Carta abierta a los empresarios por el cambio

Carta abierta a los empresarios por el cambio

14 Septiembre 2020

Vivimos uno de esos momentos en que es preciso mirar más allá de los árboles y atisbar que se está en medio de un proceso donde lo mejor está por venir: una verdadera revolución del bien común, que permita a todos y todas, sin distinción, sentirse acogidos en su propia tierra.

José Sanfuentes >
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Estimadas Carmen Luz y Daniela, estimados Andrés, Arístides, Bernardo, Christoph, Diego, Eduardo, Gonzalo, Ignacio, Javier, Jorge, José Antonio, y Juan.

En vuestra reciente publicación “Un Nuevo Equilibrio” señalan, “la encrucijada que enfrentamos, lejos de anticipar una catástrofe, representa una oportunidad para re-establecer un nuevo equilibrio político, económico y social. Superado el que tuvimos desde el retorno a la democracia es el momento de construir otro, sobre la base de un país distinto al de ayer”.

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Este pronunciamiento es el más trascendental que ha tenido la clase empresarial chilena en lo que va de este siglo. Constituye una inyección de confianza en el futuro. Una parte muy significativa del empresariado, sensible al signo de los tiempos, se hace cargo de “la profunda crisis económica y social pos estallido y pandemia y de la reconstatación de las brechas sociales, institucionales y culturales que arrastrábamos y que no hemos sabido resolver”. Esta actitud abre inéditas posibilidades de entendimiento en la diversidad y augura nuevas esperanzas de allanar el camino para realizar cambios sociales ya imprescindibles, con lo cual el proceso de parto hacia el nuevo equilibrio anhelado podrá ser más natural y con menos dolor que el que hoy se percibe en las calles.

Ustedes señalan, “Adherimos a un reformismo decidido y rechazamos el inmovilismo o las defensas del statu quo, porque sólo acrecientan las crisis. Nos comprometemos en un proceso dinámico para identificar lo que nos une, sin temor a visibilizar también nuestras diferencias. Invitamos a ser parte de la construcción de este Nuevo Equilibrio, que incluye pero transciende el proceso constitucional y termina con un país más desarrollado, abierto, justo, inclusivo y sustentable”. Ante la izquierda y el mundo liberal y progresista queda planteado el desafío de acoger el espíritu que emana de esta declaración y abrir conversaciones constructivas sobre el futuro.

Vivimos uno de esos momentos en que es preciso mirar más allá de los árboles y atisbar que se está en medio de un proceso donde lo mejor está por venir: una verdadera revolución del bien común, que permita a todos y todas, sin distinción, sentirse acogidos en su propia tierra, cualquiera sea su condición, comprometidos con sostener juntos este hogar en que todos y todas cabemos. A esta revolución del bien común, que muchos anhelan con esperanza y otros tantos perciben como inevitable, no hay que tenerle miedo. Está preñada de democracia y libertad, de igualdad y solidaridad. Los cambios que advienen llevarán a Chile a un nuevo lugar basado en un mínimo civilizatorio, que comprometa el deber de todos y todas a cuidarlo, y que garantice el derecho a una vida digna.

El camino para superar la actual crisis institucional, para aplacar las tentaciones de la violencia, para un crecimiento económico con prosperidad universal es ponernos manos a la obra en transformaciones políticas, económicas y sociales. Es crear convergencia desde la diversidad: dibujando una nueva normativa constitucional, en la búsqueda de una nueva convivencia con amplias libertades, equidad de género, verde, plurinacional y descentralizada; en la generación de un fuerte Estado de bienestar que garantice la dignidad a todo el pueblo; y en la democratización de una economía de mercado que revalorice a los emprendedores, se proteja de los abusos oligopólicos rentistas y que, con un impulso público-privado, se oriente a la modernización de su matriz productiva acorde a la emergente sociedad del conocimiento, de las nuevas tecnologías y del respeto al medio ambiente.

Lo mejor está por venir. Compartir la pasión por transformar Chile hacia una nueva sociedad más moderna, libertaria y justa es tarea de amplia convocatoria. Ninguna diferencia puede ser obstáculo para reunir fuerzas desde los afectos a la tierra que nos cobija y el compromiso con un nuevo porvenir.