Falleció escritor Guillermo Blanco: Adiós maestro, hasta siempre

Falleció escritor Guillermo Blanco: Adiós maestro, hasta siempre

25 Agosto 2010
No son pocos los recuerdos que me deja la partida de quien fuera mi profesor durante el paso por la Universidad. Un hombre íntegro, sencillo, humano y sobre todo lleno de una mágica pluma y profesionalismo a toda prueba.
Pablo Dintrans >
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¿Quién fue Guillermo Blanco? La gran mayoría regresa su mente hasta el colegio y un texto escolar de lectura obligatoria llamado "Gracia y el Forastero". AH!, él, exclamarás ahora. Para mí, fue mucho más que el autor de un libro, fue mi profesor, y quizás quien más legados dejó en mi carrera como periodista.

Un paro cardiorrepiratorio se lo llevó con 84 recién cumplidos (nació un 15 de agosto de 1926 en Talca). Fue el mismo día de su cumpleaños cuando debió ser internado desde donde ya no saldría. La única guerra que podía vencerlo, la que tarde o temprano nos dobla la mano.
"Redacción Periodística" III y IV fueron las asignaturas con las cuales me deleitó.

Corrían los últimos años del siglo XX, y a pesar de la vorágine y el vértigo con el que se comenzaba a desenvolver el mundo periodístico -fruto sobre todo de las nacientes nuevas tecnologías- ingresar al salón a una de sus cátedras era escuchar la tranquilidad y sabiduría de años dedicados al periodismo.

Lo suyo era escribir, lo mio también. ¿Quién no soñó alguna vez vivir las peripecias y aventuras que Don Guillermo nos narraba día tras día?, ¿cómo no soñar con no sólo ser un buen periodista sino también un magnífico escritor?

Don Guillermo decantaba sus palabras con parsimonia y claridad. De su boca surgían las historias más increíbles mientras fue corresponsal de guerra en los más variados parajes. Una especie de "Pavlovic o Cavada" en versión tinta y papel, en un preload lleno de magia y sentimiento.
Porque en definitiva lo que nos enseñó Blanco no fue a escribir bien, a poner las comas, acentos, o las clásicas y odiosas "W\'s" y "pirámides invertidas". No, nuestro maestro nos enseñó a sacar el alma en todo lo que escribíamos, a plasmar nuestro mundo y desenvolvernos sobre la maldita hoja en blanco sin miedo al fracaso.

Crítico para con su gremio, ácido y directo en el trato, no había forma de que él -por las buenas o las malas- no terminase ganando un pedazo de tu corazón, porque en definitiva Don Guillermo logró reencantarnos con una carrera llena de baches, y a la que ingresamos por el amor a las letras, esos extraños símbolos que por fin tomaban forma cuando ingresábamos a sus cátedras. En definitiva, haber conocido y disfrutado de él, me permitió enamorarme de una profesión que -ya en la medianía de la carrera- se tornaba osca y sin espíritu.

Nunca lo escuchamos ufanarse de su amplia y nutrida experiencia, en medios nacionales y extranjeros, jamás caminó altanero luego de que en 1999 le otorgaran el Premio Nacional de Periodismo. En los pasillos de la Escuela, él era siempre el más saludado, siempre sonriente, siempre dispuesto a una palabra amistosa y/o pedagógica. Incluso se adaptó a los tiempos, recopilando muchas columnas de opinión en su página web. En definitiva, un ejemplo de aquellos que ya no se encuentran.

¿Cuánto aprendí de él? No lo sé, pero sí estoy seguro que me llevo algo de su libertad para donde quiera que escriba, y que jamás dejaré de hacerlo con el corazón.

Adiós maestro, gracias por todo.

 

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