Señor Muerto, no se haga el Cucho

Señor Muerto, no se haga el Cucho

31 Octubre 2008
Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha sepultado a sus muertos para toda la muerte. Para los cristianos, es el estado y el lugar donde esperamos el fin de los tiempos para la resurrección y el juicio final. Por Ricardo Rabanal
Ricardo Rabanal... >
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Escrito en un papel, pegado en varios nichos en el cementerio municipal de Antofagasta "Notificamos vencimiento de este nicho, sírvase concurrir a nuestras oficinas a la brevedad". Mientras miraba este papel ya amarillento por el sol, me quedé pensando un rato y me pregunté ¿a quién le notificarán el vencimiento?
Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha sepultado a sus muertos para toda la muerte. Los egipcios se daban el trabajo de construir monumentales pirámides, la llenaban de trampas y cámaras secretas, donde escondían los tesoros del faraón. Dicen que después del funeral, mataban a cuanto tipo tuviera que ver con la construcción de la pirámide, para evitar que se revelaran sus secretos y que los tesoros fueran a parar a las manos de los temidos ladrones de tumbas. Entonces la muerte de un faraón venía a ser algo asó como una catástrofe nacional, por la cantidad de muertes que acarreaba, sobre todo para los constructores de edificios públicos en Egipto.
En la antigua Grecia, los griegos menos monumentales y más cerebrales, creían que los muertos que no recibieran digno funeral, estaban irremediablemente condenados a vagar eternamente SIn destino Ni horizonte, por tierras frías e inhóspitas o sea los mandaban al desierto de Atacama por la noche.
Las culturas del Altiplano, enterraban a sus muertos con varias de sus pertenencias, más algunos alimentos para el largo viaje, y en posición fetal, tal vez como símbolo de que se volvía al vientre único de la vida, el vientre de la pachamama.
Para los cristianos la muerte y la sepultura es el estado y el lugar donde esperamos el fin de los tiempos para la resurrección y el juicio final.
Ahora bien, no importa la cultura, existe un sentimiento intuitivo que les es transversal y consiste en cerrar el ciclo de la vida con el rito de enterrar a sus muertos, ya sea en Egipto, Grecia o San Pedro de Atacama. Expresando así la necesidad de buscar la paz, la paz de los muertos y la paz de los vivos.
Regresemos al principio, era obvio que dicha notificación se la hacían a los familiares, ¿Pero y si nadie acudía a las oficinas? Que pasará con el propietario, arrendador o concesionario del nicho. Con el tiempo es un hecho que nos perderemos de la memoria colectiva de la familia y no habrá quién pueda pagar por nosotros el nicho que ocupamos. Cuando llegue ese momento, ¿Quién intercederá por nosotros ante la administración del cementerio?, buena pregunta, tal vez el principio de un derecho constitucional que nos asegure "el derecho ha estar bien muerto y que nuestro cuerpo o lo que vaya quedando de el, goce de la integridad física al igual que el de los chilenos vivos". (Agregar al artículo 19 de la Constitución).
Por otra parte, a lo mejor este aviso de vencimiento se lo comunican a los difuntos, quienes deberían terminar de descansar en paz y empezar a buscar forma de pagar su estadía en el cementerio por un tiempo más. Pero creo que esto es más difícil ya que la recuperación de los dineros por parte del cementerio en este caso no pasa por los usuarios del sistema mortuorio, sino por los que aún estamos vivos y construimos a diario el país.
Entonces el grado de humanización, progreso y cultura que pueda alcanzar una sociedad queda demostrado en el valor y respeto que ella sea capaz de sentir por la vida, la libertad y los demás derechos inalienables del ser humano. Cierto es que de alguna forma el respeto que se pueda sentir por el cuerpo de un compatriota fallecido, quien le entregó una vida de trabajo al país, haya sido un personaje público o no, revelan de modo significativo el grado de civilización alcanzado por los habitantes de esta sociedad nuestra.
Foto: Rasdragon
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Comentarios

Imagen de Aguila Negra.

¿Fome? Sí, puede ser. Yo

¿Fome?

Sí, puede ser.

