Si en Arica usted quiere hablar con personas que de letras sepan mucho, tendrá que ir a varios lugares. Los hombres de una cultura literaria mayor son muchos. Por ello es necesario detenerse en algunos para no dar tantas vueltas.
Luis Araya Novoa es un hombre de una cultura literaria enorme. Recuerda a Óscar Hahn y a la bella Alicia Galaz. Los tres fueron maestros de la Universidad de Chile.
En Arica junto a Luis Araya uno siempre va a encontrar a otros sabios de la cultura de la historia de la palabra y el buen uso de ella. Allí están Ana Labbé, María Imperio Robles, Rodolfo Khan y José Morales Salazar, entre otros autores adultos. Entre los jóvenes el más sabio es Daniel Rojas Pachas, sin discusión.
Y aunque José Morales Salazar ha ejercido la docencia y se ha desenvuelto en varios planos del quehacer literario, nosotros queremos centrarnos en el hablante lírico que es.
Sus temas, por lo general, se apegan al espacio geográfico, lo que lo puede situar como un poeta lárico. Un poeta que escribe de la tierra y de su habitante, en especial el que él ha conocido en los pueblos nortinos. Pero todo poeta, por más hablante lárico que sea, siempre no deja de ser un lírico. Y José Morales Salazar lo es.
Su poesía de aparente construcción sencilla que, suponemos, tiende a hacerla asequible a todos los interesados en el hacer de la bella arte que es, precisamente, la poesía.
Los temas de Morales Salazar son los del hombre, el de su entorno, el de su presencia ancestral en los espacios localizados en lugares en que la naturaleza no es más que un santuario virgen, un santuario poco explotado por el hombre.

José Morales Salazar tiene la grandeza del hablante lírico dispuesto a que su creación sea un espacio referencial de todos y para todos.
De allí que se eleve a la estatura de otro importante aeda del norte de Chile. Un poeta que trabaja la palabra con el cuidado del estudioso literario y con la sensibilidad propia que todo buen poeta posee.
José Morales Salazar se ha ganado un lugar privilegiado en lo suyo: en la poesía.
Nacido en la tierra mayor del Norte Grande: Antofagasta, José ha hecho la mayor parte de su vida en Arica.
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