Internet ha hecho repensar muchos modelos de comunicación que hoy en día quedan cada vez más rápidamente obsoletos.

Desde hace ya algunos años, está claro que Internet ha modificado muchos de nuestros hábitos. Uno de los aspectos que se ha visto transformado ha sido la comunicación. ¿Cómo esta herramienta ha cambiado nuestra manera de comunicarnos entre nosotros y mediante los medios de comunicación? Conversamos con Patricia Peña, coordinadora académica del Diplomado de Periodismo Digital de la Universidad de Chile.  

Respecto de la conectividad en regiones, ¿cuál es el grado de conectividad en Chile?

Primero hay que señalar que las cifras sobre personas y hogares conectados en Chile son bastante dispersas. Por ejemplo la encuesta de la Subtel de 2009 indica que aproximadamente un 46% de los hogares en Chile cuenta o usa internet en promedio, mientras que la encuesta del proyecto WIP-Chile 2010 que tiene como muestra el gran Santiago estima la penetración en 55% de hogares.

Recomiendo ver los resultados que entregó en mayo de 2012 la Subsecretaria de Telecomunicaciones en relación al mercado de telecomunicaciones donde se señalan dos cosas interesantes: que hay unas 3 millones de conexiones a servicios de banda ancha móvil en el país y un 50% de hogares con acceso a banda ancha fija.

¿Crees que todavía existe en Chile una brecha digital muy grande? ¿Cuál es el efecto de esta brecha?

Para muchos analistas de este tema, la brecha digital no se puede entender sólo como un tema de acceso y cantidad, sino que también como un reflejo de otras brechas sociales, económicas y culturales: ¿Quiénes son los y las que están incluidos y participando de las ventajas que podemos tener hoy con la información, conocimiento, servicios y recursos que están en Internet y los que no?
La brecha digital en Chile es aún un tema y un desafío cuando consideramos esas otras brechas socioculturales y educativas. Hoy en muchos hogares chilenos el mayor obstáculo para decidir tener acceso a internet en el hogar es el costo del servicio.
Otras veces, hay otro tipo de factores que pueden hacer que una persona no pueda acceder: educación, competencias para sacar el máximo provecho a los recursos que ofrece la web e Internet, confianza para usar por ejemplo servicios comerciales o banca, entre otros.
Hace un par de años salió un informe a nivel internacional que señaló que, al igual que lo que ocurre en muchos países de la región latinoamericanos, el problema es que la banda ancha que se ofrece es cara y de mala calidad.

En materia de brecha de acceso, dos temas importantes han sido mejorar el tema en las regiones y en las zonas rurales. Para esto, se implementó y culminó el programa de conectividad rural por parte de la Subtel, licitado a una empresa del sector, que ha dado conectividad a más de 1.400 localidades en más de 280 comunas a través de tecnologías 3G. De todas maneras, hay muchas localidades y comunidades en el sur y norte del país,  que aún tienen problemas de acceso.

¿En que se mejora como sociedad si tenemos a una ciudadanía con más acceso a internet? ¿Cuál es el papel de internet y la conectividad en la inclusión social?

