Valores Familiares y el fin del Vandalismo

26 Julio 2008
Algunos creen que la reconquista de la democracia permite que cada cual haga lo que quiera con sus eventuales oponentes, desconociendo en su esencia la enorme cantidad de deberes y obligaciones que ello implica. Por Hugo Pérez White
Hugo Pérez White >
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Es algo común en estos tiempos que se produzcan conflictos callejeros en fechas importantes del devenir nacional y de todos es conocido el vandalismo que se vive en las calles con resultado de destrucción de los bienes públicos y privados, heridos y hasta muertes que lamentar.
La existencia de armas en poder de pandilleros, delincuentes y narcotraficantes no es novedad. Y lo han mostrado los periodistas en sus programas de televisión y todos los medios de comunicación lo comentan en sus columnas.
Algunos creen que la reconquista de la democracia permite que cada cual haga lo que quiera con sus eventuales oponentes, desconociendo en su esencia la enorme cantidad de deberes y obligaciones que ello implica, y que si hay conflictos como en toda sociedad, existen organismos del Estado que están destinados a ejercer justicia, mantener y hacer valer el estado de derecho, a cuya disposición debemos estar todos los ciudadanos para dirimir las divergencias que se presentan en la vida diaria.
La premisa de que la razón la tiene el más fuerte, ya es tiempo pretérito y la historia se encargará de dejar sus opiniones a las futuras generaciones, quienes en ese contexto, sacarán sus propias conclusiones.
Un personaje de gran influencia social, manifestó en una entrevista relacionada con la muerte de un carabinero, que estos hechos se producen por la falta de valores en nuestra juventud y no deja de tener razón.
En cierta forma esta aseveración es cierta, pero, tampoco es bueno perder de vista que esos valores y principios que rigen una sana convivencia aún existen, pero a un sector de la población se les ha olvidado o no quieren reconocer que están presentes en todo momento.
Esta distorsión esquemática mental se debe revertir y volver la mirada en nuestros hijos y cumplir la función de padres formadores y no olvidar que ellos son el primer espejo en que los niños se miran y no dejar que se desarrollen como su inmadurez se lo sugiera, generalmente influenciados por terceras personas, que ven en ellos caldo de cultivo a sus intenciones.
A los hijos siempre hay que cuidarlos y orientarlos en la medida que los actores principales lo sigan haciendo bien y educando con el ejemplo.
Indudablemente que hay otros actores formadores de principios morales y valores cívicos, como son los profesores en las aulas, los religiosos en sus templos, los políticos en los diversos estamentos en que actúan y la sociedad misma con su solidaridad bien entendida, el sentido de respeto mutuo y justicia social, pero, los principales responsables son y serán los padres.
Foto: Antitezo
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