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¡ El 1 de mayo es el día

¡ El 1 de mayo es el día del futbolista !

Ricardo Araya Maldonado

El Hincha más Hincha del CDA

Ya es hora que las autoridades y la ciudadanía reconozcan el esforzado trabajo que desempeñan los futbolistas profesionales y reciban merecidos homenajes, al igual que los ?Mártires de Chicago?

Ojalá que en el día internacional del trabajo, las autoridades pertinentes se acuerden de los futbolistas profesionales y, en retribución a tan sacrificada actividad, reciban el merecido premio que los distingue como los mejores trabajadores del país.

A decir verdad, casi todos ellos carecen de educación; por eso su esforzada vida es un ejemplo de constancia y tesón. Es cosa de revisar cómo transcurren sus esforzadas existencias laborales, para comprenderlos mejor.

DOMINGO: Día en que juegan un encuentro oficial por el campeonato nacional. Ya sea, de local o de visita, se levantan alrededor del mediodía, cuando se hace insoportable continuar en la cama. Después de almuerzo, viene una breve siesta para seguir descansando. Luego marchan al estadio para "jugarse la vida" en pos de conseguir "un resultado positivo". Es allí, en el camarín, cuando repiten hasta la saciedad su famosísima frase "hay que seguir trabajando", independiente de cualquier resultado y que los retrata de cuerpo entero, como trabajadores acérrimos y con los mismos hábitos de los funcionarios trabajólicos.

Y aunque no se desgastan, ni desperdician tiempo en reflexiones, igual han dejado sus frases para el bronce. Por ejemplo, el ?Chupete? Hormazábal, de Colo Colo, aseguró que todo en el fútbol, giraba en torno al ?viril? dinero (en vez de decir vil). Y el ?Ligua? Puebla, también se hizo famoso cuando afirmó que los árbitros siempre favorecían a los equipos ?capitalistas? (en vez de decir capitalinos).

Una vez concluido el encuentro, firman algunos autógrafos a esas "admiradoras de futbolistas", que siempre rondan por los pasillos de los hoteles y, junto con hacerles creer que son lindos y quitarles la plata, los trasportan al séptimo cielo donde sueñan con angelitos, en vez de padecer esas horribles pesadillas, reviviendo aquellas jugadas que desnudaron sus ripios técnicos y que podrían haber cambiado el resultado del partido.

LUNES: Tempranito, se despiden de sus amistades ocasionales y ya en el avión, aparte de hacerse los lindos con las azafatas, solicitan los periódicos y leen solamente las informaciones deportivas y los horóscopos, ya que son unos superticiosos de primera y siempre usan amuletos para la buena suerte, cuando ingresan a la cancha.

Por la tarde, ya en la ciudad, les espera una reparadora siesta, solo o acompañado, dependiendo del cansancio y sentimientos de cada cual, para relajarse del miedo a los aviones y olvidarse definitivamente de las tensiones del partido de visita.

MARTES: Muy temprano. A las diez de la mañana, comienza una práctica suave, con el propósito de no provocarles un shock de agotamiento y también para observar atentamente a los posibles lesionados. El resto del plantel, más bien realiza juegos recreativos con el balón, o permanece al borde del campo de juego conversando y tomando solcito, muertos de la risa.

Por la tarde no se trabaja y los jugadores aprovechan de ir de compras al supermercado, ya que durante la semana, estarán sumamente preocupados pensando en el rival de turno y en elegir cual ?disco? o pub, visitarán el sábado por la noche. Todo depende de las mejores ?happy hours? (horas felices).

MIÉRCOLES: En el mismo horario del día anterior, corresponde observar la evolución de los jugadores lesionados y contundidos, mientras que el resto realiza ejercicios de acondicionamiento y resistencia física. Todos ?cual más, cual menos- intenta hacer leso al preparador físico, con la clásica ?corrida de zorro?.

Por la tarde, tampoco se trabaja y los jugadores prefieren asistir al cine, con el único propósito de no "estresarse", o evitar algo más complicado para la salud de tanto vivir en función del fútbol, aprovechando la oferta de entradas a mitad de precio y con gancho.

JUEVES: Este día sí que es "pesado", porque tienen que acarrear los arcos portátiles de fierro; por eso, muchos prefieren sustituirlos por conos de plásticos, que son más livianitos e igual sirven para pichangear un rato, antes de irse a vitrinear al centro, o salir corriendo para jugar play station, al término de la doble jornada.

Por la mañana, practican jugadas de habilidad con el balón, combinadas con destreza física. Y, por la tarde, juegan la tradicional pichanga en serio, entre titulares y suplentes picados, ensayando tácticas y jugadas de laboratorio, bajo la atenta mirada del entrenador, o "profesor", llamado así pretensiosamente, por ciertos jugadores ?chupamedias?.

En ese momento, queda formado el equipo titular, integrado por aquellos jugadores de mejor rendimiento y por los ahijados que trajo el entrenador de turno, los cuales deben cancelarle rigurosamente la cuota que les cobra por tener una camiseta asegurada cada domingo.

Inmediatamente, concluye la jornada, a las seis de la tarde; pero antes, en el último acopio de esfuerzo, deben transportar de regreso los arcos de fierro a la bodega del estadio, labor que agota sus últimas fuerzas.

VIERNES: Por la mañana, realizan una práctica suavecita con balón, en cancha reducida, a la espera de la ?charla técnica? que, por lo repetida, más parece un disco rayado, donde es común escucharle al entrenador: ?los delanteros atacan y los defensas defienden???cabros, si nosotros somos malos pa? la pelota, ellos son mucho más malos??

Por la tarde no se trabaja, más que nada por precaución, a fin de evitar que algún jugador titular se lesione, o se canse en demasía y desaparezcan sus ganas de viajar a los potreros, bajo cualquier excusa.

SÁBADO: Nuevamente se levantan tarde ?otra vez tipo 12 del día- porque antes de la despedida de otro viaje, regalonean con sus medias naranjas, o con sus mamitas consentidoras, quiénes les entregan una lista de encargos, cuyo contenido varía según la ciudad que visitarán. De la cama se van derechito al comedor y después, nuevamente a la cama, para no desaprovechar de descansar ningún instante.

Y sacrificando otro fin de semana lejos de su familia, abandonan la ciudad tan tristes, que algunos deciden hacerse expulsar y así descansar otro poquito, de tan febril actividad que significa ser futbolista profesional.

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