Abusos sexuales en la Iglesia: Las ecuaciones que no cuadran

30 Marzo 2011

Mientras en Europa y EEUU los casos de abusos sexuales en la iglesia católica denunciados e investigados se contabilizan por miles, en Sudamérica, donde vive la mitad de los católicos del mundo, estos se cuentan con los dedos de la mano. ¿Porque se produce esta diferencia?

Carlos Ruiz B. >
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La debacle en la iglesia católica chilena que ha producido el caso Karadima, y que ha puesto en el debate público una realidad que era para muchos, un secreto a voces, ha traído aparejado, además del dolor, la rabia, impotencia e incredulidad, una serie de aparentes contradicciones e incongruencias.

Incongruencias que pueden esconder realidades. Oscuras realidades que quizás nunca puedan ser del todo aclaradas, pero de las cuales es imprescindible hablar, al menos, para hacer el esfuerzo que toda sociedad sana debe, ética y moralmente, hacer para esclarecer.

La "Iglesia" en Chile y América latina

No nos vamos a referir en específico a Karadima, o los llamados "casos emblématicos", sino a una realidad numérica que tiene que ver, aparentemente, con cómo la Iglesia Católica se ha construido a sí misma como una de las instituciones (o quizás la institución) que ha moldeado y cimentado la sociedad chilena, y en general, de America Latina.

Cimientos que se relacionan con la llegada de los primeros colonizadores españoles, que no solo buscaron instituir a la Iglesia Católica como un tema de fé, sino como un poder tanto o más influyente que el mismo estado.

Esto se tradujo en que en América Latina viva actualmente más de la mitad de los católicos del mundo. Y un pilar fundamenal de ello, fue sin duda, la educación. Y una sola situación que grafica esto es que hasta hoy la asignatura de religión es referida a la fe católica, incluso en colegios "no-católicos" o municipales. ¿Como es esto posible en el 2011, donde aparentemente existe libertad de culto y se dice respetar y reconocer otros credos?

Los números que no cuadran

El párrafo anterior tiene que ver con tratar de explicar la imágen que ha construido de si misma la Iglesia católica en esta parte del mundo, en donde los curas se convirtieron en modelos de virtud. Incuestionables. Intachables. 

En Bélgica 13 víctimas se suicidaron

Pero los curas, pese a todo ese halo de virtud y superioridad moral, también son hombres. Prueba de ellos son los incontables casos de pederastia que se han descubierto en todo el mundo, y que llevaron al Papa Benedicto XVI a pedir perdón públicamente a las víctimas. 

Los números son escalofriantes. En EEUU por ejemplo, el informe John Jay, del año 2004, establecía en 11 mil las denuncias de abusos sexuales y pederastia cometidos por cerca de 4 mil 400 sacerdotes. De esas causas, 6 mil 700 fueron llevadas a la justicia, la mayoría de ellas terminando en compensaciones económicas para las víctimas.

rlanda vivió un proceso especialmente traumático. Entre 1950 y fines de los 80 se estima que fueron abusados 35 mil niños y niñas por sacerdotes católicos. De ellos, se estableció la plena responsabilidad de 496 abusadores y 60 mujeres. En Austria, los casos reconocidos por el clero son527.

En Bélgica son 475 casos. 13 víctimas acabaron suicidándose

Y así suma y sigue. En Australia han sido sentenciados por la justicia 71 religiosos. En Alemania 30, en la mencionada Bélgica 10. 

¿Y que pasa en América latina?

Si nos remitimos a Chile, en el caso Karadima, tenemos un proceso aún abierto, y que se ha sustentado por los testimonios de quienes fueron víctimas cuando niños o adolescentes y que hoy son adultos. Paradojicamente la justicia chilena fue más lenta incluso que la del Vaticano. Y así, en el resto de sudamérica, son escasas las causas judicializadas y con responsables en la cárcel. Y salvo casos especialmente escabrosos que han llamado la atención mediática, como el del padre Maciel y los Legionarios de Cristo en México, pareciera ser que, estadísticamente, estamos hablando de casos aislados.

En América latina vive más de la mitad de los católicos del mundo

La excepción parece ser los 817 días de cárcel a los que fue condenado el sacerdote español José Ángel Arregui, a quién se le encontró más de 400 horas de video con material pornográfico infantil que el mismo filmó. Pero pese a que las mismas grabaciones mostraban a Arregui abusando presuntamente de al menos 15 alumnos de 3 colegios de la congregación San Viator, solo fue condenado por el delito de posesión de material pornográfico infantil.

¿Es esto posible? ¿Lo de Karadima, Maciel, Arregui son casos aislados? En el continente donde vivé mas de la mitad de la población católica del mundo, ¿Es posible que solo haya unos pocos casos? ¿No será que estamos en presencia de la punta del iceberg de múltiples casos que han sido sistemáticamente encubiertos por la misma iglesia, laicos, justicia y probablemente, las mismas víctimas?.

Quizás la respuesta pueda ser respondida con otras preguntas. ¿No será que en sociedades, en donde la Iglesia Católica no dispone de tanta influencia y poder, sumado a sistemas penales más eficientes, explica la diferencia de numero de casos denunciados e investigados en relación a Sudamérica?

Denuncias de encubrimiento

Sin querer adelantar juicios, hay que referirse a las denuncias de encubrimiento que pesan sobre la Iglesia Católica a lo largo de los años. Ya lo gritó James Hamilton en Tolerancia Cero en Chilevisión. Pero hay datos objetivos sobre este encubrimiento. En EEUU en el 2002 por ejemplo, el arzobispo de Boston, Bernard Francis Law dimitió tras reconocer haber encubierto a un párroco que abusaba de jóvenes. No obstante ello, en el 2004 era nombrado arcipreste de la Basílica Santa María La Mayor, una de las 4 más grandes de Roma.

A ello hay que agregar que desde 1962, un decreto del Vaticano establece la prohibición de informar a laicos respecto a las investigaciones internas sobre estos delitos. En el 2001 se agregó la disposición de que estos casos sean vistos directa y exclusivamente por el Vaticano.

Muchas de estas denuncias investigadas al interior de la Iglesia solo se tradujeron en medidas "administrativas". Tal fue el caso del propio Maciel en México, que fue enviado al retiro. Un caso más cercano fue el del Ex Arzobispo de La Serena, Francisco José Cox, enviado a retiro a Colombia y Suiza tras las denuncias de abuso sexual que pesaban en su contra en la capital de la región de Coquimbo.

No es fácil para la iglesia reconocer todos estos casos, claro está. Y si bien el Vaticano, ante la abrumadora evidencia en Irlanda y EEUU ha pedido perdón a las víctimas, también ha pedido "perdón para el pecador", siendo que con otros "pecadores" la iglesia no siempre es tan comprensiva. Ojalá esta solicitud de misericordia con los abusadores, no esconda ese encubrimiento que miles de víctimas acusan en todo el mundo.