Yo opino y digo que:

No por fome menos real y adecuado llamado de atención, para un nuevo momento que viven antofagastinas/os que, por no tener unas lucas, ven como -sin respeto alguno- nuestras Autoridades se deshacen de nuestros deudos y sus ataúdes, violando no solo sentimientos, sino además el Código Sanitario.

Es posible que en estos tiempos los sentimientos humanos no tengan valor, frente a la caída de las accio0nes, el alza de los insumos y del dólar, pero cuando de que una Autoridad pone en riesgo la salud de sus representados vivos, se trata, la cosa debería cambiar.

Opino y digo también que:

Me resulta curioso que nuestro "Poder" judicial no sea capaz de actuar de oficio.

Es un Poder del Estado que parece entender, que el Estado no incluye a sus personas, sino solo a sus intereses macroeconómicos e instituciones.

Claro es que puede ser que nada tengan que ver con lo que le sucede a la gente y estén impedidos de actuar.

Es curioso que en Chile y Suramérica nada exista, si no está en el fenecido papel sellado y sus consabidos OTROSIS.

Este mundo, cada vez es más ancho y ajeno.

Aquí se cometió un delito de lesa ciudadanía. Se destruyó bienes por los que las personas pagaron; se puso en riesgo la salud comunitaria y nadie pensó nada mejor que cobrar unas pocas lucas a los infractores, a la espera de poder cobrar más, en un futuro próximo.

Ninguna Autoridad religiosa, de cualquier credo, levantó ,públicamente, la voz por su grey. Las cuestiones espirituales ya no importan a nadie. El dolor de los pobres no conmueve. (Pues por ser pobres, o estar empobrecidos, no pagaron.)

Ahora los muertos no cuentan. Dejaron de pagar la cuota y las cuentas. Nada son, nada valen.

Chile hoy, es una burbuja...y toda burbuja...

Entonces se escucha el crujir de dientes y los lamentos. Aparecerán los gurúes políticos y espirituales, dando consejos.

Pero ¿Cuándo se les necesita?donde están? ¿Los míos, los tuyos, los de ellos y ellas?

Los que tienen como pagar un nicho perpetuo -o ya lo pagaron- no se descuiden, pues el error está vigente y de repente desaparecen nuestros deudos, sin que nadie responda por sus restos...a lo más restituyen el bien material, que es el terreno o el nicho.

Si el descuido es por cierto tiempo, entonces encuentran el sepulcro ocupado por otro/a inquilino?a cuyo deudo se le cobró oportunamente. Y si reclamas, te lo cambian por otro, con "menos uso" y "disponible".

La explicación dada por la funcionaria municipal, responsable del hecho, es ridícula. Pero no es la única responsable. Hay superiores y superiores de esos superiores. Hay también Honorables Legisladores que no han tenido tiempo para cambiar la legislación, total los muertos no votan. No son políticamente rentables.

Si el Cementerio está lleno, tiempo es de ir buscando un terreno para uno nuevo. ¿O es que esperan sacar a todos los antepasados, para dar lado a los nuevos fallecidos? ¿Esas personas -hoy muertas- no fueron comuneros, con nuestras mismas necesidades, nuestros mismos miedos y que algo hicieron por nuestra Comuna?

El Ministerio de Bienes Nacionales está ansioso de donar un terreno, preocupado de la gente de nuestra Ciudad. En Santiago no duermen pensando en el bienestar de los Nortinos /as.

Basta de negocios y negociados.

Basta de que nadie vea lo que sucede en nuestra Ciudad.

Basta de Autoridades que no cumplen con su principal rol: El bienestar de la ciudadanía. (Las y los difuntos tienen familia viva)

Unos encuentran fome hablar de esto y otros sufren por lo que les han hecho a sus deudos.

En Antofagasta pasa de todo y nadie sabe nada; nadie tiene culpa o responsabilidad.

¿Hasta cuando será?

Finalmente opino y digo que: Las cosas son según quien mira y como mira.

¡Ah! Yo no estaba muerto?andaba de parranda.

Antonio F. Leiva Madrid.

Un Comunero de Antofagasta.

Imagen de rodrigooo

Fome...

Fome...