Dag Hammarskjöld: Alexis Léger y Ezra Pound a 50 años de su muerte

07 Noviembre 2011

Las cartas de Dag Hammarskjöld revelan su significativo rol en la entrega del Premio Nobel al francés Alexis Léger y en la liberación de Ezra Pound.

Omar Pérez Santiago >
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Dag Hammarskjöld, el Secretario General de la Naciones Unidas, murió trágicamente hace 50 años, en una noche de septiembre de 1961, cuando el avión en el que viajaba cayó en el Congo Belga. Dag Hammarskjöld ocupaba, desde el año 1953, la silla número 17 de la Academia Sueca, donde cada año se decide el Premio Nobel de literatura. El diplomático tenía una indeleble comunión con la poesía.

“Por mi sugerencia, -escribe a Alexis Léger en septiembre de 1955- el poeta sueco Erik Lindengren ha tomado el trabajo de traducir tus poemas, que él espera terminar y publicarlos. Tengo grandes expectativas de esa publicación, pues Lindengren es un poeta de gran talento que (en su traducción de Claudel, por ejemplo) ha mostrado cuan experto es en recrear obras de autores francesas al sueco.”

Efectivamente, el magnífico poeta Lindengren (1910- 1968) tradujo a Léger y la editorial Bonniers lo publicó en 1956 bajo el título Jord, Vindar, Hav. Y cuando en 1960 Alexis Leger recibió el premio Nobel, hubo un telegrama de saludo del Secretario General de la Naciones Unidas, Hammarskjöld.

En 1949 un joven poeta, llamado Lars Forssell (1928-2007), que también llegaría en 1971 a ser miembro de la Academia sueca, escribió un largo ensayo sobre Ezra Pound y lo publicó en Bonniers Literara Magazine. Forsell tradujo luego poemas de Pound al sueco, y fue publicado por Bonniers en 1953, bajo el título de 24 dikter. Es la investigadora Marie-Noëlle Little, que relata ahora que un sueco que estudiaba en Yale, Bengt Nirje, visitó a Pound en el hospital St. Elizabeths en 1953, donde lo habían recluido por sus simpatías fascistas durante la segunda guerra mundial. Durante la visita, Nirje se encontró con la hija de Pound, Mary y él le prometió que haría algo para liberar a su padre. Bengt Nirje le escribió entonces a su amigo Lars Forssell. A su vez, Lars Forsell le escribió a Hammarskjold, que recientemente había sido elegido Secretario General de las Naciones Unidas.

“Pensé - escribió Forsell- que usted podría de alguna manera llamar la atención a la opinión estadounidense – o quizás, más bien a la opinión de la individuos influyentes – sobre que uno de sus más grandes poetas ya ha estado en un tipo de prisión durante los últimos nueve años ahora, y que su persona y su situación personal están siendo olvidados mientras su reputación como poeta está creciendo más y más.”

Hammarskjöld le pidió inmediatamente a su asistente, Per Lind, tomar contacto con Sven Backlund en la embajada sueca de Washington. Luego Hammarskjöld le respondió a Forsell:

“Por supuesto, acogeré las oportunidades que podrían presentarse a fin de tener más información acerca de esta situación y lo que podemos hacer para ayudarle. Esta carta sólo pretende asegurar que comparto su preocupación por este trágico destino humano y que no lo dejaré fuera de mi vista.”

Ezra Pound es finalmente liberado en el año 1958.

Ezra Pound, Eric Lindegren, Lars Forsell, Alexis Léger. No es raro entonces, que cuando murió Hammarsköld, hayan encontrado en su escritorio su manuscrito, “Marcas en el camino” con una carta para solicitar que fuera publicado. Este libro fue publicado e provocó inmediata admiración y se inicia citando un poema de otro gran escritor sueco, Bertil Malmberg (1889-1958).

 Endast den hand som stryker ut / kan skriva det rätta

Sólo la mano que borra / puede escribir la palabra justa.

 El libro de Dag Hammarskjöld es un diario nutrido de lecturas espirituales (Eckhart, Juan de la Cruz, Pascal) y de escritores contemporáneos (Pound, Melville, T. S. Eliot, Ibsen, Hesse, Saint-John Perse (Alexis Lerge)). Dag Hammarskjöld destaca las virtudes que se reflejan en el silencio: la paciencia, la renuncia, el desamparo. La persona con responsabilidad política ha de repartir una mística que se hace política del bien común:

 "La sed es mi patria en el país de las pasiones. Sed de comunidad, sed de justicia — una comunidad basada en la justicia y una justicia alcanzada en común. Y esta sed solo se puede satisfacer en una vida en la que mi personalidad se construye como un puente que me une con los demás, como una piedra en el edificio celeste de la justicia.”

Hammarskjöld le otorgaba a la traducción, a la interpretación, un rol central. Como diplomático de excelencia sabía del valor de interpretar las palabras del otro, para poder entender sus deseos más profundos y para poder mediar de mejor modo.

A propósito del silencio, Hammarskjöld termina este formidable libro con una serie de Haiku, forma poética de 17 sílabas. Cortas y precisas, como este:

 Nunca volverás.

Otro hombre

Encontrará otra ciudad.

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Omar Pérez Santiago es escritor. Ha publicado recientemente “Nefilim en Alhué. Y otros relatos sobre la muerte” (Mago Editores)