hijos ajenos; es el hombre que enamorado acoge a su amada con un hijo a quien ama como si fuera suyo. Todos ellos son el rostro visible de un Dios que nos creó en el amor y para el amor.
Que nuestra vida sea un canto al amor para que todos los que se experimentan como Félix, sean felices.
Foto: MariaCampanita