El Médico de los Pobres

16 Agosto 2008
Hoy la memoria y las acciones del Doctor nos reclaman mucho más que un simple recuerdo hecho de calles y palabras, es el bronce noble y austero el que debe inmortalizar la figura de un hombre Santo, el doctor Antonio Rendic. Por Ricardo Rabanal
Ricardo Rabanal... >
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No recuerdo exactamente cuántos años tendría, pero esa tarde mi madre esperó solo algunos minutos para que me atendiera, era el tiempo en que los consultorios y las clínicas estaban por existir; el tiempo en que las horas por teléfono y los seguros catastróficos estaban por llegar ese tiempo en que si no alcanzabas horas en el hospital, podías ir a ver al médico de los pobres y él siempre te recibiría.
Sólo vagos recuerdos tengo de ese instante. Una sala algo oscura, una vitrina de instrumentos que brillaban con la luz de alguna lámpara lejana y otra de remedios que se repartían con generosidad extrema... y un médico alto de delantal blanco y hablar sereno que me examinaba.
"Quédese tranquila señora; es solo un resfriado, que en algunos días se le pasará", le dijo a mi madre al mismo tiempo en que le pasaba algunos remedios. Así fue como conocí al Doctor, al cual mi madre admiró siempre.
Con los años me convertí en profesor y una mañana fui invitado a la graduación de enseñanza básica y media de los reclusos que son atendidos en la Escuela que funciona al interior de la Cárcel Pública.
Estaba sentado junto a otros Profesores, que trabajaban en el establecimiento, cuando sentimos una gran ovación; era el Doctor Antonio Rendic que llegaba; de terno más bien claro, una corbata oscuro y delgada más un elegante sombrero Claro, con un ribete negro.
Caminó lentamente hacia su asiento entre los aplausos de todos los asistentes, a los cuales respondían con caballerosos gestos y venias de su sombrero.
Ha transcurrido el tiempo, recuerdo la ceremonia que a principios de los 90 se le hizo para homenajearlo y presentar un libro suyo de poemas y escritos de Antofagasta. Allí estaba esa figura alta; de cabellos blancos y pómulos hundidos en la santidad de dar. Solo en el escenario de ese Teatro lleno de gente que enmudecía ante la lucidez del hombre que hizo carne el evangelio y soneto su amor por esta tierra.
El médico que sanó los cuerpos de muchos y fortaleció el espíritu de todos los Antofagastinos que lo conocieron.
Los minutos pasaban rápidamente y él explicaba pasajes de sus escritos y poemas, con la habilidad mágica del más eximio narrador de historias. Cuando por breves segundos; hace una pausa; y nos pide disculpas por que nos cree cansados. ¡Si cansados! A nosotros que cómodamente escuchamos a este hombre que sobrepasaba los 90 años y nos hablaba de pie desde el escenario. Sin error alguno. Al término de sus palabras un Teatro Municipal que aplaude de pie y eufórico a uno de sus hijos predilectos, es una imagen imborrable para todos los que tuvimos el honor de estar allí esa noche.
El Doctor siempre recordó su tierra, esa bendita tierra que\' dejó un día al igual que muchos de sus paisanos para ganarle al desierto y hacerse gente del norte, ellos fundaron Compañías de Bomberos; Clubes Deportivos, dieron trabajo, en industrias y negocios, lucharon por días mejores. José Papic, José Trevizán, las Familias Korlaet, Kútula, Martinich y Simunovic; son sólo algunos ejemplos donde el sentido empresarial jamás se ausenta de la caridad y el amor por este ripio estéril que da forma diaria a nuestro paisaje.
Al pasar el tiempo y los acontecimientos, la figura del Doctor Antonio Rendic se hace inmensa, inmensa en la santidad de sus acciones y en la profundidad de sus escritos. Así como el sacerdote que recogió niños en los puentes del Mapocho o la Monja que limpió á los leprosos en la India, o el padre que caminando por España y el mundo nos enseñó a conocer y respetar a Dios en la vida cotidiana. Este médico de los pobres con su vida y ejemplo nos llama a construir una sociedad más humana y justa, donde nuestros dones estén al servicio de los más necesitados y de sus requerimientos más urgentes.

Hoy la memoria y las acciones del Doctor nos reclaman mucho más que un simple recuerdo hecho de calles y palabras, es el bronce noble y austero el que debe inmortalizar la figura de un hombre Santo que una vez su compañía fue regalada por Dios a nuestra querida Antofagasta.

