Luego de que la tierra diera a luz a los 33 mineros, conjuntamente  afloraron muchas otras aptitudes y deudas que al parecer nuestro país había mantenido en lo más profundo y que esta cápsula como la mejor de las madres trajo a la vida.

Nos habíamos olvidado de principios fundamentales, como aquel que el trabajo en equipo es el que permite conseguir los objetivos, que dejar a un lado los mezquinos intereses de unos pocos, vuelve realidad el interés de muchos, que el corazón en las grandes tareas, consigue hacer latir nuestras más hondas esperanzas.

La apuesta por el trabajo, pero el trabajo de verdad, aquel con compromiso y profesionalismo, aquel en el que la premisa es hacer, hacer pensando, hacer planificando, resumiendo hacerlo bien.

Nos habíamos olvidado de aquello que una vez todos escuchamos de nuestros padres, hijo para ganarse y ganarle a la vida hay que trabajar duro, con todo lo que ello significa.

Este hecho, que ocupó las portadas de los distintos medios a nivel mundial, nos situó en una vitrina en la que nos percatamos que podemos, podemos derribar nuestros paradigmas, podemos luchar contra aquello que vaya en desmedro de la dignidad de nuestros trabajadores, podemos lograr una mejor educación y salud para nuestros hijos, podemos vivir en un país en el que nos sintamos seguros, podemos vencer la delincuencia, pero sólo si volvemos al principio fundamental, el trabajo en equipo, el trabajo serio y profesional, el trabajo de todos por un Chile mejor todos los días.

Por Carlos Cantero Ojeda, Senador de la República.