Navidad: Esperanza de Paz

Navidad: Esperanza de Paz

08 Diciembre 2008
La Navidad es noche de paz, es noche de amor, como dice en sus versos la canción símbolo de esta fiesta universal y que permite suspender las guerras, abrazarse en el silencio de la noche para rogar por la familia. Por Hugo Pérez White
Hugo Pérez White >
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Esta fiesta del mundo cristiano penetra en los corazones como un ramillete de ilusiones en una fecha que desde que tenemos conciencia de la vida, nos acompaña año a año con una dimensión distinta en la medida que el calendario va avanzando.
La Navidad es noche de paz, es noche de amor, como dice en sus versos la canción símbolo de esta fiesta universal y que permite suspender las guerras, abrazarse en el silencio de la noche para rogar por la familia y bendecir a nuestros hijos por estar junto a sus padres formando familia, haciendo vida en común.
Antes de navidad, hagamos un pesebre, ojalá entre todos los integrantes de la familia donde los niños gocen pintando, pegando o recortando figuras alusivas y para esta actividad no es necesario algo costoso ya que con imaginación y cariño se puede hacer algo lindo y sencillo.
El árbol de Pascua, si lo tenemos, pongámoslo como un adorno más para recordar que Cristo es el verdadero árbol de la vida y que lleno de luz quiere iluminar la nuestra.
Antes de la comida, reunámonos en familia, luego apaguemos por un momento la televisión, las luces, y encendamos una vela o un cirio y lograremos un ambiente acogedor que alegrará nuestros corazones.
En un ambiente de recogimiento espiritual presentemos nuestras peticiones por cada miembro de nuestra familia y las personas que más queremos, por las demás familias que hacen el barrio, la ciudad, el país, el mundo, por los pobres y necesitados, por los presos y los enfermos, por la justicia y la paz.
El canto de Navidad hará brotar la emoción en nuestros labios y la alegría de nuestros corazones. Noche de paz… noche de amor… todo duerme en derredor.
Respecto al controvertido asunto de los regalos de Navidad que en la actualidad se ha convertido en un sórdido consumismo haya que advertir que esta modalidad de manifestar afecto o cariño hacia otra persona no apareció ahora, sino que se ha venido dando por muchas épocas y generaciones y es muy conveniente adecuarlo al significado que este acto de entrega tiene y no convertirlo en una competencia interpersonal que en los niños provoca una suerte de rivalidad inconsciente y acrecienta el resentimiento social que obviamente no hay que fomentar ni convertirlo en el motivo central de la Navidad.
Regalar es una expresión de amor, generosidad y alegría, pero, más que nada se trata de un recuerdo que cada uno ha recibido de Dios y que, aunque sencillo, debería ser el reflejo del cariño que nos tenemos y que este gesto de amistad nos ayude a estar unidos y vivir nuestra fe, con esperanza y mucho amor entre quienes nos rodean.
Foto: Rodolfo Palominos
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