Liderazgo y unidad

10 Junio 2020

Debemos ver más allá y dejar atrás miradas sesgadas y limitantes, cortoplacistas y de beneficio inmediato, para lograr percibir que lo verdadero, lo que perdura, se construye con un propósito mayor. Un bien común del que todos son parte y donde nada puede existir sin ‘coexistir’.

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Por Laura Chicurel

CEO Innova 360 y miembro G100

Somos testigos de cómo hemos convulsionado por los grandes desafíos globales que nos acechan, con impacto directo en lo social, político, humanitario y económico. Un quiebre del sistema sin precedentes y, en muchos casos, de algunos de los pilares que sustentan nuestra sociedad. 

Son cambios que desorientan y sacuden, pero que luego conllevan a una nueva realidad…y como en toda crisis y ley de caos, luego viene el orden. El tiempo es valioso y lo que pasa en nuestras sociedades puede ser fácilmente replicable en las empresas.

¿Es realmente necesario actuar de manera “reactiva” y esperar a que las amenazas sean tan inminentes y que nos paralicen, impulsándonos a tomar decisiones apresuradas para luego arrepentirse de lo que no se hizo con anticipación y mesura? ¿Dónde queda el pensamiento analítico que observa, escucha y cuestiona repetitivamente y empáticamente, permitiendo percibir con antelación los cambios requeridos o las tendencias externas que amenazan nuestras organizaciones?

Debemos ver más allá y dejar atrás miradas sesgadas y limitantes, cortoplacistas y de beneficio inmediato, para lograr percibir que lo verdadero, lo que perdura, se construye con un propósito mayor. Un bien común del que todos son parte y donde nada puede existir sin ‘coexistir’ (“Común-unidad”). 

Estamos frente a una gran oportunidad de reformular y replantearnos cómo reconstruir nuestras organizaciones y sociedad, así como los valores que la sostienen, para poder lograr dicha coexistencia con el entorno. Para hacerlo, se requiere de una nueva mirada y un nuevo estilo de liderazgo, en el que se replantee lo establecido, se venzan los miedos y se esté dispuesto a dejar atrás los convencionalismos de las estructuras, los cuales han llevado a las organizaciones a no ser lo suficientemente permeables para incorporar los cambios necesarios.

Se necesitará la capacidad de liderar a un nivel más alto de conciencia personal y colectiva, junto con poder integrar miradas inclusivas de diversas fuentes. Es aquí donde surge la interrogante, de si realmente contamos en nuestras organizaciones con dichos líderes, o si se cuenta con las estructuras necesarias para propiciar el desarrollo de estos, fomentando habilidades de pensamiento crítico y generando los espacios necesarios a la creación para que éstos puedan germinar. No dejemos que el miedo nos frene. Sin duda, tenemos grandes desafíos como país y se requiere de tiempo para analizarlos, digerirlos e internalizarlos para luego dar paso a la acción y a su resolución. Esto sólo lo lograremos al actuar en ‘unidad’ y, de esta forma, podremos resolver el gran desafío cultural que tenemos como sociedad.