Foto: Tercer Milenio
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Comentarios

Imagen de andres rendic

el es mi bisabuelo

el es mi bisabuelo

Imagen de maribelmuller

mi padre siempre me habla

mi padre siempre me habla del doctor ernesto quiroz weber, su tio y padrino, de la calidad humana de este hombre, se nota que mi padre lo admiraba por ser como era, me encantaria que los medicos de mi generacion tuvieran realmente vocacion y no solo interes en el dinero.saludos

Imagen de maribelmuller

es bueno saber que existen o

es bueno saber que existen o existieron medicos con real vocación y no solo interesados en ganar dinero, mi padre siempre me habla se su tio y padrino, el doctos Ernesto quiroz weber, un gran hombre, un medico de verdad , un un hombre bueno.
ojala q los medicos de mi generacion siguieran esos ejemplos.
saludos

Imagen de Alejandra

Me he llenado de emoción

Me he llenado de emoción por conocer berevemente la historia del doctor Rendic.
Realmente es impresionante lo que cuenta la gente.
Y además escribía...

Imagen de Aguila Negra.

¿Cuando será propuesto al

¿Cuando será propuesto al Vaticano, como Santo?

Un Santo que caminó por nuestras calles, favoreciendo a todos, pues no solo atendía enfermos y regalaba remedios, también nos hacía elevar nuestros espíritus con su poesía.

Verlo pasar alegraba el alma.

No nos olvidemos de nuestros antecesores, pues ellos contribuyeron al engrandecimiento de Antofagasta.

Gracias Ricardo por compartir tus recuerdos aquí...en El Nortero.

Antonio F. Leiva Madrid.
Un comunero de Antofagasta.

Imagen de Segundo Tapia

Yo recurri varias veces al

Yo recurri varias veces al consultorio del gran Doctor Rendic, el medico de los pobres, y siempre su consultorio estaba repleto de personas de escasos recursos, y ´´el los atendia a todos, y les daba los remedios. Que gran hombre santo, y que verguenza siento que aqui en Antofagasta todavia no exista otro doctor Rendic, ahora que se necesita mas que nunca, ya que el negocio de la salud lllega al grado de ser vergonzoso.

Imagen de Esperanza

Tres de la mañana, con día

Tres de la mañana, con día de sol o lluvia el Dr.
Jaime Barros Pérez-Cotapos circulaba en moto
a las tres, cuatro de la mañana por los
cerros de Valparaíso para atender a "sus niños
enfermos". El paño de lágrima de agradecidas
madres. Cariñoso, con su barba blanca daba
la confianza de un buén joven-viejo pascuero.
Su consulta ubicada en el centro de Valparaíso
en una época estaba plagada en sus paredes de
fotografías de niños en blanco y negro, con dedicatorias cariñosas y de agradecimientos hacia
el Dr. Barros por haber aliviado y sanado a sus
retoños. Cual gruta con placas de reconocimientos
a los santos. Madres agradecidas. Fué el gran
causante del retiro de mi asma crónica cuando niña.
Receta: paz, cambio de clima, Olmué o Los Andes,
y Paralanphine. Vida sana, mucha agua, fruta y
verduras, cereales. Lejos del smog y mucha vida
al aire libre. Gimnasia respiratoria bajo los árboles.
¿Cuando es la próxima vez que traigo a la niña Dr.??
En un año más. A control. Va a estar bién con lo que
le dí. Santo remedio. Y así fué. Montañas de dinero
en pago de consultas a médicos anteriores y cero
resultados. El Dr. Barros era un médico gratuíto.
Algo fuera de serie. Si se le pagaba era por libre
voluntad de los más pudientes. Era justo actuar así
por servicios prestados y para compensar las horas
de atención gratis a todos los pobres de Valparaíso
de parte del Dr. Barros. Era emocionante su actuar
de hombre desprendido y de amor humanitario.
Más emociona recordar en estos tiempos de tanto
egoísmo y lucros desmedidos. De médicos que se niegan en la mitad de la noche para ir a atender a
un niño que está en malas condiciones de salud.
Ni siquiera se presentan con altos pagos de consulta.
La comodidad y el descanso ganan. Pocos asisten
al domicilio y menos gratis. En los hospitales y centros
de salud, es un calvario ver tantas madres y niños resignados a cualquier suerte. La atención médica
se ha convertido en verdaderos sufrimientos morales.
Algo que evitó siempre el Dr. Barros. Llegar al límite
de las urgencias. Y lo hacía completamente gratis.
En medio de la noche, en medio de la lluvia, el frío,
llegando hasta la última casa pobre que colgaba
en lo más alto y lejos de un cerro de Valparaíso.

