Una historia de esas que llenan el corazón de los amantes de los animales, así podríamos definir los últimos años de vida de Valentino, el caballo del huanero de Antofagasta.

Vivió 15 años de maltratos hasta que la agrupación Amigos Animalistas decidió iniciar una cruzada para devolverle al caballo su libertad. Es cierto, era un instrumento de trabajo para el guanero -personaje reconocido en la ciudad, especialmente en el sector de La Vega- pero éste nunca le dio una vida digna. Valentino pasaba hambre, sed, frío y enfermedades, pero debía salir a trabajar todos los días. Debía acarrear la carreta de su dueño.

La situación cambió cuando se interpuso una denuncia por maltrato animal, en junio de 2010, el caballo fue puesto bajo protección y la PDI inició una investigación y un posterior juicio que terminó en mayo de este año con la entrega de Valentino a Leonardo Bravo, de la Agrupación Amigos Animalistas.

El viernes pasado, mientras correteaba por un campito en Vallenar sufrió un paro cardiaco. Tenía 17 años, y aunque los caballos tienden a vivir entre 20 y 25 años, Valentino no pudo vivir más. Leonardo Bravo cuenta que sólo alcanzó a vivir dos años en libertad, "pero de intensa libertad entre Antofagasta y Vallenar con muchos cuidados y amor. Valentino tenia aproximadamente 17 años al momento de su muerte y un caballo de su especie bien cuidado toda su vida vive entre 20 y 25 años, así que era de esperar que esto sucediera incluso antes. Lamentablemente sucedió ahora".

"Suena irónico decir que valentino era legalmente LIBRE al momento de su muerte, ya que ellos debieran nacer libres. Está de más decir la pena enorme que me embarga, la tristeza que siento por la partida de mi hermano equino por el que tanto luchamos, pero me da una alegría que se fuera así, LIBRE, que disfrutara sus dos años de vida realmente plena para un animal de su especie y acompañado de mas animales", agregó en una sentida carta publicada en Facebook.

Los últimos cuatro meses de su vida los disfrutó en Vallenar, en el campo, con otros caballos. Así lo queremos recordar también en El Nortero, como un animalito que inspiró a muchos antofagastinos y que dejó una lección: con voluntad y acción, es posible cambiar las cosas.