Búsqueda de meteoritos en Atacama será parte de la serie televisiva “Hijos de las Estrellas”

06 Junio 2017

Estudiantes y académicos de la UCN participaron en grabación de capítulo del exitoso programa internacional, que es transmitido por canales de Chile y Colombia y, a nivel global, a través de Netflix.

Equipo El Nortero >
authenticated user Editor

La búsqueda de restos de meteoritos dispersos en el árido desierto de Atacama en el norte de Chile, es parte de la grabación de un nuevo capítulo de la serie “Hijos de las Estrellas”, cuya primera temporada fue transmitida con gran éxito en canales de televisión de Chile y Colombia y, a nivel global, a través de Netflix.

El trabajo audiovisual en la zona, que incluyó el uso de drones y cámaras de alta resolución, está orientado a dar a conocer y educar a la población sobre distintos temas de interés científico de alto impacto.

Las grabaciones, realizadas por la productora Cábala, tuvieron lugar durante dos días en una zona considerada de desierto extremo, ubicada a aproximadamente 50 kilómetros al sureste de la ciudad de Antofagasta, en el norte de Chile.

En ese lugar -de aspecto lunar- un grupo de trabajo, que incluyó a estudiantes e investigadores de la Universidad Católica del Norte (UCN), participó en una jornada de recolección de meteoritos dispersos en la zona, ya que el eje del programa estará centrado en el cuidado y protección de estos cuerpos extraterrestres.

“La idea es dar a conocer y proteger un patrimonio que está en riesgo. Existe un mercado ilegal de meteoritos, los que en vez de estar en museos, están en colecciones de particulares en Europa y Estados Unidos”, explicó el académico del Departamento de Ciencias Geológicas de la UCN, Dr. Rodrigo González Tapia.

SEGUNDA TEMPORADA

El capítulo formará parte de la segunda temporada de “Hijos de las Estrellas”, el que se espera transmitir durante 2018, en una iniciativa que cuenta con apoyo del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) y Señal Colombia.

Sobre la realización del documental, la Dra. Millarca Valenzuela, investigadora del Instituto Milenio de Astrofísica de la P. U. Católica de Chile y curadora del Repositorio Nacional de Meteoritos de esa casa de estudios, explicó que en más de 10 años se ha podido comprobar que existe una gran cantidad de meteoritos en la superficie del desierto, con magnitudes muy diferentes a las existentes en otras zonas del planeta donde se buscan habitualmente estos cuerpos.

“Así como somos famosos por tener grandes concentraciones de cobre o terremotos, desde hace unos años ya somos conocidos afuera como un lugar donde se pueden encontrar meteoritos”, explicó la geóloga.

Agregó que el desierto de Atacama está reemplazando a otras zonas, como el desierto del Sahara, los que han perdido atractivo para la búsqueda, debido a los múltiples conflictos existentes en esas áreas.

BÚSQUEDA

Las tareas de búsqueda incluyeron un barrido del terreno, el cual tuvo la participación de estudiantes memoristas de la carrera de Geología de la UCN, quienes realizan su tesis en el tema de meteoritos.

Para poder encontrarlos es necesario tener una serie de conocimientos previos, conocer la metodología de detección, y saber cómo y dónde buscar. “Una de las dificultades es el color con respecto a la superficie del desierto. Muchas veces no se contrastan y se pueden confundir con rocas ígneas u otras de origen terrestre. Para este tipo de búsqueda un parámetro importante es el color”, resalta Alfonso Revillard, alumno de la UCN que desarrolla su tesis de grado en torno al tema.

Su compañera de carrera, Camila Caviedes, añade que otro factor que dificulta la localización de estos cuerpos extraterrestres es que se confunden frecuentemente con las magnetitas.

La memorista explica que para reconocer un meteorito es necesario considerar aspectos como su alta densidad, que tenga costras de fusión y que no presente minerales claros en su estructura, como el cuarzo, por ejemplo.

El grupo de búsqueda, que también integró la investigadora del Instituto de Astronomía de la UCN, Priscilla Nowajewsky, puso en práctica un sistema de búsqueda integrado por seis personas, quienes en línea y separados por unos cuantos metros, avanzaban y observaban con atención cada detalle de la superficie desértica para detectar los restos de meteoritos.

El rastreo fue un trabajo minucioso y didáctico, ya que la idea fue describir y mostrar al público que observe el documental, cómo se realiza esta tarea científica en terreno.