Profesores versus Alumnos: Más Respeto

Profesores versus Alumnos: Más Respeto

21 Julio 2008
Cualquiera que sean los factores que influyen en la decadencia pedagógica, es necesario retomar la brújula de este enorme barco y buscar nuevos horizontes, porque aún es tiempo de enmendar rumbos. Por Hugo Pérez White
Hugo Pérez White >
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El paso del tiempo ha demostrado, que se han producido cambios profundos en el proceso pedagógico de nuestros hijos en su paso por las aulas escolares, que no les auguran un buen pronóstico.
El respeto mutuo que debe existir entre alumnos, profesores y apoderados, se ha deteriorado de una forma difícil de controlar, debido –entre otros factores- al ingreso de la droga y el alcohol a las aulas produciéndose la violencia descontrolada e imprevisible.
Está bajando la calidad de la educación y qué pena da verificar en los hechos, esta realidad. Uno se pregunta, ¿la sociedad no es capaz de inculcar valores de comportamiento y aprendizajes a los niños y jóvenes de hoy, colaborando a la labor educativa de los maestros?
Cualquiera que sean los factores que influyen en la decadencia pedagógica, es necesario retomar la brújula de este enorme barco y buscar nuevos horizontes, porque aún es tiempo de enmendar rumbos. El profesor siempre ha estado recargado de actividades ajenas a lo estrictamente pedagógico y debe realizar otras actividades que en la vida del alumno se suscitan minuto a minuto y que se manifiestan en el aula escolar.
Han habido en las salas de clases hechos desconcertantes y desagradables a la vez, que se producen en la relación alumno-profesor-apoderados y nunca pensamos que sería una actitud constante y reiterativa en la vida estudiantil.
Esta señal de alerta hay que tomarla en serio y nos obliga a buscar una rápida solución a una mejor convivencia en las escuelas o liceos para mejorar las relaciones interpersonales.
Cuarenta y cinco alumnos en una sala de clases, no es el número ni la forma más adecuada para garantizar calidad, paz y armonía, por lo tanto una medida aceptable es bajar el número de alumnos por curso y así el proceso pedagógico será más alentador, en cuanto a resultados.
Esta es sólo una de las variables que inciden en la calidad educacional, pero, no menos importante y es la más factible de implementar.
Dictar cátedra a tanta heterogeneidad de alumnos en una sala de clases durante 90 minutos que dura un período, mantener la disciplina y concitar la atención, es tarea abrumadora y el profesor termina su jornada agotado física y mentalmente.
Con estos parámetros a la vista, no podemos esperar un mejoramiento sorprendente en la calidad de la educación.
Los profesores hacen lo imposible, por hacer su trabajo más ameno, eficiente y motivador, pero, los alumnos están en otra actitud que no es la más apta para hacer la clase más fructífera y provechosa desde el punto de vista académico.
Foto: niallsco
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