Conflicto estudiantil: Se manchó la marcha

Por enésima vez los súbditos de Jaime Gajaebbels rechazaron los anuncios del Gobierno, que si bien no representó gran novedad para quienes leemos algo más que los titulares, si para la población general resulta reveladora la situación, ya que finalmente se devela que la porfía de los muchachos se sustenta y justifica por un deseo más bien transformista que perfeccionista del sistema.

Como el temita no da para mucho, me limitaré a incitarlos con un par de reflexiones (muy básicas) y que mediten un segundo sobre lo que se les viene, a fin de evitarles otra decepción.

¿Listos?. Vamos entonces…

Si no son capaces de sentarse como personas de bien junto a las autoridades competentes y desligarse de los manoseos del Comité de calle Vicuña Mackenna antes del próximo miércoles 24 de Agosto, serán aplastados (mediática y políticamente) por  los pataleos que la Cut, la Anef, micreros y otros gremios tienen programados para ese día.

Ojo, cuando digo “aplastar” me refiero a que, de sumarse las pataletas, inevitable será que la chusma los mezcle con los Martínez de siempre, ¿entienden?.

Agreguen, estimados educandos, que las divisiones internas con los sectores moderados, la multiplicidad de temas, las 347 vocerías diarias y el error de despreciar públicamente los oficios de mediadores, como por ejemplo la de Monseñor Ezzati, pusieron un aliño malévolo a la sopa y radicalizó el debate nacional a niveles insoportables, cosa que, como se los advertí hace unas semanas, la gallada terminó interpretando como la antesala del caos social, inestabilidad e incertidumbre, favoreciendo la posición del Gobierno, quizás no en el fondo, pero si en la forma, a fin de obtener la tan apreciada paz social.

Ir a un colegio y amenazar a sus alumnos y apoderados con que, si no se suman a las movilizaciones, vendrán de noche a reventarlos no es el camino. Los apoyos por miedo no son apoyos.

Entiendan que sus demandas (educación de calidad, acceso, deudas, etc) no son ni cercanas a los de aquel grupito de dirigentes políticos dispuestos a todo, sacrificarlos si es necesario, con tal de resucitar la alucinación soviética.

La marcha se manchó, ahora siéntense a dialogar y dense la oportunidad de hablar como personas racionales.