Hacer un comentario

Ciclismo urbano y la validez del pedaleo

10 Diciembre 2011

Dentro de las organizaciones de ciclistas urbanos hay opiniones divididas sobre el uso de la ciclovía, hay puntos relevantes que impiden validar a la bicicleta como un vehículo formal: falta de voluntad política, necesidad de educación de tránsito y una urgente reestructuración vial.

Corresponsales ... >
authenticated user Corresponsal

Por Rodrigo Gómez Arratia

Se dice que el uso de la bicicleta como medio de transporte urbano está de moda. Proliferan por diversos sectores tiendas especializadas, como también cada vez es más común ver hombres de corbata o mujeres de traje y zapatillas apoderándose de vías que hace sólo unos años eran tomadas únicamente por deportistas.

Pero frente a este fenómeno cabe preguntarse, ¿Existen los suficientes resguardos de parte de la sociedad civil organizada para atender las demandas de esta nueva masa de ciclistas? ¿Hay interés de los jóvenes para formar nuevas organizaciones que resguarden sus derechos en la vía? ¿Este fenómeno se traspasa a regiones?

Los Principiantes

Es un hecho que los jóvenes son los principales actores y representantes de esta masificación del uso de la bicicleta como transporte urbano.

Esta tendencia tiene directa relación con la idea de que son ellos los más asiduos a realizar actividad física. Según la Sexta Encuesta de la Juventud dependiente del INJUV, el 39.4% de los jóvenes chilenos practica algún deporte o actividad física al menos una vez a la semana. Si bien, esta cifra no permite establecer que los jóvenes sean en su totalidad deportistas, sorprende que en la misma medición, hacer deporte supere al ítem “carretear y salir a fiestas”, el cual se adjudica el 30.4% de las preferencias.

De todos modos, sería  muy básico establecer que esta es la única razón por la cual una cantidad relevante de jóvenes decidió dejar el pase escolar o la Bip! en la casa para reemplazarlo por las dos ruedas.  Existen otros temas de fondo que pueden dar pauta sobre que este medio de transporte soporta un discurso válido que muchas veces se cataloga como una simple moda.

Diego Méndez, estudiante de la Universidad Diego Portales, es uno de los tantos jóvenes que se han atrevido a adoptar la bicicleta como medio de transporte oficial. Cuenta que comenzó a trasladarse en ella desde fines del 2008, cuando, ya cansado del metro y las micros, decidió probar cómo sería ir desde su casa en Providencia, hasta Barrio Universitario: “Yo tenía una visión mucho más difícil, pensaba que iba a ser como una odisea andar en bicicleta; en la primera experiencia me di cuenta que los trayectos se hacían mucho más cortos que, por ejemplo, en micro, donde algunos viajes que parecían largos, y no lo eran tanto”.

De esta primera experiencia positiva, Diego se ha comprometido cada vez más con la causa, decidiendo así, formar junto a Javier Muñoz el proyecto Bipolis: Cruzando la ciudadun programa financiado por los Fondos Concursables de su universidad.

Lo que motivó  a que llevaran adelante este proyecto, fueron algunas quejas que tenía con la implementación de medidas para los ciclistas, y con el mismo transporte público en general: “Pensé que lo que yo estaba experimentando con la bicicleta se lo podía traspasar a otras personas, lo cual considero que responde a que existe un movimiento. Lo creo más que nunca”.

Diego responsabiliza a la mala implementación en sus inicios del Transantiago como el motor para que muchos buscasen nuevos medios de transporte que fuesen económicos y más efectivos. Además acusa que las autoridades no tienen voluntad política para promover la bicicleta como un medio de transporte tan válido como un automóvil. Esto lo grafica citando la mala calidad de las ciclovías y la nula conexión intercomunal de un circuito que debería funcionar para el uso diario de la bicicleta, más que como recreacional.

Sobre los desafíos a futuro de su proyecto, cuenta que está trabajando para promover dentro de su universidad la Semana o Mes de la Bicicleta, la cual pretende llevar a cabo en marzo, además de trabajar en un stand con información de las ciclovías disponibles para la comunidad.

Los consagrados

La raíz de los movimientos y organizaciones civiles nacionales asociadas al fomento del ciclismo urbano es una sola.

