Los discos que no te atreves a escuchar: Morzelpronk – Kl’mpenzorro (2000)

08 Agosto 2011
Si aún no saben quién es Lukas Simonis, este disco junto a la banda Morzelpronk es una excelente forma de conocer la obra de este fenomenal músico holandés.
Iván Ávila >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Si existe un personaje prolífico y depravadamente arriesgado en el mundo del avant garde europeo, de seguro ese es Lukas Simonis.

Su carrera la comenzó  en el ámbito noise de los 80. Contemporáneo a Throbbing GristleThe ResidentsPere Ubu y Sonic Youth, fue parte vital de la escena jazzera de Rotterdam, conformada por un lote de punkies drogadictos, pioneros de la música electrónica y bandas seminales del Post Rock, época en donde aprendió lo que realmente significaba “improvisar”.

En 1985 se convirtió  en integrante de la que sería su primera gran banda… Bueno, llamando gran banda en este humilde espacio a uno de esos extraños productos que han marcado época en lo más subterráneo de la periferia bastarda musical. Me refiero a Dull Schicksal, con quienes estuvo alrededor de diez años, previo a formar otra agrupación de temer llamada Trespassers W. Antes y después, colaboró con una incontable cantidad de bandas y músicos: Estos No Son PaganosOrnament & Crime ArkestraThe Rosebuds, el inquieto Eugene Chadbourne, AA Kismet, Coolhaven, Pierre Bastien, Pausa & Kodi, y Liana Flu Winks, entre muchos, muchos, muchos otros…

Desde hace un tiempo que Simonis toca como solista, en especial después de la grata bienvenida que la crítica le dio a su disco Stots… Y no, no me he olvidado. Entre esos muchos otros, está Morzelpronk, banda de la que formó parte alrededor de 1997 y cuyas venas se habían comenzando a alimentar del punk a fines de los 80, para derivar en una mezcla bastarda de diversos géneros en los que la guitarra de Simonis cayó como zapatito de cristal.

Esta grabación en vivo que les presento hoy, es del año 2000 y en ella, además de Simonis y sus muchachos, podemos encontrar a Han Bennink, uno de los mejores bateros y percusionistas de jazz holandeses, y Terrie Hessels (a.k.a. Terrie Ex), insigne guitarrista jazzero de ese pequeño trozo de tierra europeo. Con estos ingredientes, quizás está demás decir que tenemos en nuestras manos un discazo, con todas sus letras.

Este alucinante viaje por las vertientes más ácidas del jazz, la impro y el más dúctil avant garde comienza la soterrada intro establecida por Startupdisk. Una sólida base de bajo abre paso a Against the Wall, en donde el sonido del saxo y las sorpresivas escalas dibujadas por la guitarra de Simonis comienzan a conformar el paisaje con que nos encontraremos de aquí en adelante, lleno de cambios sincopados, golpes de ritmo, momentos muy jazzeros y otros, sumamente experimentales, oscuros y hasta tétricos, que pondrán a prueba la paciencia del escucha más experto. Estos elementos se repiten de manera brillante en Gabi’s Cat, quizás lo más improvisado del disco, y Groupline One, un tema en clave de balada que se transforma lentamente en una pieza poderosa gracias a la guitarra omnipresente de Simonis. Fiverses lo más “rítmico” que encontramos en este disco, con ciertas reminiscencias a la obra monumental de Charlie Vrtacek, pero en clave de free jazz.

Passion se convierte en una de las piezas más experimentales de esta placa en vivo, con la utilización de algunas pistas grabadas y en un tono que mezcla la impro con secciones de corte crimsoniano que derivan en una sugestiva y dislocada secuencia avant garde. ChromasurfBig Bang Shuffle pueden ser lo más rockero del disco, la primera, en un atractivo tono surfer rock y la segunda, otra vez repitiendo las pesadas raíces crimsonianas de los 70. Squib es otra pieza compleja y difícil de desglosar, pero portentosa y precisa.

Duende deriva en otra repasada por lo más granado del acid jazz, mientras que Knekel Pezen es una trabajada revisión de la tradicional música alemana de los años 30, que abre paso a la muy country De Morzelode (Een Wedstrijdstory), en una sección del álbum en donde Simonis y Morzelpronk juegan con los estilos que ustedes menos esperarían escuchar mezclados con el avant garde.

Los últimos tres temas del disco, HinkStap y la larguísima e improvisada Sprong, cuentan con la participación de Bennink y Terrie Ex y es aquí donde me detengo porque las palabras se quedan un tanto cortas para describir lo disparatado, tenso, sublime, oscuro y furioso que suenan estos chicos juntos sobre el escenario.

Una joya oculta y desconocida que más les vale empezar a buscar, porque es bastante difícil en estos tiempos encontrar tamaña muestra de talento y capacidad de mezclar géneros y estilos en 16 composiciones que se deslizan como una perfecta maraña de sensaciones y sonidos que asombran y provocan escalofríos.