A sus veintitantos años, 3 son las prioridades de esta joven ovallina que hace 2 años se hizo voluntaria de Un Techo para Chile: soñar y trabajar duro por Un 2010 Sin Campamentos; sus estudios de 5º año de Servicio Social en la Universidad de Antofagasta; y su acentuado fanatismo por el equipo de la “U”. De esta forma, Carla Andrea Olivares, voluntaria y responsable de la zona centro norte, que alberga a 9 campamentos, se perfila como una profesional que no sólo lidera a los voluntarios de su zona, sino que su vida entera está marcada por un profundo compromiso comunitario. De hecho, ya planea junto a “sus familias” la celebración del bicentenario, donde lo fundamental – enfatiza – es dejar atrás la miseria de los campamentos.
¿Por qué decides integrar la gran cruzada por “Un 2010 Sin Campamentos”?
Quizás en un comienzo lo hice por seguir a mis amigos, pero cuando subí a campamento y me di cuenta de las necesidades que tenían las familias, decidí hacer algo y empezar a trabajar con ellas. Precisamente, son ellas quienes me han aportado las más grandes experiencias de vida. Hoy, tras dos años de voluntariado, aún creo en esas familias que día a día luchan por salir de la pobreza, esa es la inspiración más grande para mí. De hecho, participar de sus progresos es una necesidad en mi vida.
Y hoy, a 425 días del bicentenario, ¿qué te motiva a ser voluntaria?
Hace poco participé de un encuentro de la Corporación Nacional de Dirigentes “También Somos Chilenos”, instancia en la que me llené de orgullo al ver cómo esas familias luchan contra la realidad que les tocó vivir y esa experiencia de vida me dio fuerzas y motivación para continuar con esta labor. Han pasado dos años desde mi primer trabajo en campamento y hoy más que nunca, estoy convencida que llegaremos al 2010 Sin Campamentos.
¿La comunidad antofagastina es sensible ante la pobreza?.
En Antofagasta como en todo Chile existen personas sensibles e insensibles frente al tema “pobreza”. Para algunos son desafortunados que no tuvieron las mismas oportunidades, para otros gente floja. No obstante, existen situaciones donde nos acordamos de ellos, cuando llueve o hace frío, por ejemplo. Es ahí cuando nos unimos y sensibilizamos como país, como si la pobreza sólo existiera en invierno. Sin duda, lo que sí se puede decir es que somos inconsecuentes con nuestros actos.
¿Basta sólo con querer que la sociedad sea más justa?.
Se dice que el querer es poder, pero cómo vamos a poder conseguir una sociedad más justa, por mucho que lo queramos, si no hacemos nada para conseguirlo; tenemos que unir nuestras fuerzas, movilizarnos, golpear la mesa y decir lo que queremos, lo que sentimos y luchar por ello, mostrarnos indignados y, más aún, con ganas de cambiar la historia. La pobreza y los campamentos son responsabilidad de todos.
¿Crees que los jóvenes pueden cambiar la historia o son sólo ideales?
Puede que sean ideales, pero si se unen a los ideales de los demás jóvenes, podremos cambiar la historia, yo confío plenamente en que si todos luchamos por por un Chile más justo, podremos lograrlo. Quizás alguien que lea o escuche esto, piense que es una utopía, pero somos nosotros los jóvenes quienes el día de mañana conduciremos el país y, por ende, debemos luchar por cambiar la realidad que vivimos día a día. Es el momento de exigir más justicia, igualdad y equidad.
¿Qué hace un voluntario en campamento?.
El voluntario que sube a campamento realiza una intervención de excelencia, Trabaja en conjunto con las familias -niños, mujeres, jefes (as) de hogar-, compartiendo experiencias de vida y lo más importante, entregando las herramientas para que ellas mismas sean capaces de salir adelante. Soñar con una vida mejor y con un techo digno, sería más difícil para las familias, sin el apoyo de los voluntarios de UTPCH. El voluntario es quien acompaña a las familias en el proceso de habilitación social, en la obtención de sus viviendas definitivas, en un barrio sustentable, alejado de la delincuencia y la droga.
¿Y llegaremos al 2010 Sin Campamentos?.
Soy una convencida que si nos unimos y creamos conciencia, tanto en las familias de campamento, como en los jóvenes, trabajadores y comunidad en general, será posible lograr el objetivo y cumplir la meta que tenemos como país. Porque esta realidad no puede ser abordada desde una institución o sector particular, sino que involucra a todo un país. Por tanto, debemos unir todas las fuerzas y de esa forma llegar al 18 de Septiembre de 2010 sin la miseria de los campamentos.
¿Cómo motivarías a los jóvenes, a que se sumen a esta gran labor?.
Siempre cuando veo en la tele que los estudiantes luchan por una educación mejor, me siento orgullosa de mis pares, pero creo que también deberíamos luchar por las otras desigualdades que nos afectan. En ese sentido, creo que la mejor motivación para ellos es invitarlos a luchar, pero no solo por una educación digna, sino también, por una salud digna y lo más importante por una vivienda digna y así tener un país mayor igualdad, con los mismos derechos y deberes.
En 1997 los jóvenes de UTPCH hicieron una promesa, erradicar los campamentos al 2010, y hoy quieren hacer historia…¿qué hace falta para lograrlo?.
Creo que con el trabajo realizado a lo largo de estos 12 años de vida de UTPCH, ya hemos hecho historia y lo que nos falta es solo unir un poco más de fuerzas y optimizar el tiempo que nos queda. Ello, para escribir el capítulo final de una larga y dura historia, la de los campamentos. Tenemos que prepararnos para celebrar el mayor triunfo del país, es decir, la erradicación de todos los campamentos y con ello, de la pobreza, la falta de oportunidades, la exclusión, etc.. y poder entonar con propiedad, de norte a sur, nuestro himno nacional.
Acaba de finalizar la Colecta Techo a Mil…¿qué nos puedes decir?.
El Techo a Mil es una actividad preciosa que busca recolectar dinero para ejecutar distintos planes en campamento (salud, educación, bibliotecas, capacitación, fomento productivo, microcréditos). Este año nos fue excelente a pesar de la crisis y ello, gracias a los niños, jóvenes, papás, mamás y abuelitos que se pusieron con las familias de campamento y dignificaron su necesidad de un techo que los resguarde del frío, la humedad, haciéndolos sentir seguros y dignos. Este es un ejemplo de que juntos podemos cambiar la historia.