Quién fuera Guido

Quién fuera Guido

10 Agosto 2014

Quién fuera Guido para poder abrir de par en par los brazos, desde los hombros hasta las uñas, iluminando más de treinta años de sombras y murmullos.

Jose Miguel Arcos >
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Quién fuera Guido y sus dudas de nacimiento, quién fuera Guido y su examen de ADN para romper los muros y cerrojos duros que dejó la intolerancia terca y asesina de tanto hijo de puta insensible y pecho frío. Tanta ceguera de corazones torpes y manipulaciones miopes.

Quién fuera Guido para poder mirar a los ojos su historia y sus dolores de parto y espanto, para poder gritar por fin que encontraste la verdad, que se puede hacer justicia y hay lugar para alguna reparación.

Quién fuera Guido y tener esa abuela gritando por años en la Plaza de Mayo, enarbolando lienzos en cien mil marchas por la justicia y pidiendo a gritos que le devuelvan la vida que cosechó. Que le entreguen las fotos que le faltan en su diario familiar, sus recuerdos y su amor incondicional.

Quién fuera Guido para poder abrir de par en par los brazos, desde los hombros hasta las uñas, iluminando más de treinta años de sombras y murmullos.

Para devolverle a la casa los primeros pasos de los niños perdidos, sus sonrisas, sus lágrimas y escondites favoritos. Sus tortas de cumpleaños, sus dibujos de colores, sus crayones y juguetes.

Quién fuera Guido para pintar la pieza y decorarla con animalitos pequeños y colgajos musicales, con aceite emulsionado, piluchos y polvo de talco.

Quién fuera así de perseverante, así de insistente y no darse por vencido, luchando hasta caer herido por tanto rastro fallido de la respuesta oficial.

Quién tuviera esos zapatos de vieja cansada de recorrer caminos y calles sin salida, quién tuviera esa sonrisa y arrugas blancas para gritarle al cielo su esperanza. Quién fuera esos retratos pegados al pecho por años y cantar las canciones que salen como pájaros en bandada de las gargantas solidarias y compañeras. Quién fuera esas gotas de miel sobre pan caliente que significa encontrar la verdad, se haga justicia y se sanen aunque sea en parte las heridas del alma humana. Las heridas de la patria enferma, las penas de la historia reciente y el dolor desgarrador de las familias partidas por la mitad.

Quién fuera Guido para hacer una fiesta de bienvenida y poner la mesa sin saber cuántos se sentarán a celebrar. Que falte donde sentarse, que traigan sillas los vecinos y se embandere el barrio entero con flores. Quién fuera Guido para dirigir el brindis y decir cualquier cosa que nos haga llorar y levantar el vaso por cada caso que aún no podamos cerrar.

Quién fuera la Abuela Estela y no parar de buscar a los nietos para que nunca más tengamos que ser Guido y de una vez por todas vivir en paz.