Complicidad política y grupos de presión

Complicidad política y grupos de presión

31 Agosto 2020

Estamos acostumbrados/as a entender a los grupos de presión como aquella parte de la agencia que cuestiona y remece las estructuras de la institucionalidad.

Francis Espinoza >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Todos los gobiernos, independiente del color político, van experimentando la acción de diversos grupos de presión que no sólo ‘golpean el pandero’, sino que además van moviendo las agendas de gobernanza y las discusiones en la opinión pública. Se ha argumentado que el mandato de Sebastián Piñera ha tenido mala suerte, pues pasó de un estallido social a una crisis político-sanitaria, producto de la pandemia, aun cuando también se decía en un pasado que la ex – presidenta Michelle Bachelet era ‘la yeta’ de las problemáticas, incluso naturales, del país.

De ahí han ido aumentando los grupos de presión en el actual gobierno más allá de los partidos políticos de oposición, e inclusive el ‘fuego amigo’ de la coalición de derecha. Un grupo crucial fue liderado por los/as alcaldes/as en pleno estallido social y con mayor fuerza en época de pandemia, alcanzando un liderazgo en matinales y en ambiciones presidenciales como es el caso de Joaquín Lavín y Evelyn Matthei. Asimismo, se han levantado con firmeza otros actores como la comunidad científica, liderada por el Colegio Médico y otras expresiones académicas como el Instituto Milenio Fundamentos de los Datos (IMFD)[1], y el Centro de Estudios Espacio Público, liderado por el economista Eduardo Engel y la Universidad de Chile.

SEMANA PASADA

Durante la semana pasada, una actoridad curiosa como grupo de presión emergió en la ‘agenda setting’ del país, me refiero a aquélla ejercida por uno de los gremios de camioneros que han llevado a cabo un paro nacional también con características peculiares, por decirlo menos. La Confederación Nacional de Transporte de Carga de Chile (CNTC) no es la más numerosa, pero sí la más radical, siendo la misma que puso camiones quemados enfrente de La Moneda en agosto de 2015. Sergio Pérez, presidente de la CNTC amenazó con estrangular las carreteras del país, mientras que el Ministro del Interior, Víctor Pérez justificó el movimiento diciendo que la paralización sólo era parcial. Efectivamente fue así, porque la Confederación Nacional de Dueños de Camiones (CNDCC), aquélla que encabezó el paro en contra de la UP en 1972, calificó de ‘terrorismo’ esta movilización. Y por su parte, Chile Transporte, que es parte de la Sofofa, y los camioneros del norte tampoco apoyaron el paro.

El grado de entendimiento de las razones de este paro, el asesinato del chófer Juan Barrios quien padeció mientras dormía en su vehículo o la emboscada hacia otro chofer en que resultó herida su hija de 9 años, son fácilmente comprensibles por todos/as, pero no así la movilización (Matamala, La Tercera, 30/08/2020). Sin duda, queda la sensación de que la opinión ‘amarilla’ del gobierno frente a esta situación más la poca visibilidad de los hechos en medios de comunicación inclinados al gobierno, hacen pensar que hay una ‘complicidad implícita’ entre el ejecutivo y la CNTC, pensando que las razones resumidas en 13 leyes (La Segunda, 24/08/2020) son las mismas presentadas anteriormente al gobierno de la ex Presidenta Michelle Bachelet (2015).

DECONSTRUCCIÓN

Desde una deconstrucción más política y para entender esta ‘colaboración’ entre grupo de presión y gobierno, algo que Matamala (La Tercera, 30/08/2020) denomina ‘mutua comprensión’, llaman la atención las tendencias ideológicas de los huelguistas, Sergio Pérez es cercano a la derecha y fue miembro activo (Comité Ciudadano) de la campaña de Sebastián Piñera a La Moneda; por su parte, José Villagrán fue ex – candidato a senador por RN. Otro aspecto que nos causa suspicacia es lo dicho por el Presidente del Sindicato de Choferes de Camiones, José Sandoval, quien asegura que este paro es del empresario transportista y no de los choferes.

La relación entre el Gobierno y los grupos de presión viene siendo ampliamente estudiada por el académico Guillermo Campero (2003). De acuerdo a su tesis, “los gremios empresariales configuraron desde los setenta y hasta iniciados los noventa, una acción de “bloque” orgánico e ideológico basado en un “principio de identidad” que los autodefine como los actores principales del desarrollo” (2003: 159), lo que explicaría su capacidad metamórfica de adaptarse y levantar banderas de lucha en favor del modelo neo-liberal. Es decir, CNTC y Ejecutivo también compartirían una línea ideológica de modelo de mercado; en otras palabras, la visión individualista de propiedad privada y otras consignas que se hacen parte de esta ‘complicidad viciosa’.

GRUPOS DE PRESIÓN

Estamos acostumbrados/as a entender a los grupos de presión como aquella parte de la agencia que cuestiona y remece las estructuras de la institucionalidad. Sin embargo, Sergio Pérez dice que la movilización no es contra el gobierno, sino del Estado, es decir, la movilización es contra todos/as los chilenos/as y chilenas (comunidades migrantes también), pues todos somos parte de esta nación. El concepto de ‘religión civil’ que acuñara Richard Rorty (1998) es lo opuesto a esta ‘complicidad cómplice’, que debiera estar vertebrada por el sentido común liberal democrático, pues la verdadera emancipación pasa por la superación del capitalismo y la advertencia de la hegemonía descriptiva de los/as privilegiados/as y con ella su poder mismo. En definitiva, el paro de camioneros es la antítesis de una expresión democrática ciudadana (una democracia plural radicalizada dirían Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, 2004), es sólo una táctica solapada para sostener la estrategia de seguridad interior del Estado abrazada por el actual gobierno desde el estallido social.

[1] Estos/as investigadores abandonaron la mesa de científicos y especialistas que asesoraban al ministro de Ciencias Andrés Couve en temas de modelación de escenarios y prevención de contagios.