¿Discapacitados? Un concepto mal llevado

09 Febrero 2012

“No es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás”

Juan M. Escobar >
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La utilización de la palabra "discapacitado", es algo más que habitual en los corredores sociales de nuestro país. Un concepto peyorativo, pero que toca fuertemente nuestros corazones cuando aparece la tan popular "Teletón".

¿Somos conscientes de los reales problemas que poseen estas personas?

¿Está bien utilizada la palabra "discapacitado”?

¿Se cumplen las leyes que supuestamente los defienden?

Siempre cuando estoy en el metro, cumplo mi recorrido y es hora de llegar a mi hogar, tengo que presentarme ante un inconveniente no menor: unas largas y tremendas escaleras. Con dificultad veo a la gente subir, sobre todo a los mayores. Algunos les llegarán a su mente las escaleras mecánicas. Bueno sí, están presentes, pero no en todas las estaciones.

Utilizando esa misma lógica, si sufro de alguna discapacidad, problema al caminar, etc. ¿deberé sólo bajarme en aquellas habilitadas, considerando que quizás no sea la más cercana a mi destino ó requerir a la opción más rápida para salir del metro, que sería utilizar mis manos como pies?

Lamentable, pero es cierto. He visto varias veces personas bajando o subiendo de esa forma. Es de considerar, que hice el caso específico del Metro, pero se sitúa esta problemática en gran parte de los servicios. ¿Quién acaso no ha notado un adulto mayor, joven con muletas o con algún problema de visión, intentar subirse al Transantiago? ¿Es fácil para él o ella?

Concibiendo una cita con el pasado, recuerdo en mis tiempos de escolar-que no fue hace mucho-mi petición a la dirección del Colegio Católico en el cual yo estudiaba; que se respetara las normativas y se produjera una integración total de las ya llamadas “personas con discapacidades”. Le comenté el hecho de que si una persona en silla de ruedas, quisiera estudiar en nuestro establecimiento, cómo lo haría si estamos repletos de escaleras. A lo que ella me comentó: “Bueno, no pueden no más”

¿No pueden no más? Es decir, si yo estuve toda mi vida en aquel colegio; sea alumno, profesor, director, trabajador, y sufro un accidente importante, del cual no pueda ejercer normalmente mis extremidades o intelectualidad ¿debería irme del lugar?

Si nací con aquellas características, y el colegio me queda cerca, ha sido de tradición familiar o alguna otra variante que haga de aquel establecimiento cómodo y atractivo: ¿no podré hacerlo porque no puedo no más?

Es mi necesidad señalarles, señoras y señores, que eso es DISCRIMINACIÓN, directa o indirecta, pero tiene ser penalizada.

Para darle claridad al asunto, cabe señalar que nuestra constitución presenta dentro de su normativa de Ordenanzas General de urbanismo y construcciones para el desplazamiento de personas con discapacidad (del cual añado el link para que todos los lectores se informen de cuál debe ser una construcción y/o servicio justo e integrador) algunos puntos que quiero destacar.

http://www.ciudadaccesible.cl/images/stories/otros_archivos/oguc_05-2009.pdf

Dentro de este texto, se considera pavimento en buen estado, semáforos especiales, teléfonos públicos a una altura accesible, entre otros…

Pero, lo que quiero enfatizar y que ojalá quede en la retina colectiva, es que en cualquier lugar que mantenga o supere un número de 50 personas, se debe tener un acceso cómodo, limpio y rápido, para personas “discapacitadas”. Por lo cual, se establece la construcción de rampas, ascensores con tamaños predefinidos y baños con barras de apoyo. Se incluye a los edificios, centros comerciales, hoteles, entre otros, la construcción de estacionamientos para aquellas personas, cercanos a la entrada principal.

Ante tal normativa y nuestra experiencia cotidiana: ¿Se cumple aquello? ¿Los Bancos, Edificios, Colegios: tiene rampas, baños especiales, estacionamientos cercanos y establecidos?

Quiero invitar a todos los lectores que tengan presente la normativa antes señalada y que se fijen si realmente se puede transitar en silla de ruedas, con bastón, ceguera o con alguna otra dificultad, por las calles de nuestra ciudad. Yo he realizado el ejercicio, y de verdad que no es muy esperanzador el resultado final.

Finalmente, nos jactamos como chilenos de ser solidarios e integradores a la hora de realizar las “27 horas de amor”, creemos que entregando dinero los males se acabarán. Pero en la realidad, los 364 días restantes nos olvidamos completamente de aquellas personas con dificultades y las mal denominamos “discapacitados”. Desde ya hacemos la dura separación entre “capacitados” y “no capacitados” ¿capacitados para qué?

En mi caso personal, no tengo muchas habilidades para la música, pero he visto a gente “discapacitada” que lo hace muy bien, que logra a través de su alma proyectar el sonido y atravesar cualquier barrera discriminatoria, haciendo retumbar mis oídos con las más perfectas melodías. Entonces quién es el discapacitado ¿él o yo?

Tenemos que cambiar nuestra perspectiva sobre estas personas, no son ni más ni menos que nosotros (los definidos como “capacitados”), son iguales, como lo son los homosexuales, mapuche, negros, musulmanes, etc… La palabra correcta a utilizar, no es “discapacitado”, sino más bien “personas con capacidades diferentes”. De por sí, la primera palabra ya es discriminatoria.

También quiero referirme a los condecorados Servicios e Instituciones “Públicas”. Que no logran satisfacer esta última palabra. ¿Todos pueden subirse al Transantiago? ¿Están los puestos desocupados para ellos o hay otra persona ocupándolo y que no posee tales problemas? ¿Si soy lisiado podré utilizar los estacionamientos preestablecidos o estará una señora histérica que va al gimnasio o una patrulla de carabineros descansando?

Duele, pero la realidad es esa. Muy pocos establecimientos están diseñados para todas las personas. Llego a la conclusión, de que sólo algunos tienen el derecho de ir al banco a pagar sus cuentas, almorzar en un restaurant específico, recorrer un colegio o disfrutar plenamente la estadía en su Universidad.

Basta ya con el acto separatista de la sociedad, son trabas del pasado y que responden más bien a una mentalidad cavernícola. No nos dejemos llevar por aquel sentido. Reflexionemos compañeros, reflexionemos…pero actuemos. Existen normativas y leyes que se han establecido hace ya un buen tiempo y que no se están cumpliendo, ¿vamos a seguir esperando que por arte de magia se solucionen estos problemas? ¿Que los políticos, con su eficiencia y dedicación, lo hagan?

Recuerden que nadie está libre. Estamos construyendo una sociedad de la cual, en quizás qué paraje de la vida, no podamos realizarla y disfrutarla cómodamente. Hagamos un Chile para todos, que no se quede fuera de este carro ningún pasajero. No es una tarea imposible, sólo falta un poco de conciencia.