Balance del primer año del gobierno de Piñera

Balance del primer año del gobierno de Piñera

13 Marzo 2011

Se acaba de cumplir el primer año del gobierno encabezado por Sebastián Piñera después de 20 años de Concertación, y ya es posible visualizar sus características gruesas, las que difícilmente cambiarán en el curso de los próximos años.

Rodolfo Schmal >
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Se acaba de cumplir el primer año del gobierno encabezado por Sebastián Piñera después de 20 años de Concertación, y ya es posible visualizar sus características gruesas, las que difícilmente cambiarán en el curso de los próximos años. Convengamos que la partida no fue simple, difícilmente podría serlo con un terremoto ocurrido menos de 15 días antes de iniciar su gobierno y cuyas réplicas se hicieron sentir incluso al momento de asumir la primera magistratura. Convengamos también que la oposición no le ha hecho ni cosquillas, y de hecho desconozco que algún proyecto relevante haya sido rechazado. Por tanto no estamos, ni mucho menos,  ante una oposición esquizofrénica como ha querido calificarla algún gobiernista. 

El primer gabinete tuvo una impronta gerencial y de aparente prescindencia política que duró poco. Pareciera que pensaban que gobernar un país era lo mismo que gerenciar una gran empresa. Gobernar es una tarea de mucha mayor complejidad, que incluye factores sociales y políticos imposibles de soslayar. En una empresa privada no se necesita escuchar a la gente que trabaja, lo que importa es escuchar a sus dueños, pero no se puede gobernar sin escuchar a la gente. No se ve coordinación alguna entre los partidos gobernantes, la UDI y RN, que con inusitada frecuencia se muestran los dientes. 

El cambio de gabinete reveló el fracaso del gobierno gerencial y el destape de un cuoteo disfrazado de mantención de equilibrios. Hasta la fecha la UDI no se resigna a que el presidente no sea uno de los suyos no obstante ser el partido mayoritario. De allí que sostenidamente efectúa demandas que en más de una ocasión han puesto en aprietos al gobierno. La exigencia de mantener a Jacqueline en la intendencia a pesar de engañar a las autoridades centrales rebalsó todo límite, a punto tal que su fundador, Jaime Guzmán, debe haberse agarrado la cabeza una y otra vez en su tumba.  

Cuando uno mira la agenda social del gobierno da la impresión que se está ante un quinto gobierno concertacionista. Mal que mal, la agenda incluye medidas que en su momento fueron propugnadas por la Concertación, pero permanentemente rechazadas por la derecha. Ahí está el 7% de descuento por salud para los jubilados, y para qué hablar del tema de la delincuencia, donde la derecha solo veía mano blanda y por lo tanto se resistía a cualquier liberalización en este plano. Exigía tolerancia cero con la delincuencia, y por esta vía ahora tenemos cárceles abarrotadas, y la propia derecha, por la fuerza de un incendio que desnudó las falencias en este ámbito, se ha abierto. Pareciera que en vez de terminar la fiesta de los delincuentes, ahora estaría comenzando. Lo mismo vale respecto del permiso postnatal y de la necesidad de aumentar las salas cuna, acciones siempre deseadas por la Concertación pero torpedeadas desde la derecha por su alto costo para las empresas. 

En este primer año, el punto alto de este gobierno está centrado en el épico rescate de los 33 mineros, donde mostró lo mejor: resolución, trabajo mancomunado entre empresas públicas y privadas.  Después de eso, el retorno a la mediocridad, a la falta de contenidos en las palabras. Se habló de reforzar la seguridad laboral. Palabras que se llevó el viento. 

En resumen, el gobierno parece estar haciéndolo todo para no repetirse el plato, pero así y todo capaz que se lo repita porque la oposición no logra articularse para constituir una alternativa como lo fue en el pasado. De allí que podríamos estar ante la paradoja de que un mal gobierno sea sucedido por otro del mismo signo, así como un buen gobierno no necesariamente es sucedido por uno de la misma coalición. Como se dio en las últimas elecciones. La política tiene esas paradojas.

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Comentarios

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No menciona el crecimiento

No menciona el crecimiento del país, la generación de puestos de trabajo y la notable disminución de la corrupción, por mencionar sólo algunos elementos fundamentales al momento de realizar una evaluación.

Califica el cambio de gabinete como “fracaso”, en circunstancias que en el anterior gobierno el primer cambio se produjo a los 3 meses, Ministro del Interior incluido.

En cuanto a la agenda social, ignora la evolución de las ideologías a nivel mundial, tanto en las derechas como en las izquierdas y parece olvidar que la idea de jubilación para las dueñas de casa fue una propuesta de Piñera, en su primera candidatura, propuesta que fue calificada como populista por la -entonces- candidata que, más adelante, como presidenta, la implementó.

Se equivoca, además, en su crítica a la derecha por el posnatal. Dicha medida no es un costo para las empresas, sino, para el Estado, de modo que su implementación sólo puede ser materializada mediante una rigurosa planificación fiscal.

Cuando menciona “falta de contenido en las palabras”, parece olvidar que los anteriores gobiernos abusaron de las palabras (y de los recursos fiscales para difundirlas), anunciando proyectos como el hospital de Calama, cuya primera piedra fue puesta como propaganda de campaña presidencial (2005). Pues bien, esa y otras obras hospitalarias están siendo construidas por este gobierno, sin tanto discurso pero con profesionales competentes, íntegros y respetados por la ciudadanía, como podemos constatar en quienes integran el actual Gobierno Regional de Antofagasta.

El comentario -evidentemente aludiendo al gobierno anterior- que señala: “Un buen gobierno no necesariamente es sucedido por uno de la misma coalición”, no resiste el menor análisis. Completamente ignorante de la realidad nacional, del Transantiago, el desempleo, la desintegración de la coalición gobernante, la corrupción, etc., etc.

En definitiva, un balance mezquino, sesgado, parcial e ignorante.

En lo escencial, tenemos un gobierno que en este primer año -a pesar y no gracias a la oposición- ha dado muestras de avanzar en la construcción de un país con más oportunidades.

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