Alto del Carmen: un lugar que sorprende en cada rincón.

Alto del Carmen: un lugar que sorprende en cada rincón.

26 Diciembre 2016

Si te gusta el turismo vivencial y compartir con las comunidades, te recomendamos Alto del Carmen. Un lugar donde encontrarás paz y la tranquilidad de no sentirse invadido.

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Una de las cosas que más sorprende en San Félix es que está rodeado de altas montañas por lo que el amanecer se puede ver varias veces en un solo día dependiendo de dónde estés.

Ubicado en el corazón de la región de Atacama San Félix pertenece a la comuna de Alto del Carmen, donde nace el valle del Huasco. Para el viajero que viene desde el norte conociendo el desierto, este lugar es un verdadero hallazgo que refresca la mente y el espíritu.

Para llegar tomamos la ruta 5 norte y en Vallenar nos desviamos hacia el oriente. Eso sí, recargamos combustible y compramos algunos víveres. Nos fuimos por la ruta C-485 bordeando el embalse Santa Juana y luego el río Huasco. Así, admirando hermosas montañas en las que se dibujan verdaderas alfombras verdes entre parronales y otros árboles frutales, pudimos ser testigos de la generosidad de un paisaje mágico. Un valle que nace desde la inmensidad del desierto.

Nos llamó la atención su gente amable y sus restaurantes típicos con una propuesta gastronómica muy interesante. En un interesante restaurante hicimos un alto, para luego seguir nuestro viaje hacia San Félix. En el trayecto nos encontramos con varios atractivos por lo que nos prometimos regresar al día siguiente pues nuestro objetivo era llegar al pueblo donde nos dijeron que encontraríamos una artesanía típica de nuestro destino visitado.

Al fin en nuestro destino una pequeña y hermosa plaza nos dio la bienvenida. El objetivo estaba cumplido pues en un pintoresco kiosco de artesanía nos indicaron dónde ubicar a Palina, una mujer que hace muñecas de trapo, lana, semillas y hierbas.

Así, apareció una mujer que irradiaba felicidad y agrado de recibir a los turistas. De inmediato una decena de muñecas   adornadas   de multicolor aparecieron frente a nosotros.  Se trata de una tradición familiar que ha traspasado generaciones y donde cada una tiene su propio misterio que las hace únicas. Paula Carvajal, o también conocida por los lugareños como Palina, nos contó su secreto después de que cada uno eligió la suya.

Pero eso no fue todo. Luego de conocer la historia del pueblo y sus alrededores, nos mostró el Museo del Pajarete. Se trata de una cooperativa que elabora este vino dulce con denominación de origen y de uvas cultivadas en altura. Ellos durante años recolectaron algunos de los ancestrales implementos que se usaban antaño para elaborar este delicioso mosto. Recopilaron la historia y hasta algunos archivos originales que muestran cómo se llevaba el registro de cada kilo de uva que entraba al proceso. Un relato alucinante y un vino maravilloso. Tras comprar unas cuantas botellas seguimos recorriendo el valle.

Ya de regreso nos llamó la atención la cantidad de pequeñas parcelas donde hacen queso de cabra, frutas que son verdaderos primores para la estación, aventuras de trekking y hasta un camping con piscina incluida en un sector llamado La Majada.

Ya cuando se puso el sol decidimos regresar a Alto del Carmen. Tomamos una ruta alternativa por la orilla del río. Entre las imponentes montañas se dejaban ver las estrellas como nunca antes las habíamos visto. Los cielos transparentes que nos regaló ese mágico lugar permitieron ese milagro.

Alojamos en una pequeña cabaña. En la noche solo sentíamos el ruido del río y las aves del lugar que nos daban un verdadero concierto. Al otro día viviríamos otra experiencia buscando aventuras y personajes tan fascinantes como los del día anterior.

Si te gusta el turismo vivencial y compartir con las comunidades te recomendamos Alto del Carmen. No se trata de un destino masivo donde encontrarás grandes hoteles ni diversión nocturna; a contrario, es su paz y la tranquilidad de no sentirse invadido por multitudes lo que más encanta de ese lugar. A propósito de estrés y otros males de esta época del año, el lugar te desconecta por completo y te invita a escuchar los sonidos del silencio. En Alto del Carmen disfrutas de un nuevo concepto de viaje donde puedes degustar frutas y productos agrícolas frescos y en su origen; probar sabores centenarios en su pisco y el pajarete; conocer el paisaje de colores profundos y vistas impresionantes; contemplar cómo aún se cultiva entre quebradas con sistema de terrazas como los pueblos prehispánicos, y conocer las culturas Diaguita y Molle, junto a la ruta de Los Españoles. Dos valles que se cruzan y se unen con una propuesta única que te recarga de energía.

 

Dónde ir:

 

Alto del Carmen: como se trata de un destino emergente existen pequeños hospedajes familiares y cabañas rústicas pero muy bien equipadas.

Junta Valeriano: aquí podrás realizar cabalgatas, tour en bicicleta o ir hacia El Berraco, donde podrás ver un impresionante petroglifo.

El Tránsito: si bien uno de los productos más llamativos de este pueblo son los helados de nieve, el lugar en sí es increíble, con sus construcciones patrimoniales y sus personajes típicos que relatan historias maravillosas.

San Félix: A media hora de Alto del Carmen ofrece paisajes únicos y productos que encantarán tu vista y el paladar.

Pinte: pequeño caserío ubicado a 20 minutos de Tránsito. Lo antecede una bella quebrada donde los cerros se tornan multicolores. Hay un museo paleontológico y un circuito de trekking perteneciente a Senderos de Chile.

 

Si quieres conocer más del destino y de los servicios turísticos registrados y armar tu próxima aventura, visita los sitios de Sernatur www.sernatur.cl y www.chileestuyo.cl para conocer más de los destinos y panoramas que te depara el valle.

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