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A Norma la mataron por ser mujer

27 Agosto 2020

A Norma no la mataron por ser carabinera, la mataron por ser mujer. 

Piangella Obrador >
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Por Piangella Obrador Moreno. Periodista.

Con mucho pesar nos enteramos el sábado pasado del femicidio de la carabinera Norma Vásquez, cuyo cuerpo fue encontrado dentro del maletero de un vehículo estacionado afuera de un motel en Linares. El principal sospechoso de su muerte fue su ex pareja también perteneciente a la institución, Gary Valenzuela, quien se encontraba con un sumario vigente tras la denuncia de intento de violación que interpuso la propia víctima. Además, se solicitó una orden de alejamiento y prohibición de acercamiento al trabajo y domicilio de la víctima al imputado, orden que el juez otorgó.

La muerte de la joven de 20 años es un dolor que se suma recientemente al sentido hacia Ámbar y Antonia, engrosando una larga lista que enluta nuestros corazones al recordar a Gabriela, Carolina, Sophie, Juliana, Ámbar, Antonia, Florencia, María José, Nabila, Carola, Maciel, Alison, Norma, Fernanda, Nicole, Karen, las niñas de Alto Hospicio y tantas otras mujeres víctimas de aquel patriarcado que nos juzga por nacer.

Según el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, al 24 de agosto  de 2020, en Chile se registran 23 femicidios consumados y 75 femicidios frustrados. Sin embargo, la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, organismo que amplía el asesinato de mujeres no sólo por parte de parejas o ex parejas, reporta a la fecha 31 femicidios, un castigo femicida y tres suicidos femicidas.

Pareciera que Chile fuera letal para las mujeres por la violencia machista hacia nuestro género. Parafraseando a Las Tesis: "Y nuestro castigo es la violencia que no ves". Hombres y mujeres nacemos biológicamente diferentes, pero constitucionalmente iguales en derechos. Sin embargo, somos socializados y tratados de forma distinta debido a las convenciones culturales donde esa distinción biológica se transforma en desigualdad y violencia estructural hacia las mujeres en todas sus esferas.

"A NORMA NO LA MATARON POR SER CARABINERA, LA MATARON POR SER MUJER"

A Norma no la mataron por ser carabinera, la mataron por ser mujer. Pese que había una denuncia por abuso sexual en contra de Valenzuela y una investigación por parte del Ministerio Público, nadie la protegió. La atacaron sexualmente, asesinaron de forma brutal y dejaron su cuerpo en el maletero de un auto.

La sensación de que estamos tan desprovistas y desamparadas en una sociedad que no nos protege, no nos cuida y no nos cree, es escalofriante. Pese a todo el movimiento que existe cuando una de nosotras es aniquilada, la nula existencia de perspectiva de género en el sistema judicial profundamente patriarcal, deja a ese asesino, agresor y femicida totalmente libre y en completa impunidad. De esta manera, nuestro cuerpo se convierte en uno despreciado, débil, frágil y prescindible que a nadie pareciera importarle.

Mi fuero interno siente tanto dolor, rabia y desesperanza cuando matan a una mujer porque la justicia se queda de brazos cruzados mientras seguimos siendo asesinadas. Nuestra lucha en contra de la violencia hacia las mujeres presente desde la infancia, latente en las relaciones que mantenemos y los espacios que recorremos, es en contra del patriarcado. Todas vivimos bajo este sistema, sin exclusión. Lo habitamos a diario, desde lo público hasta lo privado. Contra este orden establecido batallamos, nos rebelamos, sacamos la voz, nos identificamos y unimos.

Norma antes de ser carabinera era mujer, hija y hermana. Una joven de sólo 20 años llena de sueños y vida por delante, pero víctima del machismo, del patriarcado y de una institución que no fue capaz de ver que su vida corría peligro. Norma no alcanzó a ver sus logros que emergen con la experiencia, no conoció a esas amigas tan especiales que llegan a la vida, ni hizo ese viaje que tanto quería, tampoco supo cómo sería de de más adulta con las caídas y satisfacciones que ello conlleva porque un femicida le arrebató la existencia y cortó sus alas para siempre.

No estamos todas, falta Norma y tantas más donde el Estado, las instituciones y la justicia fallan, dejando impunes ataques y crímenes hacia las mujeres. Necesitamos propiciar un cambio de conciencia que produzca una transformación radical para erradicar la violencia machista porque es una epidemia que no ha dado tregua durante siglos.

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