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Creo que todas las circunstancias que rodearon este evento fueron muy desafortunadas y han oscurecido la sana convivencia política al interior de la municipalidad, además de dejar una nueva sensación de molestia de la comunidad hacia sus autoridades municipales; algunos con la alcaldesa, otros con los Concejales y, por añadidura, con todos quienes representan la actividad política del país, la región y la comuna.
Una nueva justificación para la lejanía de los jóvenes con la política y ese “No estoy ni ahí”.
Sin embargo, si revisamos más detalladamente, el resultado final no es tan malo como parece. Vamos por partes:
1.- Si los Concejales hubiesen aprobado el famoso trato directo (además de la supuesta ilegalidad del procedimiento), el evento habría significado un costo de casi 500 millones a la IMA, además del costo para la Corporación por la indemnización por incumplimiento de contrato.
En definitiva, el rechazo de los Concejales permitió evitar todos estos costos al realizar el festival con recursos privados.
2.- Esto también puede tomarse como un logro para la Alcaldesa que pudo gestionar estos recursos con la empresa privada y cumplir (aunque en un estándar menor) con la comunidad, además de que al utilizar dineros privados pudo contratara a la misma empresa productora, evitando así la demanda a la Corporación.
3.- La ciudadanía también salió finalmente favorecida por la realización del evento que espera todos los veranos.
¿Que otros hay que destacar? A mi juicio, a las empresas que aportaron los recursos y que hasta la fecha no han sido suficientemente reconocidas.
En definitiva, considerando el ambiente enrarecido en que se desarrollo este festival, al parecer el resultado final fue la solución más conveniente para todos los involucrados.