La visita del Presidente Sebastián Piñera, no sirvió solo para inaugurar caminos y conversar con la comunidad, sino que fue el momento oportuno para acercarse a la flamante alcaldesa, Karen Rojo. Si bien, el mandatario la llamó el día de las elecciones tras el triunfo, no necesariamente el telefonazo significó limpiar las cicatrices entre Rojo y el Gobierno.

Y es que en la meteórica carrera de Rojo en el servicio público en el gobierno de Piñera, finalizó de la peor manera en que ambos se hubieran imaginado. Rojo renuncia a su puesto como seremi de Gobierno y más adelante la falsificación de su firma que la acreditaba como militante de Renovación Nacional, casi la deja fuera de su postulación como candidata. En suma, una serie de dificultades que terminaron por alejar a Karen Rojo del gobierno y derrotar al ungido de la UDI, Robert Araya en las municipales.

Por eso, hoy era el momento de reencantar a la joven alcaldesa y que mejor, que el mismo Presidente de la República, vistiera su traje de galán, le cerrara un ojo y en público la piropeara. No es menor, que ella sea una de las 6 alcaldesas cercanas al gobierno de las capitales regionales de Chile y la única del norte, por lo que en la reconquista a sus filas, la derecha se juega el todo.

“Linda por fuera por lo que estamos viendo, y linda por dentro, porque es una mujer que quiere a su ciudad de Antofagasta con todo el corazón”, dijo un seductor mandatario. Por su parte, Rojo le sonríe, sabe que ella juega de perla del norte y que su poder en Antofagasta, hoy puede ser más fuerte que el del Gobierno.

Rojo hoy tiene todas las de ganar, el piropo casi servil del Presidente cuando dice que ella quiere a Antofagasta con todo el corazón, deja de manifiesto que el Gobierno la necesita, sobre todo este 2013, donde su figura se puede transformar en el ancla para conseguir los votos en esta tierra, muchas veces hostil para virar a la derecha.