La "ética del más vivo" caló hondo: El Bien Común es más necesario que nunca

22 Octubre 2019

En este momento, cuando cunde el desamparo, el miedo y la falta de orientación, es mejor anclarse en la cohesión y en la capacidad de conversar. Pues esto –si somos inteligentes y generosos- va a ser una oportunidad de bienestar y sanidad para una idea más decente de sociedad que debe nacer.

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Hemos sido parte de un modelo de sociedad que gobiernos de derecha y de izquierda –con sus particulares matices- han  esculpido en las décadas precedentes de nuestro país. "La ética del más vivo" alienta la idea de que por un resultado económico, político o el que fuese, todo vale; a pesar que eso sea injusto e intolerable para otros.

En lo micro, "la ética del más vivo" está en aquel "pillín" o "pillina" que en un taco se va por el lado, viendo cómo el resto espera respetuosa y pacientemente el momento de avanzar; o el que no respeta la cola para ser atendido primero y que los demás se coman la espera.

En lo macro, "la ética del más vivo" está en los coludidos, expresados en negociados de algunos políticos y empresarios, en las fechorías que vimos en Carabineros y Ejército, o en las iglesia católica, entre otros.

Dicho de otro modo, el bien particular le ganó al cuidado del Bien Común en nuestro país. Se veía venir hasta que se expresó.

Por todo esto, debemos aspirar a una sociedad cuyo valor más relevante sea imperativamente la construcción del Bien Común y no la valoración exacerbada del éxito individual o la de mi tribu en específico.

En efecto, la presunta épica del progreso nos adormeció, nos obnubiló, pero en el camino dejamos a millones de lado. Y no los escuchamos. Es que quizás los creíamos contentos en la universidad o con su TV plasma nuevo. Pero lo cierto es que construimos grandes desigualdades y grandes injusticias, que en 1, 2 x 3 nos revetaron en la cara, con una sociedad que dice "¡ya no puedo más!" y nos grita "¡se acabó!" y "¡ya no más abusos!".  

Y sí, es extremadamente seductor encontrar culpables. Ponerle nombres y apellidos a la crisis en Chile. Pero en virtud del cuidado del Bien Común, no es del todo oficioso y justo. Es que todos de alguna u otra forma, bailamos cueca con el modelo.

En este momento, cuando cunde el desamparo, el miedo y la falta de orientación, es mejor anclarse en la cohesión y en la capacidad de conversar. Pues esto –si somos inteligentes y generosos- va a ser una oportunidad de bienestar y sanidad para una idea más decente de sociedad que debe nacer. Establezcamos no solamente medidas prácticas, sino que, sobre todo, un examen que podemos aprobar con humildad. Y juntos, siempre juntos.

Lamentablemente, los contextos de los últimos días poco o nada ayudan. De más está decir, lo abominable y doloroso de las quemas de nuestros bienes públicos. Pero también ante un liderazgo "estilo Onemi" que, con vistosa y contumaz insensibilidad, plantea una idea de guerra, ofreciendo un "tapaboca" a los que han manifestado su sentimiento de abuso y agobio. 

A esto, sumamos una miserable clase política que, con increíble oportunismo, han pasado de canal en canal, de red social en red social, culpando al enemigo político del problema. Nuevamente, y de forma majadera, el bien particular le gana al Bien Común. 

Por nuestra parte, en redes sociales, nos invadimos con pseudo morbosidad, de innumerables videos de situaciones que van ocurriendo y que, ciertamente, nos alarman y angustian más y más. Al mismo tiempo que la prensa que nos va relatando -cual serie de Netflix- de desmanes y siniestros.

Finalmente, vemos una ausencia casi total de liderazgo que nos permita entender, orientar y buscar espacio de unión.  

En estos momentos cunde la tristeza, incomprensión y desesperanza. Y la memoria vuelve a momentos similares de emergencia, sea a uno de nuestros acostumbrados terremotos o sea a lo que muchos vivieron en dictadura o en la UP. Surge así la polarización y emerge muchas veces lo peor de nosotros y más, cuando casi todos tenemos un medio social para expresar lo que vamos sintiendo.  

Frente a esto, urge poner en la mesa templanza y compasión, escucha y diálogo. Y, por sobre todo, en lo que respecta a nuestro proyecto medial, conversaciones que habiliten y pongan por delante construcción de Bien Común.

Esta unión, este progresivo diálogo, ayudará a dotar la ruta de aprendizajes, sensibilidad y avances que ayuden a nuestra sociedad en su conjunto, y a la regional en específico, a reentenderse y a buscar un bienestar, cuyo norte sea el NOSOTROS.

Imagen: Huawei / Agencia Uno