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Con orgullo la semana pasada el Gobierno inauguró tres salas con cobre bactericida [11] en el Hospital Roberto del Río en Santiago. El proyecto tuvo un costo de $1.600 millones aportados por Codelco y el Ministerio de Salud.

Tras la publicación de esta información salió en las redes sociales la pregunta ¿Qué pasa con los hospitales en la región? y la misma interrogante sobre los destinos del cobres, los recursos de Codelco y el capital que se escapa de Antofagasta rumbo a Santiago.

Es así por ejemplo, que en la conversación en el timeline de nuestro Twitter @elnortero [12] encontramos conversaciones tuit como el de @JavierArq [13] "me imagino que los Hospitales de Tocopilla, Calama y futuro Antofagasta tiene esas Salas, es lo mínimo digo yo...". Si es esta la pregunta, la respuesta es no, y el el subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo lo indicó al confirmar que "esta es la primera unidad de pacientes críticos del país y de Latinoamérica”.

Quizás la respuesta al por qué no Antofagasta, Calama o cualquier otra comuna de la región primero, está en la investigación que se realiza en el hospital de Santiago con esta tecnología. Ésta es encabezada por la doctora Bettina von Dessauer y cuyo proyecto conlleva además mediciones regulares de la cantidad de bacterias presentes en superficies de alto contacto del entorno de los pacientes las que están siendo llevadas a cabo por el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile

Pues bien, según avancen los resultados es de esperar que nuestra región y todos sus hospitales sean prioridad en utilizar esta tecnología. Principal región mundial en producción de cobre, sumando el impacto en la salud que genera la minería en cualquier región, es lo mínimo contar con servicios de salud público con altos estándares y con el cobre como principal aliado.