Pedro Aznar: La Simpleza de un Músico Excepcional

Por Alejandro Ahumada
Pedro Aznar canta sentado en el suelo el Blues de la Piedad acompañado de su banda, sin amplificación y totalmente acústico.
Una escena casi de fogata. Lo excepcional es que está ante un Teatro Municipal repleto que lo escucha en silencio, absorto. El cierre perfecto, simple para un presentación excepcional.
Dice el mito que cuando Pedro Aznar le contó a Charly García que dejaba Serú Giran, la mejor banda argentina de ese minuto, que se iba Berkeley, California, a estudiar jazz, a perfeccionar su técnica del bajo, Charly montó en cólera y le deseó lo peor.
Es difícil saber si eso fue cierto o no.
Tan difícil como saber con antelación que esa decisión iba a permitir que Aznar terminara tocando con Pat Metheny y con García, armando una carrera de solista que se ha prolongado durante casi tres décadas.
Con lo que sí se puede aventurar, es cómo dos tipos con enorme talento musical terminan en resultados tan dispares.
Es que lo visto la noche del jueves debe ser una de las presentaciones más sólidas y contundentes que se hayan visto en los últimos años sobre el Municipal.
Lo mejor del reportorio del talentoso músico argentino. Si bien Aznar llegó a presentar su último trabajo “Quebrado”, no sólo se remitió a eso. Tal como indicó al comienzo del show, "Al fin llegamos al norte”.
Era una oportunidad anhelada para un músico que constantemente visita Chile, pero que por esas cosas de las producciones, la falta de espacio y de oportunidades, nunca había tocado al norte de Santiago.
De cualquier modo era su primera vez, y se notó en la generosa entrega, un playlist que abarcó desde su primera etapa en Serú Girán hasta el último disco.
Más de alguno dirá que faltaron temas, pero en honor a la verdad y al tiempo- (tocó cerca de dos horas y media) lo exhibido por el Aznar fue una selección que mezcló perfectamente talento musical, virtuosismo instrumental y compromiso artístico.
Aznar es un bicho raro de la música latinoamericana. Uno de los pocos –o tal vez el único- que después de haber logrado la cumbre musical con Pat Metheny Group, optó por volver a su país. Volver a lo local. Urgar en las raices folclóricas latinoamericanas y desde ahi,  reconstruir y explorar un sonido más universal.
De ahí su necesidad de tributar a Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui o Chabuca Granda, sus grandes referentes latinoamericanos, en cada uno de sus discos. Solo así se entiende que tal como vimos el jueves pueda versionar a los Rolling Stone, a los Beatles, a George Harrison o a John Lennon y, al mismo tiempo, se de el tiempo para homenajear y pedir justicia por la muerte de Víctor Jara en cada una de sus presentaciones en esta gira.
Los que estuvimos en el Municipal fuimos testigos de aquello. Testigos de un teatro repleto siguiendo con respeto, y a ratos con silencio casi eclesial, cada tema. Todo un acierto para la productora local Acustica y una excelente respuesta del público antofagastino que al final, con el Blues de la Piedad, literalemente se rindió ante el talento, la sencillez y calidad del trasandino.
Foto: Alejandro Ahumada.
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TEATRO MUNICIPAL DE ANTOFAGASTA

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