Reforma a la Educación: Sin miedo a la revolución

Por Carlos Cantero 

La nueva propuesta del gobierno para mejorar la educación hace un llamado a revolucionar todo lo conocido anteriormente en esta área.

Teniendo como protagonistas a los profesores, los directores, los alumnos y sus familias, esta reforma estaría cumpliendo los compromisos de campaña respecto a la revalorización de la profesión docente, para que apoye a los profesores en su tarea de mejorar los aprendizajes y la formación de sus alumnos. Esta es la primera reforma que entra a la sala de clases para mejorar la calidad de la educación y así dar igualdad de oportunidades.

Lideran este cambio, los directores, ya que se requieren a los mejores; preparados, líderes, empoderados, que conduzcan adecuadamente sus colegios y se centren en los requerimientos de los niños.

Mayores sueldos, según número de alumnos, convenios de desempeño, posibilidad de armar sus equipos, simplificar aplicación de las otras causales de salida de los docentes, Jefes de Educación Municipal nombrados por Alta Dirección Pública.

Los profesores son nuestros socios, sin ellos no hay reforma posible, debemos revalorizar el rol de estos, devolverles su dignidad y destacar a los buenos; atraer a los mejores a estudiar, la llamada beca vocación de profesor, para los que ya son maestros, otorgar el premio por desempeño con Asignación de Excelencia Pedagógica, un plan de retiro voluntario, el mayor de la historia.

Para los profesores ya jubilados, si bien no hay una deuda histórica legal, sí hay una deuda de reconocimiento a la labor docente, una deuda de dignidad, con bonos especiales dependiendo de la sumas de las pensiones, en cuanto al alumnado se vienen importantes cambios curriculares para fortalecer los aprendizajes de nuestros niños, no queremos más bullying en nuestras aulas, implementación de colegios virtuales, con material en la web para fortalecer el aprendizaje y como otro eslabón de este proceso; la familia, agente formador de la sociedad, queremos abrir las puertas y ventanas de las salas de clases a los papás, para que se involucren, y participen activamente.

Toda una revolución que no exime a nadie, este proceso que viene a saldar la deuda con las niñas y niños de nuestro país, que espera forjar una sociedad más sana y con mayores oportunidades.