Un gran afiche que rechazaba la Ley General de Educación (LGE), que pedía una reforma universitaria, que llamaba a refundar los movimientos estudiantiles y que solicitaba educación pública y gratuita fue la gota que rebasó el vaso de los directivos del Liceo Experimental Artístico y de Aplicación (LEA), establecimiento particular subvencionado de Antofagasta que sin otro argumento que el ejercicio de acción política caducó la matrícula a L.M.B.M., un adolescente que hoy tiene 16 años y que desde tercero básico cursó su enseñanza hasta completar el año pasado segundo medio.
Su madre, Patricia Mujica Silva -ex alcaldesa de Ollagüe y actual asesora de Marcela Hernando-, presentó un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Antofagasta, que resolvió dar el favor al establecimiento. No contenta con la resolución, recurrió a la Corte Suprema en Santiago, que esta semana acogió sus argumentos y ordenó al liceo -de vocación artística- "adoptar a la brevedad" las medidas necesarias para la reincorporación del menor al liceo.
El afiche en cuestión había sido instalado por el ahora ex “leano” junto a un grupo de compañeros a mediados del año pasado, cuando se postuló sin éxito al cargo de presidente del Centro de Alumnos (Ceal) en la lista 2, denominada Mayo 68, en homenaje a los movimientos estudiantiles ocurridos en París.

De inclinación política de izquierda, el joven, integrante del grupo juvenil Las Armas de la Crítica (LAC), antes había preparado cuatro boletines, que a juicio del establecimiento tenían carácter de “propaganda” y que no fueron bien vistos por el liceo, que incluso creyó posible -a manos del menor- la instalación de una corriente político partidista entre sus estudiantes.
Esta situación se la hizo saber al apoderado, el director del recinto, Juan Rojas Navarro. No obstante, por sus acciones el menor no fue suspendido, ni siquiera amonestado, y mucho menos puesto en calidad de “condicional”, requisito que lo establece el Manual de Convivencia Escolar del establecimiento, para caducar la continuidad de un estudiante, en caso de haber cometido faltas “gravísimas”.

Alumno destacado

El adolescente tenía un promedio de 6.2, buena conducta en clases, y un 98% de asistencia. Pese a ello, el liceo espero el fin de año y fue su profesor jefe, Patricio Leiva, el que expuso a debate del Consejo de Profesores la posibilidad impedirle continuar sus estudios, debido a que “no compartía los valores del proyecto educativo”. El alumno destacaba en la rama electiva de teatro.
Aunque en la discusión se reconoció que había falta de evidencia, la expulsión se definió por 12 votos contra 6, con apoyo del director. El LEA lo acusó de “desarrollar inquietudes políticas partidarias más que intereses estudiantiles” y de “propagar tendencias políticas partidistas”, argumentos que aceptó por unanimidad la Corte de Apelaciones de Antofagasta, tribunal que fue revocado por su superior.
En efecto, la familia, que contó con los servicios de los abogados Enzo Molina y Ciro Colombara, insistió ante la Suprema, que le dio el favor y que -si bien señala que “es evidente que postulaba acción política”- afirmó que la expulsión del adolescente era una decisión “arbitraria” y que “no es razonable expulsarlo” por sustentar ideas que se califiquen de contrarias, ya que con eso “se le excluye el derecho de expresión” que le asiste como integrante de la comunidad escolar.
Este fallo sienta un precedente, dice Colombara, pues acoge el numeral 12 del artículo 19 de la Constitución y cinco artículos de los Derechos del Niño, reconocido por Chile.
Liceo mantiene postura

El director del establecimiento, Juan Rojas, reconoce que el menor “era buen alumno”. Sin embargo, dice que “por la influencia de mayores tiene una actitud política. Va en contra del lucro, en contra de los colegios particulares. Manifiesta su manera de pensar políticamente de una forma que no corresponde a un alumno de este establecimiento”.
Agrega que lo que molestó al liceo no fue su pensamiento, sino que “el alumno con sus manifestaciones, traídas desde afuera, no podía utilizarlas para influir en sus compañeros, especialmente en los menores, haciendo propaganda política. Era un buen alumno, pero políticamente ha sido mal formado y además pertenece a un grupo político, que pareciera pertenecer al Partido Comunista (PC)”.
Dice que tras la expulsión, el mismo joven realizó junto a integrantes de Las Armas de la Crítica (LAC) una protesta, y asegura que luego de eso en las afueras del recinto aparecieron rayados en contra del liceo y que incluso hubo quebrazones de vidrios, que dice creer fueron realizadas por el mismo grupo. Pese a ello no ha presentado denuncia y el liceo asumió los gastos de las reparaciones.
Tras la polémica y para que no perdiera más clases, la madre del joven matriculo a su hijo, a regañadientes, en tercero medio del colegio particular San Esteban, donde -el menor confidencia- ha sido difícil la readaptación. “Todo es distinto. Los colegios no tienen nada igual… del nuevo hay cosas que me gustan y otras que no. Del LEA me quedo con el entorno, mis compañeros y algunos profesores, pero no creo que vuelva”.
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