Dos (de muchas) claves para (con)vencer de la oposición a HidroAysén

11 Mayo 2011

Gracias a la campaña a favor del proyecto de la propia empresa, algo así como un lobby público y a la obsesión de personas y grupos ambientalistas que desde siempre se han opuesto a estas centrales, me invité a tener posición.

Gonzalo Cifuentes >
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No tenía posición rotunda ni a favor ni en contra de la ejecución de este megaproyecto en Aysén. Gracias a la campaña a favor del proyecto de la propia empresa, algo así como un lobby público y a la obsesión de personas y grupos ambientalistas que desde siempre se han opuesto a estas centrales, me invité a tener posición. Visiones tan opuestas invitan a descubrir al gato que está encerrado.


Hay dos razones que me llevaron a estar en contra de este megaproyecto hidroeléctrico:

1. La asimetría de la información:


Los que siempre han invitado a “informarse bien”, a “presentar alternativas” y a tildar de “imprescindible” el proyecto dado la “incuestionable necesidad de generación eléctrica para sostener el desarrollo de los próximos años” están a favor del proyecto, pero nunca ninguno de ellos ha usado la misma cobertura medial para ayudar a informar bien a la comunidad, no han revelado alternativas posibles y han –sistemáticamente- atemorizado a la opinión pública con “el cuco” de quedarnos sin electricidad.


Han jugado a esconder información. Así, a la opinión pública le será más difícil formarse una opinión y, en este escenario, siempre gana el que más gasta en publicidad. Nada nuevo. La asimetría de información siempre juega a favor de quien tiene plata para informar a través de la publicidad.


Vieja lógica y muy vigente en muchas indistrias: haga el intento de renunciar a su servicio de Telefonía, Internet o TV pagada. Al hacerlo lo “retendrán” a una tarifa menor, que está vigente para los nuevos clientes, que usted no sabía. Así funciona la Asimetría de la Información: si usted no sabe, pierde.


2. La mentira de la descentralización:


Precisiones más o menos, más del 70% de la energía del mundo la consumen los países desarrollados (los menos). El resto la consumen los países en desarrollo (los más). Un habitante de un país desarrollado consume como 10 veces más que un habitante de un país en desarrollo.


Es cierto que el desarrollo requiere energía. No tengo el dato del consumo de energía de un habitante en Santiago versus uno de una región promedio de Chile. No sé si será 10 veces, pero sí varias veces.


Casi la mitad del mundo, concentrada en países en desarrollo, consume energía proveniente de la madera, del estiercol y del carbón vegetal, es decir, de fuentes de energía que no permiten un rápido desarrollo. Es impensable imaginar empresas del futuro energizadas por algunas de estas fuentes, ineficientes para los niveles de energía requeridos.


Así, el argumento de más energía para el desarrollo de Chile y el larguísimo tendido de torres para llevar la energía de Aysén a Santiago, supone que el desarrollo de Chile seguirá siendo centralizado. Y por diseño.


Simplemente desilusionante. Simplemente es mentira esto del desarrollo de las regiones, si no llevamos (o dejamos) la energía en la misma región que la genera. Estoy seguro que generando energía en cualquier parte de Chile para llevarlo a los centros más desarrollados, como Santiago, lo único que se logrará será más desarrollo para los habitantes de Santiago, hasta alcanzar que un habitante de Santiago consuma 10 veces más que uno de regiones.


No quiero chilenos desarrollados que viven en Santiago (los menos) y otros chilenos “en vías de desarrollo” que viven en regiones (los más).

 

FOTO:  Betoscopio

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