Lollapalooza saliendo desde Antofagasta: Nos vemos en la fila

Lollapalooza saliendo desde Antofagasta: Nos vemos en la fila

20 Marzo 2018

No es fácil llegar y partir a Santiago para un festival de tres días, pero para quienes lo hicieron, estas líneas les puede interesar…

Christian Godoy... >
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Luego de hacer una fila por horas en una multitienda del centro de Antofagasta (o por internet) en agosto del año pasado, la pregunta de muchos antofagastinos era ¿valdrá la pena hacer un viaje inmenso de 1.200 kilómetros hacia Santiago para Lollapalooza?

Para algunos esa pregunta iba a ser respondida por primera vez, mientras que para otros que se han repetido 8, 7 o 6 veces este encuentro musical ya era una tradición.

Era prepararse para algo a ciegas (ya que el setlist no estaba listo en esa fecha) y que emocionaba cada vez que se mencionaba la fecha de marzo de 2018.

Y llegó ese fin de semana, cross check y reportar… a buscar un hotel, alojamiento, un familiar, un amigo o lo que fuese necesario para “sobrevivir los tres días”, mientras Santiago nos recibía con un sol malditamente radiante y con pronóstico de lloviznas leves el sábado en la noche, pero para nosotros era una “lluvia” y que debíamos prepararnos, menos mal que no pasó lo de Argentina, sino todo se hubiese ido al carajo.

Un Parque O’Higgins repleto (pero repleto, si repleto) de gente, de todas las generaciones, identidades y solo unidos bajo el poder de la música. Suena cliché y antiguo, pero prefiero ser “viejo y rockero” que “joven y reggeatonero”… no lo dije yo, sino era una leyenda de la  polera de un chico de no más de 14 años que se preparaba para saltar.

Para muchos la palabra “rock” ya está sobrevalorada… o muerta como dijo Lenny Kravitz, pero festivales como éstos mantienen viva la llama de las melodías para todos, funk, pop, electrónica, EDM, indie y grunge. Casi una democratización donde el orden de los servicios, el anuncio de un futuro verde y mejor, se mezcló con riff’s de guitarras, baterías, voces potentes y otras… no tanto.

Si querías ver a músicos chilenos, los tenías, una mezcla de estilos anglos y chilensis que daba para todo. No sé si les pasó a los antofagastinos, pero en mi caso elegí bandas extranjeras que quizás nunca más en mi vida las iba a ver… ¿y el rock chileno? Aguante siempre, pero sé que los vería en algún festival local, en el Teatro Municipal o en otra instancia… total, viven en mi país y los puedo pillar hasta en la calle.

Pero volviendo a lo que es esta mirada de festival de Perry y los chicos de Lotus, fue una apuesta arriesgada de tres días y que guste o no, las más de 250 mil personas te dan cuenta de que fue exitoso a todas luces, solo que el sol no daba tregua.

Nosotros los nortinos siempre hemos soportado el calor por naturaleza, pero ese con olorcito a mar o con altura tipo San Pedro de Atacama, ese que es solo un par de horas y la humedad relativa del aire es del 70 por ciento (al más puro estilo de TV Tiempo), pero estos tres días derretían a cualquiera.

No sé si les pasó a ustedes, pero en mi caso fui como Roger Federer, quien elige solo Grand Slam’s, este año mis elecciones fueron en horarios con temperatura regulada, o que tuviese sombra, sin ello, el pasto y Kidzpalooza fueron los grandes aliados, ya que las distancias entre cada escenario eran gigantescas y el público era mucho mayor en cantidad que en versiones anteriores.

Era inevitable tomar la foto de rigor, mandársela al amigo o familiar de Antofa’ que estaba viéndolo en el cable o revisando las redes sociales y entre ambos decir “el otro año vamos juntos”, un juramento tan indicado que se combinaba con el sonido de la banda que querías a ver.

Y por qué no hablo de las bandas se preguntarán ustedes, porque lo que les quise contar en estas pocas líneas fue como se vive un festival bajo la mirada de quienes debemos cruzar grandes distancias, pedir permisos en los trabajos, preparar vacaciones, dejar botada la Universidad y familia por unos días y simplemente tomar las maletas y llegar a la capital que estaba revolucionada con este festival.

¿El resultado? Ver a la banda que querías (y necesitabas) ver… excepto a quienes fueron cambiados de escenario o querían ver a Liam Gallagher cantar “Wonderwall”, teniendo la más absoluta decepción.

Ahora muchos regresaron a sus rutinas, conversaron con sus amigos y familia de lo adoloridos que quedaron por haber vivido esta experiencia y que están contando los días (quedan solo cinco meses más), para hacer la fila nuevamente en la multitienda del centro, adquirir el ansiado ticket y cambiarlo por esa pulsera que estoy seguro no quieres sacarte (sé que no te las sacado, porque muchos te vimos en el aeropuerto con ella)… no por moda, sino porque lo que viviste no lo saca nadie de tu mente y solo lo quieres repetir, nos vemos en la fila...