#Antofagasta: Esa gente de afuera

#Antofagasta: Esa gente de afuera

11 Diciembre 2013

Eran colombianas, las tres, una de ellas parecía de mi edad. Mientras repartían los volantes se pusieron a cantar algo sobre Jesucristo y el arrepentimiento de los pecados. Pero eran colombianas. Una señora no le aceptó el volante...

Eltor Ortega >
authenticated user

A modo de presentación: Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Debo presentarme, esto irá primero en la columna que tal vez poca gente leerá después. No quiero alargarme así que ahí voy: hola, mi nombre es Eltor y soy un humano o tal vez marciano. Todos somos marcianos, es imposible que la vida haya surgido en la Tierra porque si, no hay estudios que avalen eso y es lo que hace más factible la idea; lo intentan ocultar, hace años que descubrieron que venimos de Marte.

Soy alguien normal, como cualquier persona que podrán encontrar en la calle, sentado a su lado en la micro, etcétera; siempre mirando hacia abajo porque el sol hace mal. No tengo mucho más que contar sobre mi porque es como egocéntrico, así que eso, voy a ver cómo va la descarga de las películas que tengo en lista.

Iba en la micro, una línea 112, que me deja a una calle de mi casa. Era de noche, eso de las nueve y media o algo así. Estaba cansado, más que nada por haber tenido el sol encima durante la tarde mientras una amiga decidía a qué tienda ir y a cual no. 

Iba solo y como es obvio me senté solo, esperando que nadie se sentara a mi lado. Reviso el celular y nada nuevo, las cortinas estaban limpias y los asientos no tenían rayado alguno. Miré hacia adelante y veo a tres mujeres, morenas, pedirle permiso al chofer para subirse, el chofer, amable, las deja. Irán a pedir plata, pensé.

Pero no, eran evangélicas y repartieron unos volantes (antes dejaron en claro que no querían dinero), y hablaron sobre Jesús y el advenimiento. Eran colombianas, las tres, una de ellas parecía de mi edad. Mientras repartían los volantes se pusieron a cantar algo sobre Jesucristo y el arrepentimiento de los pecados.
Pero eran colombianas. Una señora no le aceptó el volante.

Cuando estaba de moda toda esa tontera de la marcha anti inmigrantes, en específico, anti colombianos, veía un canal local: el VLP, justo pillé el noticiario cuando daban una nota sobre la célebre marcha; pocas personas habían ido y en las entrevistas a la gente en la calle la mayoría decía que eso estaba mal y etcétera.

Lo gracioso fue ver y escuchar - al término de la nota - a la conductora que, muy seria, hacía una suerte de análisis de lo ocurrido; instaba a los canales capitalinos a no encasillar a los antofagastinos, porque, según la joven ‘en Antofagasta no somos racistas ni discriminamos, pero muchos colombianos vienen a delinquir y no se hace nada’. Tal vez el nombre de esa conductora rime con hilaridad o tontera, qué se yo.

Hace un tiempo trabajé de reponedor en un supermercado y siempre me topaba con una niña colombiana que trabajaba en aseo. Entrábamos a la misma hora y cruzábamos un ‘hola’ y un ‘chau’, a veces le ayudaba con la basura y ella a veces me avisaba cuando venía mi jefe y yo estaba flojeando. Tenía un año menos que yo y no estaba estudiando ni nada porque venía a Chile a trabajar y el puesto de aseo fue lo mejor que le ofrecieron.

En la U hicimos un carrete, éramos con unos amigos amos y señores del Centro de Alumnos y organizábamos todo, además teníamos chelas gratis. En ese carrete habían varios españoles, hombres y mujeres, jóvenes de intercambio de no sé qué carrera. La pasamos bien, las mujeres de mi carrera estaban vueltas locas con los españoles, hicimos un concurso de poesía erótica y ellos salían a leer. Puro griterío y todas esas cosas. Los españoles eran algo así como dioses bajados del Olimpo y los chilenitos a sus pies. Los españoles esa noche fueron el punto más alto. Recuerdo a una ex compañera decir que los europeos eran lo más, que eran liberales y allá se pasaba mejor que aquí.

He escuchado muchas veces a gente que se quieren ir a Europa; a Viena, a París o a alguna ciudad con muchas luces o con harta nieve, esas fotos de ciudades que ven en Tumblr y que rebloguean muchas veces porque les gusta.

Siempre me han dado risa ver a los extranjeros europeos o norteamericanos caminar por nuestras calles, con cámaras colgando de sus cuellos y con bronceador en sus mejillas, con un jockey y poleras livianas. Como si estuvieran en un safari.

Lo que es yo, algún día iré a Grecia a conocer el santuario de Atena y las doce casas.
Etiquetas:

Contenidos que pueden interesarte

No existen contenidos para esta sección.