Buenas conversaciones, buenos futuros
El Valor de la Verdad y la Honradez
El Valor de la Verdad y la Honradez
27 Julio 2008
Nuestro país está plagado de personajes que hacen de la mentira una institución que tiene muchos seguidores y es tanta la vorágine de la mitomanía que sin darnos cuenta caemos en este tobogán sin término. Por Hugo Pérez White
Hugo Pérez White >
authenticated userLa honradez es uno de los valores más arraigados en el seno de las familias chilenas que desde la más tierna infancia la escuchamos de labios de nuestros padres y en las aulas escolares, y se nos está yendo lentamente de control.
Sin embargo y pese a este cúmulo de influencias, algo pasa en nuestra existencia que va transformando este elemental modo de vida. Y de pronto nos encontramos tergiversando este hermoso valor ciudadano.
Nuestro país está plagado de personajes que hacen de la mentira una institución que tiene muchos seguidores y es tanta la vorágine de la mitomanía que sin darnos cuenta caemos en este tobogán sin término.
El problema es dar crédito a la verdad, porque está quedando de manifiesto que cada uno trata de salvarse a si mismo y el cuestionamiento personal surge de inmediato, aunque no a viva voz pero, sí en el subconciente, pasando a formar parte de nuestro acontecer diario.
Recuerdo con vergüenza ajena, aquella vez que viajé a Méjico y desde la ciudad capital, se organizó un tour hacia la ciudad de Taxco, famosa por su artesanía en plata y al descender del bus que transportaba a la delegación, se escuchó un aviso por los altoparlantes dirigido a todos los artesanos que tenían sus joyas en exhibición, anunciando que estaba llegando una delegación de chilenos y ello significó de inmediato tomar una actitud de desconfianza extrema, producto de la propaganda negativa que malos chilenos hacen crecer y que rápidamente se expande por el mundo.
Cabe preguntarse si son honrados los que no pagan las cotizaciones previsionales de sus empleados, o los que buscan cualquier subterfugio para no cancelar los impuestos que corresponden al Estado, o los que usufructuando del status que dan los altos cargos públicos, hacen desaparecer por arte de magia, astronómicas sumas de dinero que pertenecen a todos los chilenos, o los que hacen fraudes en la entrega de certificados de estudios a personas que nunca han cruzado el frontis de una escuela.
Mención especial merecen los mitómanos por conveniencia que no han hecho carne la palabra honradez en su vocabulario y menos en sus actos del diario vivir, dejando la incertidumbre, que deben ser muchos los chilenos que no son honrados en sus actos interpersonales y que perjudican deliberadamente a terceras personas, o al patrimonio nacional.
Es conveniente cuidar nuestra imagen deteriorada en el extranjero por delincuentes profesionales y también en nuestra convivencia diaria, haciendo de vez en cuando una revisión a nuestra forma de convivir y mejorar nuestra escala de valores.
Foto: macg3
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"Las opiniones vertidas en los comentarios son de exclusiva responsabilidad de los ciudadanos que las emiten y no representan necesariamente a El Nortero, medio que sólo actúa como plataforma de expresión democrática. Más detalles en Normas de Uso para Comentarios"
Sin embargo y pese a este cúmulo de influencias, algo pasa en nuestra existencia que va transformando este elemental modo de vida. Y de pronto nos encontramos tergiversando este hermoso valor ciudadano.
Nuestro país está plagado de personajes que hacen de la mentira una institución que tiene muchos seguidores y es tanta la vorágine de la mitomanía que sin darnos cuenta caemos en este tobogán sin término.
El problema es dar crédito a la verdad, porque está quedando de manifiesto que cada uno trata de salvarse a si mismo y el cuestionamiento personal surge de inmediato, aunque no a viva voz pero, sí en el subconciente, pasando a formar parte de nuestro acontecer diario.
Recuerdo con vergüenza ajena, aquella vez que viajé a Méjico y desde la ciudad capital, se organizó un tour hacia la ciudad de Taxco, famosa por su artesanía en plata y al descender del bus que transportaba a la delegación, se escuchó un aviso por los altoparlantes dirigido a todos los artesanos que tenían sus joyas en exhibición, anunciando que estaba llegando una delegación de chilenos y ello significó de inmediato tomar una actitud de desconfianza extrema, producto de la propaganda negativa que malos chilenos hacen crecer y que rápidamente se expande por el mundo.
Cabe preguntarse si son honrados los que no pagan las cotizaciones previsionales de sus empleados, o los que buscan cualquier subterfugio para no cancelar los impuestos que corresponden al Estado, o los que usufructuando del status que dan los altos cargos públicos, hacen desaparecer por arte de magia, astronómicas sumas de dinero que pertenecen a todos los chilenos, o los que hacen fraudes en la entrega de certificados de estudios a personas que nunca han cruzado el frontis de una escuela.
Mención especial merecen los mitómanos por conveniencia que no han hecho carne la palabra honradez en su vocabulario y menos en sus actos del diario vivir, dejando la incertidumbre, que deben ser muchos los chilenos que no son honrados en sus actos interpersonales y que perjudican deliberadamente a terceras personas, o al patrimonio nacional.
Es conveniente cuidar nuestra imagen deteriorada en el extranjero por delincuentes profesionales y también en nuestra convivencia diaria, haciendo de vez en cuando una revisión a nuestra forma de convivir y mejorar nuestra escala de valores.
Foto: macg3
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