Agua que no has de beber... ¿hazla Energía?

El 33 % de los recursos hídricos que posee nuestro país, están concentrados en la región de Aysén, según estudios hechos por investigadores y académicos de varias universidades, resultado de análisis y mediciones hidrológicas.
La preocupación manifiesta para hacer el estudio de las aguas se debió a la alarma que produjo en su tiempo, la noticia que se iban a instalar en esta región varias plantas procesadoras de salmones, lo cual produjo una alarmante inquietud en varios sectores, cuyos pobladores veían con preocupación, el efecto dañino que los alimentos procesados utilizados por las salmoneras iban a producir en el ecosistema acuático por efecto de las fecas y elementos orgánicos, que en el fondo del mar y de los lagos se iban a acumular deteriorando el mundo submarino y contaminando en esta forma las prístinas aguas que aún quedan en el mundo.
A pesar de estos estudios y conclusiones, las industrias del salmón se instalaron en gloria y majestad en la zona sur y hoy se han constituido en uno de los rubros industriales que más recursos económicos produce, a través del gran volumen exportador y a la gran cantidad de empleos creados satisfaciendo la gran demanda laboral del sector.
En la actualidad está sucediendo algo parecido con las codiciadas aguas australes y ya son motivo de oposición ciudadana la construcción en los ríos Pascua y Baker, de cuatro centrales hidroeléctricas para producir 2.500 megawats de electricidad y con ello paliar en parte el déficit energético del país.
Como la demanda es un hecho concreto, que afecta la calidad de vida de los hogares y la productividad de las industrias, ésta es política de Estado y en consecuencia todo proyecto que tienda a normalizar la situación, tiene que tener el aval del gobierno y no cabe duda alguna, que éstas se van a construir en la región de Aysén, según declaraciones formuladas por altas autoridades del gobierno, considerando sí, efectuar el menor daño ambiental posible en la zona señalada.
De hecho, el paisaje, el entorno y la belleza escénica de lo cual tanto nos enorgullecemos cambiará, porque cemento, hierro y cobre, nunca han sido elementos amigables con el medio ambiente y menos aún en sectores naturales vírgenes.
El habitante de la Patagonia ya está tomando conciencia acerca de la necesidad de resguardar este patrimonio nacional y su actitud actual ya es más activa.
Si no se concreta este proyecto, el problema de energía se agravará aún más y ya se habla de la posibilidad de construir centrales atómicas, las cuales con solo nombrarlas, producen inquietud y miedo, dadas las tristes experiencias habidas en otras partes del mundo.
FOTO: Donmatas1
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