Mirando lejos al horizonte, como si vieran algo que nadie más ve, dos emprendedores antofagastinos van dando vida a su pasión, una anomalía creativa que aparentemente surge en el lugar equivocado. Es esa rareza o genialidad, lo que los hace especiales, así como su creación. Como si se tratara de una piedra preciosa reluciente sacada de algún mineral nortino recóndito, estos exploradores culturales van puliendo su producto; nada menos que preciosas guitarras de concierto.
La historia comienza el año 1986 cuando Guillermo Díaz , un artista innato, eximio constructor de instrumentos musicales y Patricio Maturana, músico y cantautor, se conocen y comienzan este camino, discutido una y otra vez en el local de la “Pachi”, parada obligada de la cultura y la bohemia local. Así comienza una gran amistad que a la larga dará vida a estos preciosos instrumentos que ya comienzan a ser conocidos por su calidad.
Las primeras experiencias de Guillermo construyendo instrumentos fueron con “quenas” , las cuales con la ayuda del destacado músico Jorge Díaz, fue afinando.
Eran los primeros pasos. Guillermo nos explica que al comienzo su pasión por construir instrumentos se dificultaba por no ser músico, por ello, su vinculación con diferentes artistas del medio local le ayudó a ir perfeccionando su oficio. Recuerda que fue la reparación de un “charango” del músico Pato Cortés la que le planteó un verdadero desafío. El instrumento recién estrenado se cayó y se quebró. Guillermo lo reparó pero no lograba el sonido adecuado. Desde entonces no ha parado en su objetivo de perfeccionar el sonido de los instrumentos que construye.
Guillermo recuerda que en aquellos años no existía Internet con la facilidad de acceso a información que implica hoy, la búsqueda era difícil y el conocimiento era logrado a base de ensayo y error, en la práctica.
En 1991 conoció a varios integrantes de las Tunas, los cuales encargaban sus instrumentos a España. Durante 2 años construyó diversos modelos a pedido para los tunos tales como bandurrias,mandolinas y laúdes, luego vinieron otros instrumentos como el tiple.
Su pasión era interrumpida por la necesidad de trabajar en la construcción y en la fabricación de muebles para darse sustento. El 2002 retomó el oficio de luthier con fuerza.
Patricio Maturana es un músico consagrado en la zona, autor y cantante, en su apogeo participó en el Festival de Viña del Mar y recorrió varios países cercanos con sus creaciones. Diseñador y empresario gráfico, ejecutivo de una compañía del rubro ambiental, no ceja en su empeño de crear. Su amistad con Guillermo y la música confluyeron de manera natural para formar esta sociedad creativa dedicada hoy a las guitarras de concierto.
Se revela ante esta verdadera sequía cultural, es que Maturana escogió el desarrollo y la innovación como una forma de vida. Reconoce que hay un estancamiento en la creación local, “no hay relevo de cantautores” explica. La idea de construir guitarras de concierto es una de sus pasiones de siempre. Luthiers aficionado y músico autodidacta, Maturana aporta una visión de permanente innovación y atrevimiento a la aventura que implica crear los instrumentos.
En el proceso de construir estas preciosas guitarras de concierto, Maturana explica que han pasado por muchas etapas hasta conseguir los actuales instrumentos. Además de la dedicación de ambos al proyecto, hay muchas personas que han contribuido incluso con su consejo o una simple conversación, ingenieros, músicos y hasta matemáticos.
Con cada instrumento que se termina se va aprendiendo y perfeccionando su construcción y a su vez cada instrumento nuevo va permitiendo mayor capacidad interpretativa, hacer cosas nuevas, precisa Patricio.
Casi sin darse cuenta, Guillermo y Patricio han construido talvez las únicas guitarras de tan alta calidad en la zona norte, han desarrollado técnicas propias y ya comienzan a darse a conocer entre músicos connotados por la calidad del producto. “Un concertista puede desarrollarse con una de nuestras guitarras” indica Guillermo. Como una prueba de fuego para sus creaciones han sometido el instrumento al examen de músicos clásicos destacados y la sentencia es de lo mejor, las guitarras están a un gran nivel.
Con mucha modestia aspiran a estar a la altura de los grandes luthiers del país como Mardones, Jaramillo, Moraga o Moreno Moore. Este es un oficio que se ha desarrollado principalmente en la zona centro y sur del país y aún cuando existen constructores de instrumentos y guitarras en el norte no hay registro del desarrollo a este nivel y específicamente de guitarras para concertistas, lo que convierte a este dúo en un equipo innovador en la zona.
Actualmente Guillermo enseña sus conocimientos a los estudiantes de arquitectura en el Taller de Modelos de la Universidad Católica del Norte, centro que ha permitido no sólo la existencia del ramo sino que también de eventos culturales asociados a este arte ciencia.
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