Internet y la web en particular se ha convertido en una plataforma estratégica para acceder a recursos y servicios de una variedad de sectores: desde acceso a la información y conocimiento hasta servicios ciudadanos y comerciales, y poco a poco se vuelve una plataforma que para much@s debe ser considerado como un servicio y bien público, accesible para tod@s.
Pero no basta con garantizar el acceso a la conectividad digital para decir que somos ciudadanos digitales, cuando a lo mejor no tenemos resuelto los espacios de participación democrática, reales que se están demandando a través de los distintos movimientos sociales que vemos hoy en el país, y en la práctica: tener plebiscitos ciudadanos, consultas públicas, mayor transparencia de los sectores de poder político y económico.
En ese sentido, las llamadas agendas digitales o las estrategias de desarrollo digital país que se han propuesto para potenciar el tema, son criticadas porque no han tenido una visión integral e integradora con otros temas país. Se trata de tener una voluntad política que promueva políticas públicas no sólo asociadas específicamente a estas tecnologías, sino que las integre de manera complementaria y coherente con otras políticas públicas: sociales, de educación, de desarrollo económico etc Y ahí es donde en el caso de Chile, son muchas las voces que han hecho ver que en realidad las TIC no son un tema país.
Una mirada más crítica y realista es discutir y proponer estrategias, experiencias y proyectos que permitan que este acceso a Internet tenga sentido y sea útil a las personas para su vida diaria y cotidiana y en las distintas áreas o roles que tenemos en nuestras comunidades: educación, trabajo, acceso a la salud, comunicación e información variada y diversa (a lo que  ofrecen los medios de comunicación tradicional etc), servicios de comercio electrónico etc. internacional o en relación a tener más contenidos en lenguas de nuestros pueblos originarios.
Poco a poco, vemos cómo en Chile en la medida que más gente está accediendo y viendo este sentido que ofrecen los servicios y recursos de la web social, especialmente blogs o  las redes sociales online como Faceboook o Twitter es que están surgiendo una variedad de usos sociales - colectivos,y no sólo individuales.
Hay todo un desafío de desarrollar servicios y aplicaciones que sean útiles por ejemplo en áreas como la agricultura, la salud, la gestión de desastres naturales, etc.
Para otras personas  el espacio y uso de las redes sociales como Twitter y Facebook han permitido participar a nuevas formas de acceder a flujos y recursos de  información y comunicación que antes no tenía a la mano. Todavía sigue siendo una red a la que accede una cantidad de personas mucho menor en Chile, no hay datos exactos de cuántas personas efectivamente son usuari@s activos, pero cifras de consultoras internacionales, midiendo el flujo de tráfico o visitas a la web de la empresa, la estiman entre 800 mil a un millón de usuari@s en Chile, porque la empresa misma no te entrega datos o estadísticas. Además en particular en esta red, quienes más activamente la utilizan, y que más seguidores tienen, corresponden a perfiles de personas con más educación y profesionales o periodistas, políticos, personas muy conocidas públicamente, etc.

Respecto a los medios de comunicación.
¿Cuál es la reflexión que deben hacer los medios tradicionales, tras la irrupción de la digitalización del periodismo?

Esa es la pregunta del millón para el mundo de las comunicaciones y el periodismo en estos días. Estamos en un momento de transición en lo que se entendía que era el modelo de los medios y el periodismo. Los medios y el periodismo se están haciendo todas las preguntas: desde qué modelos de diarios online serán los más rentables a cómo se incorpora la interacción y participación de una audiencia o públicos, que cada vez son menos pasivos y se constituyen como comunidades de usuari@s que son también productores de contenidos e información.
Está claro que hoy las personas están con muchas expectativas de participar y de interactuar con los medios informativos, más allá de las que consideren para hacer comentarios de noticias o para que las consideren como reportuiteros o reporteros ciudadanos, porque se les invita a enviar informaciones, fotos o vídeos de un suceso o noticia que han visto en la calle.

¿Existe un nuevo lenguaje, otra manera de contar historias en el periodismo digital?

Las personas en realidad cuando visitan y enlazan un sitio web, muchas veces se quedan apenas 5 segundos o menos de 1 minuto. Eso genera mucho desafío y presión en los medios, especialmente en los periodísticos a cambiar diseño y formato, ya no se puede copiar lo mismo que hace el medio escrito o en televisión en vivo, porque las personas están revisando en la web al mismo tiempo, sus correos, sus cuentas de redes sociales y muchos sitios web.
Esta es la parte en la que menos unos puede hacer predicciones porque está todo por ocurrir, porque hay cambios constantes y porque se viene toda una generación de jóvenes que seguramente van a cambiar aún más esta forma de contar y de hacer relatos, historias y noticias.