Diana Bellesi por FILZIC 2011 “Esta Feria apunta a una regionalidad que me parece particularmente excitante”

Diana Bellesi por FILZIC 2011 “Esta Feria apunta a una regionalidad que me parece particularmente excitante”

19 Abril 2011

Diana Bellesi es una destacada escritora argentina, que estará en Antofagasta con motivo de la Primera Feria Internacional del Libro. Habló en extenso sobre su carrera, su vida y su conexión con Chile.

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Diana Bellessi, escritora argentina que pasa la mitad del año en la paradisíaca  localidad de Tigre y la otra mitad haciendo clases en Buenos Aires, salió de su pueblo natal a los 13 años, llegó a Chile en los 70` y lo recorrió, como ella misma lo cuenta,  con mochila al hombro. No se quedó sólo en nuestro país, sino que su larga travesía la hizo conocer gran parte de Latinoamérica.

Leer sus obras, escucharla recitar  parte del poema “Tener lo que se tiene”  u opinando tan claramente  frente a la contingencia, hace que sea una mujer admirable e imperdible de conocer.

Con una simpatía envidiable, se siente entusiasta en su próxima participación en la Primera Feria Internacional del Libro, a realizarse desde el 29 de abril al 8 de mayo en la Estación Cultural del Ferrocarril. Pero en lo que más hace hincapié, es en la  importancia que sea la misma comunidad la que haga de este evento literario una jornada exitosa y repetible.

Estuviste en Chile en plena década de los 70, ¿qué  tal fue la experiencia de vivir en el país?

Estuve dos meses en Chile en 1970, en plena campaña de Allende y en la primavera de la democracia chilena, y también de mi propia vida, a los veinticuatro años. Fue el comienzo de un viaje que duró cinco años, por todo el continente, con la mochila al hombro y los camiones que paraban en las rutas polvorientas. El comienzo de la escuela elemental para mí. Chile significó una lección política y poética al mismo tiempo, y todos los países que recorrí por entonces me dieron su propia enseñanza. La ausencia de Internet hacía la comunicación más difícil, y los libros cruzaban muy lentamente las fronteras, por eso, encontrarse con la poesía contemporánea latinoamericana fue algo muy fuerte. Había una energía enorme en esa década, un “quiero más”, una voluntad y una ilusión de cambiar el mundo que no volvieron a repetirse, pero que pujan, por detrás, en estos años nuevos, y unen a generaciones muy diferentes, desde los más jóvenes a los viejitos de sesenta y setenta, como un milagro que da alegría de vivir.   

¿Cuál es tu conexión con Chile actualmente?

Retorné a Chile a un Congreso de Literatura Latinoamericana, con Pinochet todavía en el Gobierno, pero con muchos exiliados que ya habían vuelto y sostenían un discurso filoso mientras los tanques aún estaban en las calles. Desde entonces no dejé de volver, casi todos los años, invitada por una u otra institución, la Universidad y La Morada (una organización feminista), sobre todo. He publicado en la editorial Lom, tengo muchos amigos y amigas, y me siento como en casa.  

En una entrevista en Argentina dijiste que no te gusta que te ubiquen en rótulos, pero ¿por qué para describirte se tiende a decir que eres una escritora política?

Habría que preguntárselo a los que lo dicen… Mi escritura encarna en la lírica, en eso que es inútil, pero necesario, en eso hecho casi de la nada pero que responde a una sed, una sed humana  donde se pregunta por la gente, por los yuyos y los pajaritos, por el sentido de la vida y de la muerte. La poesía es un oficio destinado a las emociones más pequeñas y anónimas, a la que no le importa la comunicación, sino la comunión con los otros. Eso es la poesía finalmente; pero a la autora de esos poemas puede interesarle, también, la administración de los bienes sociales para el bien común; y a menudo la injusticia tira su piedra allí, entonces, como círculos en el agua, por la violencia que aparece, el poema lo encarna. Y están los gestos de la autora en su vida, como cualquier ciudadano, haciéndose presente en lo que le parece bien, y lo que le parece mal. El autor puede tener gestos políticos, pero el autor tiene poco que ver con el poema. No obstante,  podemos hablar de un sauce, una cucharita, o del amor, y todo se vuelve político en el fondo de las cosas, todo se revisita, porque el lenguaje mismo es una construcción de poder. Contra ese poder que las clases dominantes han ejercido en la construcción de las lenguas, se alza la poesía en su revuelta, porque la poesía quiere al lenguaje vivo, no lo quiere fósil, quiere que vuelva a hablar en la boca de la gente y diga su verdad, como se advierte, con intensidad, en cualquier copla popular. 

Podría ser obvio preguntarte por tu relación especial con las mujeres siendo del mismo género, pero creo que tu literatura realmente hace que la empatía con tu obra y contigo sea instantánea. ¿Lo sientes así?

No lo sé. Pero a los oprimidos les gusta mirarse de cerca, varones y mujeres, se guiñan un ojo, y en la última escala de esta opresión, a veces, como decía Franz Fanon, se destruyen entre sí.

¿Tienes muchas expectativas en tu participación en la próxima Feria Internacional del Libro de Antofagasta?

Sí. Porque guardo un recuerdo intenso y hermoso de esa ciudad, cuando estuve en los setenta. Y porque esta Feria apunta a una regionalidad que me parece particularmente excitante.

¿Cuál es tu principal objetivo en este evento literario?

Leer poemas, y conversar con la gente.

¿Cómo entusiasmaría al público antofagastino para que participe en la Feria del Libro?

Le recordaría a la gente de Antofagasta que hablar, conversar y cantar nos hace seres humanos; la lectura es una prolongación de ello, es hablar con alguien que no está enfrente tuyo.  Y que esta Feria, que reúne a escritores chilenos con otros de países vecinos, con la patria grande finalmente, es de la gente de Antofagasta, de todos ellos; no sería bueno abandonarla ni dejársela arrebatar. 

El evento, es co - organizado por la Asociación de Escritores del Norte (ASEN), la Universidad Católica del Norte y la Agrupación Jenecherú, y cuenta con el patrocinio del Gobierno Regional de Antofagasta, las secretarías regionales ministeriales de Educación, Cultura y Minería, la Ilustre Municipalidad de Antofagasta, Corporación Cultural de Antofagasta y el Ferrocarril de Antofagasta.

Fuente: Prensa FILZIC 2011