La salud es un tema de vital importancia, de mucha más de la que actualmente se le da, de hecho, la siguiente nota nace del preocupante descuido que ésta ha sufrido.
Como muestra me permito compartirles un hecho cotidiano, que ni siquiera se acerca a las grandes aberraciones que han sido expuestas por la televisión, pero sí corresponde a una situación de la cual puedo hablar con total pertenencia.
Hace ya un par de semanas, con mi familia fuimos víctimas de un hecho que lamentablemente cada vez se hace más frecuente en este país, me refiero la negligencia médica.
Me permito hacer mención a su protección tanto legal como política, pues en un sistema de salud, totalmente reaccionario y alejado del cuadro de la prevención, estos hechos quedan al total amparo de la autoridad pública y judicial. Estos funcionarios siempre están protegidos, y su ética y moral jamás es puesta en duda.
Relataré un poco los hechos, para lograr contextualizarlos en el dolor y la preocupación, que me afectó a mi, pero también ha ocurrido a cientos de familias que incluso han llegado a perder a sus seres queridos a causa de estos errores.
El reloj avanzaba, y nuestra vida familiar transcurría de lo más normal, normalidad que se vería alterada con la llegada de la noche, la cual venia acompañada con los ecos de la voz cansada y quejumbrosa de mi padre, voz que denotaba dolor y hacia necesaria una urgente atención médica.
Junto con mi madre, decidimos rápidamente tomar cartas en el asunto, trasladándolo a la sección de Urgencia del Hospital Militar.
Luego de una nerviosa espera, aparece el doctor de turno quien acercándose nos informa sobre la inmediata hospitalización de mi padre, debido a lo necesario que se hacía operarlo.
Operación que automáticamente se adjudico haciéndose cargo del paciente, o más bien dicho cliente, vulnerando tácitamente así nuestro derecho de al menos poder elegir quien sería el doctor encargado de llevar a cabo tan complicada labor.
Posterior a esto sucedieron una serie de exámenes que concluyeron con una errónea operación que en palabras de un segundo y tercer doctor al que consultamos “poco tenía que ver con el problema real del paciente”, pero claro nuestra ignorancia nos jugó en contra y al igual que todas las familias afectadas por estos temas, hoy debemos pagar ya que el paciente se opero igual.
Mi padre concurrió con dolencias estomacales y vomito. Fue operado erroneamente de una hernia, siendo qus problea era realmente una pancretitis aguday unos calculos biliares.
Aún retumbaba en nuestros oídos el tono fraternal de aquel doctor, quien dando de alta a mi padre nos decía; “No se preocupe con esto estamos listos”, descartando de plano así una posible complicación u otros problemas mayores. Cuando nuevamente debimos partir con mi padre rumbo al hospital, resulta que el señor se había equivocado, y el diagnóstico ahora acusaba todo lo distinto a lo que el tan solo días atrás había descartado.
Y es que aún no logro comprender el error de aquel señor que atendió a mi padre, es que hasta yo, dentro de mi ignorancia en el tema, lograba diferenciar de que lo de él era algo más complicado, y que la operación que se le hizo no andaba ni cerca con sus reales dolencias. Para notarlo no bastaban ni dos ni siete años de estudio, tan solo un poco de ética y criterio al momento de actuar.
Que se entienda que no espero que los doctores sean máquinas onfalibles encargadas de nuestra salud, ya que estoy conciente de que al igual que nosotros son seres humanos expuestos al error.
Pero entre tantos casos como los del hospital de Talca, o los errores por parte del personal a lo largo de la gran mayoría de centros hospitalarios del país, el tan famoso juramento de Hipócrates pierde toda credibilidad, y se me hace indispensable reflexionar, sobre la ética y el criterio con que actúan nuestros profesionales de la medicina.
Para mí se hace cada vez más necesario reinventar el sistema de salud actual, para no tan solo evitar estos casos si no dar un giro en como valoramos nuestro derecho a la vida, ser capaces de generar un sistema preventivo, para así evitar seguir lamentando desgracias que pudieron ser tratadas a tiempo.
Ya que lamentablemente es cada vez más recurrente vislumbrar, casos de corrupción o de negligencia en un recinto médico, realmente para mí es preocupante la situación, después de todo quiero crecer en un país sano, en donde la salud sea tema principal en la agenda, en donde las personas encargadas de ella, demuestren más preocupación por sus pacientes, mostrando al menos un trato más humano, dejando de una vez por todas de lado lo monetario, y sientan lo gratificante que es salvar una vida.
Foto: lafrancevi
________________________________________________
"Las opiniones vertidas en los comentarios son de exclusiva responsabilidad de los ciudadanos que las emiten y no representan necesariamente a El Nortero, medio que sólo actúa como plataforma de expresión democrática. Más detalles en Normas de Uso para Comentarios"