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A meses de las elecciones presidenciales y parlamentarias en varios distritos del país, ya comenzaron a sonar las acostumbradas ofertas políticas de temporada, las cuales, ya han sido vociferadas por varios candidatos y, que no son más que; retóricas, monótonas y repetidas promesas que por lo general, terminan siendo, sólo soluciones de parche respecto a problemas sociales, económicas, políticas y culturales mucho más urgentes y profundas. Pero lamentablemente, ninguno de ellos -hasta ahora- se ha atrevido siquiera a plantear.
Muchas de estas consignas de campaña política, nos hacen recordar aquel momento en que blandiendo una simple mata moscas, más de alguno de nosotros trató de eliminar este molestoso bicho volador o, restregando uno que otro insecto rastrero con la suela del zapato, pensamos que sería suficiente para lograr nuestra tranquilidad. Pero después de varios intentos, nos dimos cuenta que la solución era mucho más esencial y definitiva, es decir, mantener la limpieza, velar por la higiene y salubridad en todo nuestro entorno cotidiano, social y comunitario.
Por lo mismo, creo que la solución final, no pasa por enunciados ambiguos y pasados de moda, puesto que ya es el momento de poner en relieve discusiones políticas mucho más profundas y que respondan realmente a nuestros largamente postergados intereses ciudadanos.
La mayoría de estos candidatos con mata moscas en la mano, han vuelto a la palestra ha plantear lo de siempre, es decir: “terminar con la delincuencia y la pobreza, mejorar el sistema de salud pública, la educación, se comprometen impulsar leyes mucho más severas contra la violencia intrafamiliar, además de combatir decididamente el alcoholismo y las drogadicción, etc. y, ahora, -quizás con el animo de innovar y/o desviar la atención-, instalaron en la mesa de debate, el nuevo y polémico tema del aborto terapéutico”.
Sin lugar a dudas, estos y otros temas, son muy importantes y deben ser tratados con seriedad y perseverancia. Pero lamentablemente dicha persistencia por espantar moscas, ha servido de excusa para dejar fuera de la necesaria conversación parlamentaria, otros tópicos que son centrales y relevantes y, que atacan de manera directa, certera y efectiva dichos anuncios, por consiguiente, una vez más se corre el riesgo de no ser abordados y menos legislados. Entre otros temas fundamentales, están:

“Discutir el por qué Chile se encuentra entre los diez países más desiguales del mundo en cuanto a redistribución de los ingresos; el por qué no se ha cumplido con la promesa de abolir el voto binominal y otros similares que se contraponen a nuestra Constitución Política; el por qué en nuestro territorio tenemos los índices de abuso más altos en materia de subcontratación; el por qué se siguen ofreciendo las mismas exenciones tributarias a la inversión extranjera, en desmedro de la industria nacional; el por qué se permite concesiones de agua perpetuas y gratuitas a la industria minera, y que ha acabado con la escasa flora y fauna de pueblos autóctonos y, con ello, su cultura; el por qué no se discute acerca de la necesaria diversificación de la industria chilena, la cual está limitada a exportar mayoritariamente materia prima y así, crear miles de nuevos puestos de trabajo; el por qué no se observan y discuten otros modelos de administración de los fondos de pensiones, incluyendo la opción de estatizar su administración y, se frena de una vez por todas, la ineficacia del sistema previsional chileno; el por qué Chile, tiene una de las tasas más bajas de sindicalización a nivel mundial, por consiguiente, el propio gobierno promueve la concentración de capitales; el por qué nuestro país es el único en el mundo en que se permite reemplazar a los trabajadores en huelga; el por qué aún no es posible terminar con el lucro en la educación chilena; el por qué aún nuestro sistema político no es capaz de frenar y castigar la colusión, el complot y monopolio empresarial en desmedro de los trabajadores de Chile; etc., etc”.
En fin, son muchas las interrogantes, que aún no son planteadas y menos, disipadas por estos postulantes, puesto que nuestros parlamentarios y políticos de turno, siguen matando moscas, desentendiéndose de los temas centrales y transversales, de los cuales se desprenden justamente todos esos otros problemas sociales y culturales que hoy afectan a millones de personas a lo largo del país.
Se dice que “para los grandes problemas, se necesitan grandes soluciones”, sin embargo, pienso que además, de necesitar grandes enmiendas, nuestro sistema político y social, necesita también de nuevos caudillos o grandes hombres con la valentía, claridad mental y patriotismo como en su momento tuviera, el ex presidente Salvador Allende Gossen, quien si logró instalar dichos temas centrales, obteniendo en la mayoría de sus propuestas el apoyo unánime de ambas cámaras, en la que destaca la nacionalización de todas nuestras riquezas naturales.
Hoy y en consideración a los desesperados llamados que hacen los actuales candidatos, invitando y motivándonos a que nos sumemos a la tarea de matar moscas, pienso simplemente que a nuestra clase política “los árboles no la han dejado ver el bosque”, puesto que aunque que concuerdo en que sus propuestas definitivas, -si son importantes-, no son medulares y Chile y los chilenos, no queremos más de lo mismo.
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