En el año 1995, un grupo había tomado la determinación de mandar cartas a todos los medios, intentando llamar la atención para que se terminara con la discriminación de quienes habían adoptado la bicicleta como vehículo oficial. Del papel pasaron a la cobertura mediática, lo que permitió que el entonces, alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, se comprometiera con la implementación de estacionamientos de bicicletas en su comuna. El acuerdo quedó en nada, y dada la molestia del grupo, decidieron bajar desde Apoquindo hasta La Moneda como modo de protesta. Aquél día fue un martes, y éstos son los fundadores de lo que hoy se conoce como el movimiento Furiosos Ciclistasquienes aún organizan el primer martes de cada mes una cicletada nocturna que parte desde Plaza Italia; y a la cual, está invitada todo quien desee manifestarse a dos ruedas. 

Felipe Araos, coordinador de Furiosos, participa en el movimiento hace once años, desde que a los dieciséis conoció la existencia de éstos. Desde ese día, abandonó para siempre las veredas, ejerciendo así su derecho a la calle, como todo vehículo tradicional.

Comparte con Diego la idea de que el Transantiago fue un detonante para que muchos se lanzaran a las calles. Sin embargo, considera que las ciclovías no son una inciativa clave a la hora de desarrollar una cultura vial para los ciclistas: “Hay gente que las prefiere, bien por ellos, porque les es más cómodo o no se atreven bien. Para  mí es un drama, además no tengo porqué andar más lento”.

Identifica a la falta de estacionamientos como el mayor problema para masificar el ciclismo urbano. Cuenta además que, si bien los Furiosos han sido llamados para expresar su opinión con respecto a diversos proyectos de desarrollo recreacional y vial, su experiencia con la institucionalidad no es de lo más óptima: “Trabajamos hace un par de años en el plan maestro de Santiago para ciclovías, y nuestras observaciones fueron tiradas a la basura. Trabajamos con la Conaset en algunas actividades, además en otro plan financiado por el Gobierno y el Banco Mundial, pero nada termina bien; primero porque las autoridades no andan en bicicleta, además que falta voluntad política, al final nos llaman para validar los procesos, pero no somos tomados en cuenta”.

Araos acusa que el ambiente proteccionista del ciclismo está dividido en dos corrientes: Una representada por las organizaciones “sin plata” y las “con plata”, como grafica a Ciclorecreovía y Bicicultura. Con esta última además tienen profundas diferencias sobre la usabilidad del espacio público: “Bicicultura dice que los ciclistas debieran poder usar la vereda. Nosotros decimos que la calle es para los vehículos; porqué vamos a usar la vereda si el espacio es la calle, quitémosle espacio a los autos, no les quitemos espacio a los peatones. Estos son detalles pero marcan la diferencia”.

Otro grupo que ya lleva años en la lucha por los derechos de los ciclistas urbanos es Arriba e la chanchaCaroline Moren, Abogada experta en temas viales y vicepresidenta de la corporación, desde el año 99` que no se baja de su chancha, y con ésta, ha colaborado en diversos movimientos ciclistas: "Todos nacemos de una misma madre; todos somos Furiosos. Pero cuando algunos vimos que había que tomarse en serio la materias relacionadas con seguridad de tránsito, la disminución de la velocidad de tráfico y el diseño de ciudad para que sea pensado a nivel persona, ya se convierten en motivaciones suficientes para que naciera Arriba `e la chancha, y siendo una chancha apoyé jurídicamente al matrimonio que dio origen a Ciclorecreovía”.

Comparte la visión de Araos sobre los problemas y puntos que son necesarios defender, aunque es más moderada y técnica en sus explicaciones.

Sobre el tema de las ciclovías, ella tampoco apoya que éstas sean la mejor medida, pero argumenta que no son lo ideal, dado que la ciclovía segrega al usuario, y lo que se debería hacer es incluirlo en la calle, para que represente un agente que disminuya la agresividad del tráfico: “Existe un fantasma en la seguridad ciudadana. Se potencia a la delincuencia y actos homicidas como el mayor problema, pero se mueren seis veces más personas por accidentes de tránsito que por actos violentos –1800 v/s 247– un ciclista es un calmador de tráfico”.

Caroline, la mujer que fue capaz de desafiar al ex SEREMI de salud, el doctor Mauricio Ilabaca, para convencerlo que el uso de la bicicleta era la solución a los problemas de salud de las personas; unió fuerzas con Furiosos para protestar contra un proyecto de Ley que fue levantado por parlamentarios UDI, el cual fue bautizado Ley Anti ciclista: “Los diputados decidieron que los ciclistas en caso de no haber ciclovía serían enviados a la vereda. La misma ley de tránsito o normas de urbanidad del Ministerio de Viviendo al pobre peatón le reducen mucho su espacio”.