Imagen de Isa

Ejemplo de vida, ejemplo de

Ejemplo de vida, ejemplo de amor, la sencillez hecha humanidad, llegaste desde Croacia a esta tierra árida, pero llena de gente trabajadora y esforzada que encontró en ti apoyo en su dolor, la mano amiga que con paciencia y amabilidad entregaba tranquilidad y esperanza. No hay una duda en que estarás descansado en compañia del Creador y su santa Madre. Descansa en Paz Amigo.

Imagen de Isa

Ejemplo de vida, ejemplo de

Ejemplo de vida, ejemplo de amor, la sencillez hecha humanidad, llegaste desde Croacia a esta tierra árida, pero llena de gente trabajadora y esforzada que encontró en ti apoyo en su dolor, la mano amiga que con paciencia y amabilidad entregaba tranquilidad y esperanza. No hay una duda en que estarás descansado en compañia del Creador y su santa Madre. Descansa en Paz Amigo.

Imagen de HFHHFUFHFUJ

EL ANTONIO RENDIC ES BKN

EL ANTONIO RENDIC ES BKN OJALA LO UVIERA CONOSIDO GRANDE DOC

Imagen de paulina soura

Despues de ver la pelicula

Despues de ver la pelicula del dr. Moscatti, el cual me dejó una gran enseñanza, que uno no le puede agradar a todo el mundo y tiene que seguir firme con sus principios y valores ganados en la vida, ojalá hubiesen en este mundo muchos doctores Moscatti, Rendic y otros y no solo como médicos sino en todo lo que uno emprenda en la vida, sea con mucha vocación espiritual y llena de alegría en nuestros corazones.

Imagen de el observador

SE ME QUEDÓ ALGO EN EL

SE ME QUEDÓ ALGO EN EL TINTERO:

GRANDE !!! VIEJITO LINDO. SIEMPRE ESTARÁS EN NUESTROS CORAZONES. TÚ DE VERDAD FUISTE UN MÉDICO.

Imagen de el observador

Bien el reportaje.

Bien el reportaje. Totalmente de acuerdo. Este caballero se lo merece. Era un hombre excepcional, con valores cristianos. Era un santo, y lo demostraba a través de su profesión de médico. Este hombre es un ejemplo de vida, nuestro querido doctor Antonio Rendic. Ojalá hubieran más personas como él, y sobretodo en estos tiempos que hay verdaderos mercenarios de la salud.

Imagen de benjamín ibarra arancibia

Ingresé a Internet luego de

Ingresé a Internet luego de haber visto una película sobre giuseppe moscatti, médico de los pobres en nápoles, Italia que me hizo recordar que mi abuela siempre habló llena de agradecimiento y admiración de Ernesto Quiroz Weber, el médico de los pobres en el Cerro Placeres en Valparaíso, el médico que después de su trabajo en el Hospital salía a recorrer las casas de la gente mas humilde en las quebradas del cerro Placeres y Barón y al colocar en el buscador "medico de los pobres" me encontré de que no son pocos los hombres que toman el camino de la medicina como una vocación de cuerpo y alma. Gracias por su ejemplo señores médicos Moscatti, Rendic, Quiroz y muchos mas...

Imagen de Andrés Vargas

Hombres como el Sr. Antonio

Hombres como el Sr. Antonio Rendic son los que necesita la gente.

¿Por qué muchos médicos y otros profesionales caminan con el pecho en alto y la gente se refiere a ellos como "DOCTOR" y ellos no detienen el paso ante una persona humilde que en un consultorio u hospital publico le pide su atención?, ¿Por qué ese mismo personaje en su consulta privada o en la clínica te trata lleno de sonrisas? Señores médicos creídos, Uds son de carne y hueso. Por favor no olviden su juramento, que no sea en bano, Uds, ante nada son servidores sociales, sigan el ejemplo de este Señor y sean humildes y grandes de corazón, atiendan con grandeza en el consultorio como en su consulta, nunca es tarde para cambiar.

Imagen de José Martínez Fernández

ANTONIO RENDIC fue un hombre

ANTONIO RENDIC fue un hombre extraordinario. De una vocación humanitaria espectacular. Yo recuerdo que, aunque él hacía el bien en Antofagasta, en Arica, mi tierra, se hablaba de ANTONIO RENDIC.

En Arica también tuvimos médicos de una humanidad que estremece: GUILLERMO CÁCERES, REMIGIO SAPUNAR y JAIME BARROS PÉREZ COTAPOS. Se me puede olvidar alguno.

En varios lugares de Chile han existido, aunque pocos, hombres como ANTONIO RENDIC.

VALEN UN MUNDO.

MI CARIÑO PARA ELLOS. NADIE LES DEBE OLVIDAR.

[email protected]

De paso por Tacna, Perú.