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Una buena noticia recibieron hace algunos días los vecinos de la población El Ancla, junto a la Alcaldesa Marcela Hernando, gracias a que el Concejo de Monumentos Nacionales ingresó “El Ancla” ubicada en lo alto del cerro del mismo nombre, al Registro de Monumentos Públicos.

La decisión fue confirmada por la Secretaria Ejecutiva (S) del Consejo de Monumentos Nacionales, Yolanda Valenzuela Montecinos, a través del ordinario Nº 1440/2011.

Al respecto, la alcaldesa destacó que “debemos valorar la iniciativa de los vecinos ya que fueron ellos los principales impulsores de este reconocimiento, como alcaldesa apoyé su sentir y hoy vemos concretado un sueño que tenía una parte de nuestra comunidad”.

“El Ancla es el gran símbolo de Antofagasta, ella carga con una parte importante de la historia, reconocemos a los antofagastinos destacados con el “Ancla de Oro” y tradiciones como el ascenso al cerro para el aniversario de la comuna se siguen manteniendo, eso demuestra su importancia y significado que guarda en su corazón cada habitante nacido en esta tierra”.

Uno de los principales impulsores de éste reconocimiento fue el presidente de la junta de vecinos de la Población El Ancla, Carlos Constanzo Cepeda, quién destacó que la noticia fue muy bien entre quienes viven en el sector. “Todos en la población están muy contentos de que al fin se reconoce la importancia del Ancla, solo nos queda agradecer a quienes nos apoyaron para que se lograra este sueño” indicó Constanzo.

La ceremonia de reconocimiento oficial se realizará en las próximas semanas, ya que el municipio está preparando la instalación de dos íconos informativos que den testimonio de la historia de “El Ancla”, los que serán ubicados en un lugar público que tenga como fondo el cerro y posiblemente en el sendero que lleva hasta lo alto del cerro.

La historia

En el año 1868, el administrador de la Compañía de Salitres, Jorge Hicks, instruyó pintar un ancla de 18 metros de alto en la cima del cerro que pudiese ser divisada por el primer barco a vapor que llegó a la bahía, encargándole esta labor a un minero de apellido Clavería.

El Ancla fue mantenida por Hicks con ayuda de la municipalidad hasta el año 1907, fecha en que estuvo a punto de desaparecer por la acción destructora del tiempo, sin embargo, en la década del 40, el municipio retomó la tarea de mantenerla y de hacerla blanquear periódicamente, trabajos que se efectúan hasta el día de hoy.