En extensa entrevista con La Estrella de Antofagasta, Felipe Berríos se desahogó. En la publicación, el sacerdote jesuita contó cómo ha sido su lucha contra la pobreza en la región y el camino que eligió para vivir, lejos del lujo y la realidad mundana.

En 2014, el sacerdote llegó a Antofagasta con un objetivo claro: enfrentar la desigualdad y trabajar por la inclusión de los más desposeídos. Se fue a vivir al Campamento La Chimba y desde ahí se ha esforzado bastante para lograr poco a poco sus objetivos.

Hace pocas semanas, se realizó la gradución de la primera generación de egresados del centro de formación técnica que fundó y que contó con la mediática visita del ex entrenador de la selección chilena, Marcelo Bielsa. De los estudiantes que guía con cursos de oficios, la mayoría son inmigrantes.

"No se le ve bien al extranjero cuando no es europeo. Cuando sí lo es, se le trata mejor al tiro. Cuando llega alguien con rasgos latinos, nos creemos el cuento estúpido de los jaguares de Latinoamérica... El boliviano y peruano viene de una zona rural, es más sumiso y el chileno abusa de eso. Pero el colombiano arranca de una situación de violencia en su país, tiene un mejor nivel educacional, más desplante y vocabulario. Yo creo que el chileno está un poco celoso... y entonces es fácil catalogar a las mujeres como prostitutas y a los hombres de sicarios”, afirmó Berríos en la entrevista.

En relación a la pobreza y cómo se pueden generar transformaciones sociales, el jesuita complementa, "para lograr un cambio no hay que mal acostumbrar a los más pobres regalando cosas, sino más bien entregando oportunidades, para que amplíen sus redes de apoyo. En caso contrario, eso los convertiría en "dependientes" y por lo tanto, "más pobres", argumenta.

Finalmente, Felipe Berríos agregó que el tema de los campamentos va más allá de lo relacionado con la adquisición de un inmueble. “No es tanto el problema de vivienda como el de la exclusión. Hoy en día el inmigrante busca redes de apoyo. Yo no tengo plata, pero tengo redes de apoyo, que vale más que la plata. Con las redes de apoyo tú puedes pedir prestado azúcar, o puedes decir 'cuídame la guagua'. Te puedes ir a una casa mejor, pero estarás solo ¿a quién le pides si necesitas un poco de plata? Es como una gran familia”, finalizó.