Dolor de cabeza, dolor al masticar, dolor de cuello y/o hombros, dolor o pitido en los oídos, pérdida del equilibrio, disminución de la apertura bucal, desgaste de las piezas dentarias, recesiones gingivales, pérdida del esmalte, fracturas de obturaciones, entre otros, son algunos de los síntomas que puede manifestar una persona que sufre de bruxismo, este mal hábito inconsciente, que hoy por hoy afecta a un porcentaje importante de la población chilena. 

De acuerdo a la doctora Ignacia Lobato, Odontóloga, especialista en Ortodoncia y Ortopedia Dentomaxilar y especialista en bruxismo, las consultas por bruxismo en Chile han aumentado en un porcentaje muy importante en los últimos años. Esto se explicaría por los factores estresantes en las grandes ciudades que 
conlleva a una parte de la población a somatizaciones entre ellas: colon irritable, úlcera gástrica, trastornos del sueño, ansiedad, parasomnias (el bruxismo es una de ellas), exceso de estímulos sobre todo a la hora de dormir, el aumento del consumo de fármacos contra déficit atencional, entre otros. Al respecto, aclara que el estrés desencadena reacciones a nivel del sistema nervioso central, lo cual gatilla el bruxismo. 

El bruxismo según explica se define como el mal hábito (cuando es durante el día) o parasomnia (cuando se produce durante la noche) del apriete o rechinamiento dentario involuntario. “Los primeros síntomas son dolor muscular de cuello, hombros y cabeza sobre todo en las mañanas. Un síntoma un poco más tardío es el desgaste excesivo de piezas dentarias”, recalca. 

El diagnóstico se realiza mediante preguntas dirigidas al paciente, un examen clínico de los músculos masticatorios palpándolos y realizando algunas pruebas de activación para ver si existe dolor o disfunción, examen y palpación de la articulación témporo mandibular y a los dientes para ver cualquier desgaste excesivo o anormal, anfracciones o recesiones gingivales. 

La doctora aclara que en los niños el bruxismo se considera normal (a menos que manifieste dolor de cabeza, cara o cuello), sobre todo durante el recambio dentario. El tratamiento del bruxismo es paliativo, y se realiza para prevenir el desgaste excesivo de los dientes, evitar dolores musculares y alteraciones articulares. 

Si bien existen medicamentos que deben ser recetados por un neurólogo que pudiesen actuar a nivel del sistema nervioso central, relajantes musculares y inyecciones de toxina botulínica en la musculatura masticatoria que inhiben temporalmente el bruxismo, el tratamiento más frecuente para el bruxismo es el 
uso de un plano de relajación, para proteger las estructuras que pudieran verse afectadas por dicho mal hábito (músculos, articulación, dientes y encías). Dicho plano debe ser confeccionado por un especialista en oclusión y su diseño varía según la patología de cada paciente. Los planos, generalmente deben ser planos y contar con ciertas guías de la oclusión. 

En ciertas ocasiones el paciente puede no tener los medios para realizarse un plano de relajación, o puede no contar con una hora pronta para ser diagnosticados y tratados por el oclusionista calificado, en esos casos se recomienda el uso temporal de las placas antibruxismo Drimwell.

Esta placa se amolda y ajusta a cada mandíbula, sirve especialmente en periodos de estrés y nerviosismo. Alivia los dolores de cabeza y mandíbula, protege los dientes, músculos y encías de la sobrecarga generada por el bruxismo. 

Finalmente la doctora Lobato, señala que para tratar la causa, es fundamental que el odontólogo averigüe cuál es el origen exacto de lo que está provocando el bruxismo.