Moren también explica otras complicaciones de protección al ciclista si este es relegado de la calle: “Hay veredas muy angostas, entonces cómo tomar espacio allí, si prácticamente la misma ley de transito vigente considera la bicicleta como un vehículo, entonces abogamos al trato como tal, además que el seguro obligatorio no va a cubrir fácilmente si el ciclista tiene un accidente en la vereda”.

Frente al tema, Araos recuerda otro episodio amargo: “Cuando fue el proyecto anti ciclista en que nos manifestamos –se tomaron la sede 2 mil ciclistas– después de la UDI nos dijeron que trabajarían con las organizaciones de ciclistas y harían un plan piloto con un colegio. Hubo solo una reunión con algunos y se acabó. Todo se olvidó, ese tipo de cosas pasan, hay un acercamiento y se olvida”.

La realidad en regiones

A pesar de las distancias geográficas, los problemas para poder concretar el uso urbano de la bicicleta están presentes en todo el país. La carencia de medidas que comprometan a las autoridades vigentes a una inversión pública que persiga ir más allá de las medidas que apuntan a promover su uso ocasional y recreación, impiden que la comunidad pueda masificar esta opción como la oficial para transportarse diariamente.

En la ciudad de Antofagasta existe el Movimiento Antofacletael cual trabaja todos los últimos sábados del mes levantado una cicletada masiva para promover la utilización de este medio de transporte. En cada ocasión, participan en promedio unas 30 personas. Además, realizan talleres populares de reparación de bicicletas en sectores periféricos, cicletadas semi-urbanas con características de paseo, y además de armar un espacio de cine llamado CineCleta, que pretende fomentar el uso de la bicicleta y destacar sus potencialidades. Otras medidas permanentes son la mantención de un stand informativo en el centro de la ciudad y su presencia en ferias del medio ambiente que se realicen en la región.

José León, representante del movimiento, ha tenido que lidiar desde hace ya tres años con los impedimentos que existen en la ciudad nortina para usar este vehículo. Cuenta que las mayores dificultades se centran en la carencia de infraestructura y la inexistencia de  espacios exclusivos para el tránsito de bicicletas en la zona urbana: “Sólo existe una ciclovía, en la costanera norte, pero esta tiene características de paseo”; además añade que la geografía de la ciudad demanda mayor carga física para ciertos sectores de la población, lo que desmotiva a las comunidades que se ubican en los cerros, los cuales, justamente son los sectores más pobres.

De todos modos, indica que el mayor conflicto es mucho más difícil y peligroso: “Uno de los mayores obstáculos es el poco respeto de los conductores de vehículos motorizados, además como Antofagasta es una ciudad vinculada a la minería y la industria, es común que transiten camiones de alto tonelaje por las calles, y eso asusta a cualquier mortal que este sobre dos ruedas”.

Esta dificultad la vivió en carne propia, cuando hace unos meses fue víctima de un accidente dado que un microbus no respeto un disco Pare. De todos modos, asegura no sentirse atemorizado y recalca que “a pesar de los peligros, sigo pensando que es la mejor manera de movilidad urbana”.

Sobre la relación de Antofacleta con las autoridades, León cuenta que lo más urgente en su ciudad es que, tanto el municipio como el SEREMI considere incorporar alternativas de transporte en el diseño vial, pero lamenta que esto esté lejos de ocurrir: “En los últimos cinco años la ciudad ha tenido una sostenida transformación de su infraestructura, millonarias inversiones han ocurrido, sobre todo, por las obras del bicentenario, y ninguno de los proyectos incorporó ciclovías, en los paseos y nuevas avenidas construidas, y los futuros proyectos tampoco lo consideran”

León identifica que el rol de su agrupación es concientizar a la población y a los ciclistas de la importancia de las ciclovías y el derecho que tienen para exigirlas. Para ello, han enviado cartas y han participado en reuniones con autoridades. Sin embargo, la respuesta siempre es la misma: “las ciclovías no tienen rentabilidad social”. Y mientras siguen luchando por instaurar la infraestructura negada por la supuesta falta de recursos, ven como paralelamente las autoridades levantan nuevas y millonarios inversiones que no cuentan con la infraestructura que exigen hace años. 

Responder

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Aqui podría estar su imagen. para registrarse, haga clic aquí.

CAPTCHA
Queremos saber si eres una persona y no un robot, por eso responde este siguiente formulario.