El libertinaje del Neo-liberalismo

16 Mayo 2013

Las sociedades jóvenes y pujantes como la nuestra, siempre están en proceso de cambio, el inmovilismo es un signo de retroceso y de putrefacción social. 

Andrés Gillmore >
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Por Andrés Gillmore, secretario y vocero de Corporación Costa Carrera-Cuenca del Baker-Aysén.

Ni en los peores sueños de la derecha chilena, se imaginaron la realidad actual al quedar tan evidencia y luego de dar una encomiable lucha por tener la oportunidad de llegar a la Moneda, el destino diría que fueran la herramienta para realizar los cambios y los ajustes necesarios para hacer de nuestra sociedad, más justa, solidaria y con sentido común, que no deja de ser paradójico y nos demuestran lo intrincado de los caminos del hacer.

La sociedad chilena esta en franco proceso de cambio, se podría decir que estamos viviendo la verdadera transición hacia un mundo mejor. Las sociedades jóvenes y pujantes como la nuestra, siempre están en proceso de cambio, el inmovilismo es un signo de retroceso y de putrefacción social. Por suerte en Chile ese proceso se ha revertido y hoy somos más claros en nuestros planteamientos y por increíble que pueda parecer, ese cambio para ser reconocido y aceptado tenia que venir precisamente desde un gobierno de derecha y realmente propiciar los cambios de base que se necesitaban para recorrer el camino adecuado y no estancarse, como había venido ocurriendo en los dos últimos gobiernos de la concertación.

La llegada de un gobierno de derecha permitió retirar las ataduras por parte de un importante grupo de chilenos y entender que el camino ya no era el adecuado y que necesitábamos avanzar y transparentar la administración publica, la privada y el actuar de los políticos y sobre todo de los procedimientos. Si hubiese sido elegido como presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle y no Sebastián Piñera, la ciudadanía no habría tenido la vitalidad, la potencia y la energía que se requería para pedir el cambio y bajo esas circunstancias el inmovilismo aun continuaría, sustentado en falsas lealtades con la que se maneja el mundo político de los viejos estandartes, que hasta hace poco sustentaban las ventajas del modelo neo liberal imperante y tanto es así, que no tengo dudas en creer que bajo un gobierno de la concertación, HidroAysén no estaría estancado en el Consejo de Ministros y ya seria un hecho.

Los cambios por lógica sociológica si pretenden ser trascendentales, deben venir desde las entrañas del modelo que lo propicio para ser reconocidos y aceptados con propiedad, en este caso desde la misma derecha quienes impusieron el modelo de libre mercado. De no ser así es imposible lograr el cambio sustancial que cambiara el formato país como un todo. Andrés Allamand un digno representante de la centro derecha, parte importante de ese modelo ideológico y propulsor de la constitución del 80, entendió que el cambio es necesario, que es factible y que no significa bajo ningún punto de vista la destrucción del país y un retroceso.

Los partidos de izquierda tan acomodados y aburguesados en el modelo neo liberal, han sido más recalcitrantes al cambio que la misma centro derecha. La misma ortodoxa UDI, representada por Jovino Novoa, ha tenido que aceptar el golpe de mando propiciado por Pablo Longueira, que a pesar de todo esta abierto a los cambios y la modernización del partido. Dejando de lado a un Golborne que estaba impuesto por la facilidad en que podría ser manipulado por las esferas tradicionales de la UDI y que son los más resistentes al cambio de formato, demostrando que el cambio llego para quedarse.

Hasta ahora la visión de desarrollo que nos han impuesto en Chile a través del modelo Neo-liberal de Mercado, a sido impuesta a través de la ideología de las transnacionales y de sus intermediarios chilenos, que han visto en el libertinaje del liberalismo de mercado la gran oportunidad, sustentado bajo la premisa máxima que el “mercado” soluciona todos los problemas de la sociedad, pero esa teoría solo es viable con reglamentos y fiscalizaciones adecuadas que no existen en Chile. Lo que hemos vivido en los últimos 20 años ha sido todo lo contrario y hoy sufrimos esas consecuencias.

En Chile hemos construido un neo liberalismo muy básico, que no ha tenido la capacidad de producir valor agregado a nada y nos hemos dedicado a vender materia prima y recursos naturales al mejor postor a los países desarrollados, con la teoría de la globalización, cuando esta es una herramienta y no un fin. La semana pasada nos enteramos que el Estado de Chile esta vendiendo territorios estatales en la Patagonia a empresarios extranjeros, para que desarrollen proyectos turísticos, lo que en si mismo una aberración, ya que esos territorios deben ser preservados por su valor intrínsico que es invaluable y deben ser propiedad de Chile y como máximo podrían arrendarse.Además nos enteramos que se entrego una concesión a un grupo de privados en campos de hielo sur de 8 mil litros por segundo, para que puedan vender esa agua a los países árabes.Lo que es un muy mal precedente, si tomamos en cuenta que somos el único país del planeta que entrego a privados extranjeros todos sus derechos de agua y que bajo ese concepto en la región de Aysén, donde las aguas de toda la región incluidos el río Baker, lago General Carrera y campos de hielo Carrera, podrían ser envasadas por el grupo Italiano ENEL y venderlas por el mundo afuera y dejar sin agua a las comunidades de Aysén.

En esos importantes detalles radica la gran diferencia con modelos similares de Neo-Liberalismo como lo son el americano, el nórdico y el germano. Cuesta imaginar a estos países sin potestad sobre sus recursos naturales y estos detalles de importancia vital, nos tienen en la actualidad con las grandes diferenciaciones sociales de la actualidad y al borde del abismo si seguimos enajenando la potestad de los bienes naturales del país al mejor postor.

Todo país por muy liberal que pretenda ser, tiene que tener en su formato de desarrollo una plataforma básica de sustentación que debe ser preservada a como de lugar. Sin este concepto no existe sustentabilidad posible y proyección futura. En Chile se diría que esa plataforma de base es el mar, cobre, aguas y los territorios estatales que aun van quedando. La venta de nuestros recursos naturales a destajo ha permitido un crecimiento de sobrevivencia, que en primera instancia genera en los intermediarios como los Matte, Luksic y tantos otros, grandes ganancias, por sus alianzas con las transnacionales extranjeras, pero eso no representa en ningún caso un desarrollo competente, eso es simplemente crecimiento. Desarrollo seria mantener los recursos naturales, hacer un uso sustentable de ellos, crear valor agregado y preservar esos recursos para todos los chilenos.

El estado no puede ser simplemente un intermediario para hacer negocios para determinado grupo de privados. Un estado tiene como función básica ser un árbitro neutral, actuando como garante de justicia y de sustentación, entre los habitantes y las empresas tanto nacionales como extranjeras y satisfacer los fines fundamentales de la población de acuerdo con una constitución justa y con sentido común, que genere condiciones de vida a todos los chilenos. En el mundo de hoy lo que se busca es la sustentabilidad comercial y económica, resguardando los recursos naturales con balance en todo orden de cosas. No las posiciones polarizadas y antagónicas de aquellos que quieren un Estado protector o benefactor, o como el actual modelo, que aboga por un Estado libre que solo recauda, que poco y nada entrega a sus ciudadanos. La función de un estado moderno, con proyección y sustentabilidad, es lograr el balance adecuado con una base adecuada de sustentación que represente a todos y no solo algunos.