Tocopilla tras incendio: Nada será lo mismo

Tocopilla tras incendio: Nada será lo mismo

13 Mayo 2011

A contar del 9 de mayo del 2011, el patrimonio tangible de Tocopilla ya no es el mismo. Un incendio ha destruido un vasto patrimonio situado en la avenida Prat. 

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Por Damir Galaz Fernández.

Descuidos, problemas eléctricos, indiferencia con lo nuestro que culminan en situaciones de desazón como estas.

Debemos sumar también, el factor que ha generado la propagación de veloces e incontrolables incendios: la adhesión de partículas de salitre trasladadas por el viento; el combustible letal para estas casonas de pino oregón. Fenómeno que ha ocurrido durante decenas de años.

Tenemos el caso de la ex Aduana, o la mansión Baburizza, ubicada a unos 100 metros al norte, también extinta por un incendio vertiginoso.

Desde 1879,  cuando Tocopilla pasó a ser chileno, se inició un proceso de apogeo arquitectónico producto del gran flujo financiero originado por el salitre obtenido con la guerra.

Desde aquel periodo finisecular, la actual calle Prat se consolidaría como el "centro" comercial y de elite social local. El Club de la Unión databa desde 1897 y esos terrenos fueron adquiridos por H. Sloman, salitrero que los compró para sus amigos residentes en la costa.

Calcinadas y reducidas a cenizas quedó la antigua sede de la Policía de Investigaciones, la casa del ex alcalde y figura pública Casimiro Busanich. Del mismo modo, la casona originada en 1910 perteneciente a la familia Budinich con su respectiva sede para mercería, habitada últimamente por Alfredo Castillo, ex Alcalde, Gobernador y Seremi. La sede de la Inspección del Trabajo, en donde también funcionó La Prensa de Tocopilla. Y el local de la antigua Imprenta Maldonado.

El  daño es absoluto, la antigua esquina postal, luce llena de escombros y las casonas altas quedarán sólo en los registros gráficos y memoriales de los tocopillanos.

El  daño es absoluto, la antigua esquina postal, luce llena de escombros y las casonas altas quedarán sólo en los registros gráficos y memoriales de los tocopillanos.

Por otro lado, es preciso mencionar que, el Club de la Unión era mucho más que un restaurant; era en lugar en donde muchos tocopillanos se casaron, se bautizaron, celebraron muchísimas fiestas, aniversarios de todo tipo; escolares, ancianos, jóvenes, niños, en fin, no hubo tocopillano que no haya visitado aquel local. Nuestro patrimonio tiene que verse mas allá de lo monumental o del estilo arquitectónico, el patrimonio es todo aquello en donde la comunidad refleja un imaginario, un simbolismo y una connotación relevante en su devenir histórico comunitario y personal.

Ahora Tocopilla se enfrenta a otro panorama atroz para el patrimonio, nuevamente antiguos y significativos edificios son exterminados o por terremotos, o por incendios o bien por las voluntades mismas de sus sostenedores descuidados.

Al igual que el terremoto, u otras tragedias, vuelven a surgir estas “sensibilidades” por el patrimonio post destruccion, pero ya pasará una semana y muchos se olvidaran de lo que había y también de lo que va quedando. Sin remediar su impacto histórico. Es de buena crianza defender el patrimonio después de estas tragedias. Para todos es una “pena” “la quema de estos sitios históricos” y ¿qué pasaba antes del incendio? ¿Qué pasaba cuando dirigentes vinculados con el tema alzaban la voz? 

Venían los oídos sordos, venían los típicos discursos de la carencia financiera, de las otras "prioridades" comunales, que el terremoto, que primero es el deporte, que la fiesta tanto…en fin. Es un tema de gestión, en cuanto al cómo establecemos redes de apoyo en alianzas estratégicas. Y al mismo tiempo, el Estado, a través de Monumentos Nacionales, o bien el municipio mismo, deben ser el promotor y facilitador de la difusión de estos bienes. Ser más proactivos. En ese tenor, Monumentos Nacionales, debe dejar de mirar todo desde los estilos arquitectónicos y esa búsqueda de la “monumentalidad” para proteger algún sitio. El patrimonio es más que eso.

No hay peor ignorante, del que ignora sus propios bienes. Nada peor que ignorar lo que uno posee. Y nadie quiere lo que no conoce. 

De todas maneras, siempre será pertinente y preciso  valorizar más nuestro patrimonio, no esperar que ocurran tragedias como estas para recién saber lo que tenemos.

Por ejemplo, el Reloj de Coya, que data desde 1911, ubicado a escasos metros, sufrió severos daños y quizás quedará así hasta el fin de los tiempos, esperamos que no. Al mismo tiempo es precisa una supervisión exhaustiva de las instalaciones eléctricas en estas viejas casonas, ya que muchos creen que las instalaciones también son “patrimoniales”, pero no. Estas defectuosas instalaciones eléctricas son las principales causantes de incendios en estas vulnerables construcciones. 

Vamos por un Tocopilla más respetuosos con sus propios bienes.

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