Aunque son minoría el voto de las personas con discapacidad cuenta. Y en honor a la cultura cívica, El Nortero encontró a uno de los ciudadanos que ejerce su derecho sin que su condición se lo impida. Es el caso de Patricio Castillo, quien fue acompañado por su hijo, Gonzalo y un cuñado, a votar a la escuela D-58 Japón, ubicada en la población Corvallis, al norte de Antofagasta.
Y no tuvo problemas. “Ejercí el derecho de voto asistido. Mi cuñado me leyó los candidatos y le indiqué mi preferencia. Soy de María Elena y ahora que vivo en Antofagasta me cambié de lugar de votación y no tuve problemas. Es segunda vez que voto en esta escuela, la anterior fue para alcaldes, y en las dos ocasiones se han portado súper bien conmigo”.
Y su hijo lo ratifica. “Cuando llegamos había mucha gente, pero nos hicieron pasar altiro”, indica, ejercicio de buena voluntad que Patricio sólo palpa hace cinco años cuando por una difícil enfermedad perdió la vista y debió renacer bajo esta nueva situación. “Me interesa marcar mi voto. Hace cinco años que me paso esto, pero eso no significa que sea un impedimento”, dice.
Primera vez en Presidencial
Toda una demostración de buen comportamiento en estas elecciones. “Le di las gracias a los vocales de mesa. Yo antes votaba como todos, normal, y esta es segunda vez que lo hago con voto asistido y se han portado súper bien con la gente que tiene problemas”, señala Patricio, quien sufragó en la mesa 121, la más sobrecargada de votantes.
De hecho, la fila superaba las 20 personas, siendo junto con la mesa 119 las más sobrecargadas. En las restantes no había mayor aglomeración. Algunas tenían un máximo de cinco personas y otras incluso estaban vacías.
Cabe destacar que esta es la primera vez en la que los discapacitados ejercen este derecho en una elección Presidencial, luego que la iniciativa comenzara a operar en las elecciones Municipales de 2009.