Opinión: "La inestabilidad equilibrada de un modelo insostenible"

11 Marzo 2016

En Chile, la minería y el desarrollo energético son base de sustentación y por definición son temas complicados en temas de sustentabilidad ambiental y social, más que nada por los intereses creados que representan en el mundo privado y las alianzas con los gobiernos de turno.

Andrés Gillmore... >
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El gran objetivo de los países desarrollados, es tener la capacidad de proyectar sustentabilidad en el modelo de desarrollo; entendieron luego de décadas de constantes costalazos, que la sustentabilidad permite la proyección de la diversidad y la productividad a lo largo del tiempo en una sociedad que se precie y se respete a sí misma.

En Chile, la minería y el desarrollo energético son la base de sustentación y que por definición son temas complicados en temas de sustentabilidad ambiental y social, más que nada por los intereses creados que representan en el mundo privado y las alianzas de estos grupos económicos con los gobiernos de turno. En el caso de la minería son recursos que no son renovables, que es explotan como si fueran infinitos y en el caso de la matriz energética; si el Ministerio de Energía liderado en la actualidad por Máximo Pacheco Matte, continúa pensando que la base de sustentación está en intervenir las cuencas del centro del país a la Patagonia de Aysén, con zonas de sacrificio ambiental que mal llaman “polos de desarrollo” y se olvidan de las Energías Renovables. Lógicamente que tal estrategia se hace insostenible bajo todo punto de vista y es indudable, que los conflictos con las comunidades arreciaran en el futuro. Si el ministerio de energía sigue con tamaña aberración y además quiere introducir una ley de la república antes del fin del actual mandato, que permitirá la asociación de las transnacionales con las comunidades para desarrollar proyectos energéticos y mineros, para bypasear los estudios de impactos ambientales a decir verdad la inestabilidad social en las regiones, será una variable que tendrán que enfrentar.

La ecología tiene diferentes variables: económicas, sociales, productivas y culturales, sumado a la protección del medio ambiente, permitiendo la continuidad sustentable de la especie humana y su desarrollo social. La gestión de los recursos naturales es un ítem de importancia vital para las sociedades modernas y como tal, se debe tener la capacidad de administrarlo con sabiduría y proyección de futuro si queremos crecimiento y posteriormente desarrollo.

Existen modelos productivos que incrementan su productividad económica, simplemente por despreocuparse del medio ambiente y de la variable social, utilizando tecnología del pasado en el mundo del futuro, para abaratar costos y obtener una mejor rentabilidad; a tal punto, que incorporan formatos arcaicos y terminan destruyendo la proyección de la calidad de vida de las comunidades intervenidas y del territorio en sí mismo; de ahí nacen las denominadas zonas de sacrificio.

Los conflictos sociales relacionados con el medio ambiente, en su gran mayoría son evitables bajo toda perspectiva y están mal influenciados por los intereses creados de las empresas transnacionales que hacen en Chile lo que no pueden hacer en sus países de origen. No hemos ha tenido la capacidad de concientizarnos que en el ítem ambiental se fundamenta la ecuación para crear un país sano y armónico bajo todo punto de vista.

Esta realidad compleja y detractora de lo que en la actualidad vivimos, está completamente diseminada en la fundamentación de la mayoría de los proyectos de desarrollo, llegando a niveles de degradación ambiental y contaminación insospechados hasta hace pocas décadas atrás y eso que a diferencia del pasado, en la actualidad tenemos toda la información sobre la mesa y sabemos las consecuencias negativas que llegaran si seguimos como estamos.  

La mayoría de los proyectos de desarrollo, no han tenido la capacidad de armonizar su construcción, generación y su posterior mantención, con el bien social, produciendo una tremenda negatividad en la proyección de las comunidades rurales. Bastaría con que el gobierno se diera el tiempo de estudiar a conciencia el ecosistema pretendido por los proyectos antes de intervenirlo y no dejar que las empresas estrujasen los territorios como ocurre la mayoría de las veces, para marcar una diferencia positiva en el diseño de desarrollo de los territorios y por ende del país.

Los gobiernos han tenido una actitud que no se condice con los objetivos primarios  que los han llevado a la Moneda, donde comúnmente discursan hasta el cansancio sobre la importancia de preservar el medio ambiente y solventar un desarrollo sustentable en las regiones. Una sociedad debe saber respetarse a sí misma y solventar su futuro con verdad. Discursos ambiguos y poco transparentes, desrespetan a la sociedad como un todo, nos hacen débiles a la hora de desarrollar estrategias al estar mal influenciados.

En la actualidad los gobiernos aliados con ciertos parlamentarios y los grandes empresarios, ven con preocupación la excesiva judicialización de los proyectos energéticos y mineros, aduciendo que bajo esta perspectiva la ciudadanía está frenando el desarrollo del país; demostrandonos una vez más que los gobiernos independientes de sus ideologías, están más preocupados de los intereses fácticos predominantes de las transnacionales foráneas, que desarrollar el país consecuentemente. En esa falsa percepción de la realidad, los gobiernos profesan sus formatos de desarrollo y se sustenta la profunda desavenencia existencial entre el ciudadano y el mundo político-empresario-gubernamental, que nos quita toda gobernabilidad y la creencia que vamos por el buen camino, cuando no es así.

La judicialización es la única forma con que cuenta la ciudadanía para defenderse de los malos proyectos y de los falsos intereses que constantemente manipulan la información para sacar ventajas comparativas, ante una ley de medio ambiente muy deficiente, hecha a la medida para que las empresas puedan usufructuar de nuestros recursos naturales, solo para favorecer los intereses empresariales de una elite que le interesa enriquecerse, sin importarles destruir el país y sus habitantes. La obligación de resguardar el medio ambiente es de la sociedad en su totalidad, incluido el Estado como punta de lanza, si este se desentiende entonces la crisis es total y el cohecho esta a su voluntad; entendiéndose que la calidad de vida de las comunidades rurales y el mundo urbano, depende en todo sentido de un medioambiente limpio. Es imposible pretender justicia social, si no tenemos justicia ambiental.

No podemos pretender sustentabilidad y armonía en el desarrollo, si no tenemos una matriz que en el más amplio sentido sea consecuente con las necesidades reales de la sociedad. Sino tenemos la posibilidad de poder contar con estrategias que incentiven y entreguen condiciones para mejorar la gestión y transformarla en una ecogestión y en base a ello, hacer una producción limpia, para insertar nuestros productos en el mercado internacional con una denominación de origen a decir verdad no tenemos nada que hacer en el mundo globalizado de hoy.